Una llamada y diez años sin respuesta: el caso de David Romo, el joven ecuatoriano cuya desaparición se volvió secreto de Estado

Las autoridades ecuatorianas no logran dar con el paradero del joven universitario. La investigación ha estado llena de irregularidades, secretos y revictimización

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Alexandra Córdova mantiene las fotografías
Alexandra Córdova mantiene las fotografías de su hijo en la sala de su casa. Son las memorias del joven universitario que la ayudan a continuar exigiendo justicia. (Luis Mariño Carrera/ La Barra Espaciadora)

La noche del 16 de mayo de 2013, David Romo, que estaba próximo a cumplir 21 años, tomó un autobús para dirigirse a su casa luego de sus clases en la universidad. Era una ruta que tomaba frecuentemente. Su madre, Alexandra Córdova, lo esperaba pero él no llegó. Apenas habían pasado algunos minutos desde la última llamada con su hijo. Desde ese momento, Córdova no ha dejado de buscarlo.

A las 22h22 de ese jueves, David Romo llamó a su mamá. Le dijo que estaba en el autobús de camino a casa, que cuando estuviera cerca le avisaría. Romo hablaba en voz baja y le contó a Alexandra que si levantaba la voz un sujeto, que parecía ser un policía, lo bajaría del bus. La conversación duró 80 segundos. Fue la última vez que Alexandra Córdova escuchó a David.

Cuando su hijo no llegó a casa, Córdova quiso ingresar la denuncia por desaparición. Como ya ha sucedido en otros casos que involucran a personas jóvenes, las autoridades le dijeron que debía esperar 48 horas, que seguramente David estaba con sus amigos, con su novia, que se había ido de paseo... Ese impedimento sería apenas el primero de una larga lista de irregularidades, evasivas y negligencias por parte de quienes deberían encontrar al joven. Al menos 20 fiscales han pasado por el caso que hoy reposa en dos unidades diferentes de la Fiscalía.

David Romo cumplió 31 años.
David Romo cumplió 31 años. Desde hace una década está desaparecido.

Alexandra Córdova y su familia, esa misma noche, iniciaron la búsqueda de David. El joven universitario cursaba el cuatro semestre de comunicación cuando desapareció. Tenía sueños y proyectos. El 31 de mayo pasado, David Romo cumplió 31 años y su familia cumplió 10 años de exigir que su caso no sea olvidado.

La evidencia que no fue tomada en cuenta

Desde que David Romo desapareció, Alexandra Córdova publica diariamente en redes sociales cuántos días han pasado sin saber de su hijo. Su mensaje no solo recuerda el nombre de David sino que exige a las autoridades que investiguen diligentemente, algo que no han hecho desde el 2013, cuando dejaron pasar una evidencia que podría haber cambiado el rumbo del caso.

El teléfono móvil de David, desde donde hizo la última llamada a su madre, es clave para entender qué sucedió esa noche. Aunque el 2013 ya había tecnología para rastrear llamadas, las autoridades nunca lo hicieron. La técnica de rastreo a través de los celulares es conocida para determinar el paradero de las personas. Cuando se ocupa se determina a qué torre de telefonía celular se conectó el móvil para hacer o recibir una llamada y así se obtiene un perímetro, una ubicación, de dónde estuvo la persona y cómo se movilizó.

80 segundos duró la última
80 segundos duró la última llamada entre David Romo y su madre, Alexandra Córdova.

En conversación con Infobae, Alexandra Córdova explica minuciosamente los detalles del caso y responde calmada y con temple a cada pregunta. Al ser consultada sobre esa evidencia, Córdova indica que lo más lógico era que se ordene el rastreo de la llamada que tuvo con su hijo para que así la policía pueda saber en qué lugar buscarlo: “Han hecho miles de búsquedas por diferentes sectores, pero bajo qué premisas hacen estas búsquedas cuando ni siquiera saben dónde estaba mi hijo a las 10:22 de la noche cuando alguien que parecía policía quería bajarlo (del bus)... El fiscal que está llevando el caso no puede decirme dónde está el teléfono celular o más bien, cuál es el teléfono celular de mi hijo, eso hasta el día de hoy no existe”.

Cuando David desapareció, las autoridades encontraron un Blackberry en la casa del controlador del autobús. Dijeron que era de David, pero no lo era. El hombre dijo que encontró el móvil cuando limpiaba el vehículo y que no recordaba cuándo David había bajado del transporte. El controlador del bus fue sentenciado a un año de cárcel por robo. El chip y el teléfono de Romo nunca aparecieron.

En el 2013, Rafael Correa aún estaba en el poder, había asumido la Presidencia en el 2007. Durante su gobierno, la inteligencia del Estado sirvió para perseguir los pasos de quienes cuestionaban al régimen. En el 2019, por ejemplo, una investigación de The New York Times “encontró que las grabaciones (del Sistema Integrado de Seguridad ECU 911) también terminan en la temida agencia de inteligencia nacional, que en el mandato del expresidente Rafael Correa tenía un largo historial de seguimiento, intimidación y ataque a opositores políticos”.

David Romo desapareció la noche
David Romo desapareció la noche del 16 de mayo de 2013, en Quito.

Es por lo anterior que Córdova recuerda que Ecuador “tenía en el 2013 toda la tecnología para ubicar llamadas, para rastrear personas, teléfonos. En fin, todos sabemos que en aquella época las personas que resultaban incómodas para el gobierno era fácilmente rastreables y ubicables”, por eso no logra entender cómo en diez años de investigación no se ha realizado una pericia tecnológica a la llamada y al teléfono de su hijo.

