La más insólita crítica llegó en las últimas horas desde el Palacio del Planalto. A la vuelta de su última visita oficial a Europa -una de las tantas que ya han tenido lugar en todo el mundo- el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó a su comitiva un particular malestar que sintió.
Lejos de tratarse de algún encuentro indeseado o de alguna falla menor que generara un inconveniente en la agenda, el mandatario criticó la gastronomía francesa e italiana, dos países considerados capitales culinarias del mundo.
“Almorcé con (Emmanuel) Macron y con (Sergio) Mattarella. Dos comidas de palacio que no fueron tan buenas”, comentó Lula.
El problema con los platos radicó en la calidad de los alimentos y el tamaño de las porciones, que dejaron al Presidente insatisfecho tras las veladas.
En ese sentido, Lula expresó que, lejos de lo que se creería, no siempre tiene a disposición toda la comida que desea y, por ello, siempre extraña tener una bandeja de la que pueda tomar snacks ilimitados en cualquier momento.
“En cualquier caso, hemos sobrevivido”, cerró su idea.
Si bien los respectivos Ejecutivos no han realizado declaraciones al respecto, los comentarios de Lula podrían no ser tomados a la liviana y, por el contrario, generar algún tipo de descontento en París o Roma.
De todas formas, esta cuestión ocupó un lugar casi irrelevante en la agitada agenda que el Presidente brasileño mantuvo en Europa.
La primera parada de la gira fue en Italia, donde en un encuentro con su homólogo Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni, rechazó la propuesta de paz formulada por Ucrania. A su entender, la retirada total de las tropas rusas del territorio y la restitución de los territorios ocupados se traducen en una “rendición” para Moscú y una “humillación” para su aliado, Vladimir Putin.
También, en línea con su par, que le tiene “un gran aprecio”, lanzó un mensaje a la izquierda europea para que construya una nueva “utopía”.
“Es importante reconstruir un discurso que nos ayude a afrontar el sector más conservador pero no solo en Europa sino también en América Latina donde la extrema derecha crece con un discurso muy duro sobre temas como familia, sociedad, tradiciones...Tenemos que intentar cambiar esta situación y crear una nueva utopía”, comentó.
A continuación, Lula abordó un vuelo con destino al Aeropuerto parisino Charles de Gaulle, donde le esperaba una cumbre con más de 40 jefes de Estado.
En ella se definió un “Nuevo Pacto Financiero Global” que destinará USD 100.000 millones a la lucha contra el cambio climático en países en desarrollo.
Asimismo, Lula se comprometió “como cuestión de honor” a reducir a cero la deforestación amazónica, de acá a los próximos siete años.
Por último, aunque no por ello menos importantes, Lula y Macron debatieron sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur que, de momento, está bloqueado por una serie de nuevas exigencias medioambientales planteadas por Europa.
“Me muero por llegar a un acuerdo con la Unión Europea pero no es posible porque su carta adicional no permite llegar a un acuerdo. Enviaremos nuestra respuesta pero, ahora, tenemos que empezar a discutir. No es posible que tengamos una asociación estratégica y haya una carta adicional que amenace a un socio estratégico”, sostuvo en tono tajante sobre la nota recibida en marzo, con condiciones señaladas como “una amenaza”.
(Con información de Bloomberg y EFE)
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