“Documento altamente sensible cuyo contenido considera información relacionada con la seguridad del Estado y la defensa nacional”, dice cada uno de los 196.150 archivos disponibles en lo más recóndito de la deep web. Todos pertenecen al Ejército de Chile y fueron expuestos tras un hackeo realizado por una organización internacional llamada Rhysida, perpetrado el pasado mes de mayo.
Esos 196 mil archivos, que pesan 148,7 GB, corresponden al 30% del total de los documentos extraídos desde las computadoras de la institución. El 70% restante fue vendido por Rhysida a un comprador anónimo.
Entre los miles de documentos disponibles hay varios que son claves para la seguridad nacional. Por ejemplo, los detalles de cómo debería actuar el Ejército ante un hipotético ataque argentino a través de Tierra del Fuego. Eso incluye despliegue de personal y armamento. O el desglose de armamentos y municiones, y el detalle de cada vehículo de guerra que lleva que se encuentran en el cuartel general de la VI División del Ejército, con asiento en la ciudad de Iquique. Incluso el detalle de los pasos fronterizos habilitados y no habilitados, y por dónde el personal de Ejército concentra su atención.
Pero hay muchísimo más material que ha ido saliendo a la luz con el paso de los días. Como el inventario armamentístico de distintos regimientos del Ejército del Perú o un documento de 2021 dedicado a la vida y obra de William Saturnino Flores Zúñiga, otrora comandante general de la III División del Ejército del Perú, unidad encargada de resguardar la frontera con Chile.
El perfil hecho a Flores Zúñiga es completo, pero tiene un detalle: una parte de él está hecho en base a la grafología, el estudio psicológico de una persona a través del análisis de su escritura. Una pseudociencia, de acuerdo a otras ramas de la ciencia.
Tierra del Fuego
El documento también es extenso y completo sobre otros estudios que ha desarrollado el ejército chileno para situaciones puntuales. Por ejemplo, un hipotético conflicto armado con sus pares argentinos a través de Tierra del Fuego.
Ahí hay referencias a zonas que geopolíticamente podrían ser de interés para un bando o el otro, y análisis al terreno en que se desarrollarían estas escaramuzas. Y, claro, desglose de vehículos y personal.
Detener y ayudar
Hasta ahora, el Ejército de Chile no ha confirmado ni desmentido la veracidad del material publicado, que es amplio en detalles de operaciones específicas.
Jarkaña y Yanapaña, nombres de origen aymara que significan “detener o atajar” y “ayudar”. La primera consiste en prestar colaboración a la PDI y Carabineros en el resguardo de las fronteras.
En ese informe, el teniente coronel Rodrigo González, oficial de operaciones, explicó la importancia de la operación. “Radica en que esta operación militar distinta a la guerra busca ejercer la soberanía efectiva del Estado en su frontera terrestre a través de la presencia militar, con patrullajes que disuaden a cualquier amenaza de ingresar ilegalmente al territorio y tomando contacto permanente con la población civil”, se lee.
Otros archivos exploran en detalle las actividades que se viven en la frontera con Perú, advirtiendo de situaciones que podrían ser un peligro potencial en ciudades fronterizas como Tacna, por el lado peruano; y Arica, por el lado chileno. Se refiere al ingreso ilegal de inmigrantes, hallazgo de bolsos y mochilas y otras ligadas al narcotráfico.
Sin actualizar
Aunque hay un cabo del Ejército que está detenido por su presunta participación en el ataque a la red de intranet de la institución, de acuerdo al sitio Interferencia el problema sería un poco más profundo. De las 7.816 computadoras conectadas a la Red de Transmisión de Datos del Ejército (RTD) 1.419 funcionaban con el sistema operativo Windows XP, por lo que no era posible actualizar su antivirus ni tenían soporte, por lo que estaban expuestos ante una posible vulneración. Ahora, ese conteo es de 2018 y está publicado en un memorándum que lleva por nombre “Solicitud de Recursos Extraordinarios para financiar la renovación de equipos y licencias computacionales”.
De todas formas, Interferencia acudió al Ejército para preguntar si finalmente se habían renovado esos equipos y si desde 2018 a la fecha se había logrado actualizar los sistemas. “El Ejército, al igual que los organismos públicos, tiene un plan de renovación de material por la obsolescencia tecnológica de los equipos y de seguridad informática, el que se materializa anualmente a través de las diferentes fuentes de financiamiento”, respondió la institución.
Valija perdida
Las filtraciones del Ejército también han revelado situaciones, al menos, preocupantes. Por ejemplo, uno de los tantos documentos revelados habla de una valija cargada con 118 documentos militares, muchos de ellos de carácter confidencial, que viajaba desde Punta Arenas hasta Santiago a través de un envío por Correos de Chile que jamás llegó a su destino.
La valija contenía, entre otras cosas, sumarios, investigaciones administrativas y otros datos del personal que desaparecieron. También se esfumó un expediente completo de una investigación de cuatro años por Ley de Drogas que aún no había sido ingresada como registro digital. O sea, se perdió por completo.
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