La desaparición que se volvió secreto de Estado y una espeluznante teoría que la justicia descartó

En mayo de 2015, una jueza ordenó que la investigación sobre la desaparición de David Romo se declare como reservada. Este tipo de reserva, que puede ser solicitada por un fiscal, sucede cuando el caso es de interés nacional: ¿por qué la desaparición de un universitario tenía ese trato?

Córdova cree que las autoridades quieren proteger a alguien o que alguna persona se beneficia de la desaparición forzosa de su hijo. Aunque se han realizado más de 5.000 diligencias, el caso en Ecuador se ha estancado: “Aquí hay gran responsabilidad del Estado de agentes estatales, pero simplemente todo queda en palabras, todo queda en impunidad”.

Faltaban pocos días para que
Faltaban pocos días para que David Romo cumpliera 21 años cuando desapareció. Romo era estudiante de comunicación.

Cuando el caso se volvió reservado, las alertas sobre la sospecha de Córdova se activaron: “(declararon al caso) en reserva total de la víctima y de quienes estaban siendo investigados”. Una comisionada de la Corte Interamericana de Derechos Humanos le dijo a Córdova que esa reserva es la prueba de “cómo se vulneran los derechos y cómo se acude a algo ilegal, como es una reserva, para simplemente justificar una investigación”.

Durante el tiempo que el caso se mantuvo bajo secreto, las autoridades armaron una teoría. El general de policía Víctor Araus, que estaba a cargo en 2017 de la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, dijo que la desaparición de Romo estaba resuelta.

Según el oficial de Policía, a Romo lo ingresaron a la fuerza a una clínica de rehabilitación en Pisulí, un barrio al norte de Quito. En ese lugar el joven habría robado droga y luego los dueños de esa clínica lo asesinaron, descuartizaron, incineraron y habrían dado de comer sus restos a unos cerdos de un camal clandestino que quedaba cerca del lugar.

Alexandra Córdova asegura que el
Alexandra Córdova asegura que el infinito amor que tiene por su hijo la sostiene en la búsqueda de justicia.

Incluso las autoridades tenían a un testigo: un joven que había estado en la clínica que aseguraba que vio a David Romo. Ese mismo testigo luego declaró que, cuando la policía allanó el lugar le ofrecieron sacarlo de allí a cambio de que contara que vio a Romo.

Lo que supuestamente sucedió en la clínica llevó a juicio a cinco personas, pero un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha declaró inocentes a los procesados: no había pruebas que corroboraran los delitos que les imputaban.

Alexandra Córdova nunca creyó en esa versión. Como escribió el periodista Diego Cazar, “el David de mamá era aprendiz de guitarra, soñaba con ser guionista y era adicto a tomar fotografías, hasta que desapareció. Romito, le decían. El David Romo de algunos funcionarios del Estado ecuatoriano, en cambio, era adicto a las drogas. Para ellos, fue por eso que desapareció”.

Un país de desaparecidos

Alexandra Córdova no ha dejado
Alexandra Córdova no ha dejado de exigir a las autoridades que resuelvan el caso de su hijo. (El Universo)

Ahora Ecuador enfrenta escenarios violentos nunca antes vistos. Los índices de inseguridad se dispararon a partir de las masacres carcelarias del 2021, luego la violencia llegó a las calles. Aunque los gobiernos anteriores a los de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, como el de Correa, aseguran constantemente que antes del 2017 Ecuador era un país de paz, pero eso no es tan cierto, sino: ¿cómo se justifica que miles de personas estén desaparecidas?

En Ecuador hay al menos 1.957 desaparecidos que aún no han sido localizados desde 2014, según las estadísticas de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros de la Policía Nacional (Dinased).

Córdova, que se ha convertido en una de las voces más visibles de los desaparecidos en Ecuador, señala que erróneamente se cree que “únicamente las desapariciones forzadas se dan en gobiernos totalitarios, pero no es así, también se dan en los sistemas democráticos, la prueba es que aquí en el Ecuador y en otros tantos países se vive su proceso de desaparición”. Para esta madre coraje, lo más grave es que el Estado ecuatoriano y los gobernantes de turno no han contemplado este problema y no lo han tratado desde una visión integral.

Por ejemplo, dice Córdova, ahora que hay ocho candidatos que se disputan la Presidencia, ninguno ha hablado sobre los desaparecidos en el país.

Alexandra Córdova lleva diez años
Alexandra Córdova lleva diez años buscando a su hijo, cuya desaparición incluso se declaró como reservada. (Últimas Noticias)

De acuerdo con la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), solo de enero a diciembre de 2022 se registraron 7.493 denuncias de desaparición de personas en el país. De ellas, 6.899 fueron localizadas y 594 personas aún se encuentran desaparecidas. Pero esas cifras no demuestran la magnitud de la tragedia.

Un día en una búsqueda de un ser querido desaparecido implica un desgaste, no solamente emocional, también económico y hay personas o familias que no están preparadas para afrontar todos estos desgastes”, explica Córdova, quien asegura que sin el apoyo de su familia y amigos no habría podido sobrellevar esta década de búsqueda.

El amor infinito de Alexandra Córdova por su hijo David Romo es lo que la mantiene en pie, dice la madre a Infobae. David es esa parte de ella que alguien desapareció y que el indolente Estado ecuatoriano no ha encontrado. Córdova espera que el caso avance en las cortes internacionales, en donde está desde 2016.

Hasta el momento en que este reportaje fue escrito han pasado 3.690 días sin saber de David Romo.

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