El pasado 15 de mayo elPeriódico de Guatemala publicó su última edición digital a casi un año de la detención de José Rubén Zamora, fundador y director del medio guatemalteco, bajo presiones políticas y económicas. El medio se despidió con una recopilación de las denuncias por presunta corrupción contra el presidente Alejandro Giammattei, a las que atribuyó su cierre.
Con la frase “#DecimosNoalPoder” y las fechas 1996-2023 -de su inicio y cierre- el medio se editó por última vez en formato digital.
“Durante todos estos años, a pesar de que nos hemos enfrentado a un sinnúmero de intimidaciones, agresiones y a un acoso constante por parte de los poderes fácticos y establecidos, El Periódico se ha esforzado por ofrecer a sus lectores la mejor información para comprender la sociedad y el mundo en el que vivimos”, dijo el medio.
En Tenemos Que Hablar, un podcast semanal de CONNECTAS, donde se tratan sucesos claves que afectan a América Latina, la periodista venezolana Grisha Vera analizó la situación del medio guatemalteco y el estado general del periodismo en la región.
“Según el último informe de Reporteros Sin Fronteras, solo ocho países en el mundo gozan de libertad de expresión plena y ningún de estos está en el continente americano. Los expertos explican que el avance del autoritarismo en la región y el efecto Trump (esto de estigmatizar a la prensa, que también ha tenido sus versiones en países democráticos de América Latina) ha impactado en el retroceso de este derecho”, dijo Vera.
Para la periodista venezolana, hay diferencias en cómo se persiguen a los periodistas en América Latina. Uno de los métodos, según señalan expertos, que más se utiliza es la persecución judicial, que puede ir por el lado de la difamación o de delitos financieros. Este mecanismo se puede evidenciar en el caso de elPeriódico y la persecución judicial a Zamora y el estigma que sufrió.
“ElPeriódico siempre ha sido asediado por los gobiernos de turno como consecuencia de las investigaciones que ha publicado, que han sido muy malas para ellos”, dijo Para Julia Corado, la última directora del diario guatemalteco.
“Nosotros dimos a conocer más de 200 casos de corrupción durante el Gobierno de Giammattei”, agregó Corado.
A pesar de las censuras y la persecución, Jonathan Bock, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), señaló que el periodismo siempre encuentra las formas de seguir expresándose y manifestándose.
“Mientras veo que estamos en un ambiente completamente restrictivo, también veo cómo surgen medios nativos, independientes, no solamente digitales, muchas veces son medios comunitarios, radiales, o medios locales que buscan también ser la voz que haga veeduría y que exija rendición de cuentas a los diferentes poderes”, dijo Bock al podcast.
Vera, según consultó con expertos, recordó que en contextos de persecución es importante la solidaridad entre medios y periodistas en la región. También señaló que es importante maximizar las colaboraciones y continuar los trabajos e investigaciones de los periodistas asesinados, para que no se silencien y salga a la luz lo que denunciaban.
Sobre los ataques judiciales de los que son víctimas los medios y son cada vez más comunes, Carlos Lauría, periodista y consultor sobre libertad de expresión, dijo: “Es importantes emprender una campaña que vuelva a poner sobre la atención del público la necesidad descriminalizar, despenalizar, la difamación como delito. Así lo marca el consenso y varios fallos importantes en la jurisprudencia latinoamericana”.
Otra aspecto clave es el fortalecimiento de organizaciones que puedan ayudar a los periodistas asumir sus defensas, ya que estos costos son elevados y se necesitan abogados expertos en el tema de los cuales carecen algunos medios.
En el podcast también se resaltó la labor de los periodistas en América Latina, como es el caso de Octavio Enríquez, quien trabaja en el Confidencial y es miembro de plataforma latinoamericana Connectas. Enríquez es uno de los cerca de 200 periodistas nicaragüenses que trabaja en el exilio.
“Resulta una meta ambiciosa contar un país desde fuera de ese país, pero lo estamos intentando con la ayuda de las fuentes, que son como nuestro lazarillo en la oscuridad. Resulta complicado también porque cómo cuentas un país que vive bajo el miedo impuesto por una dictadura que ha decidido prolongarse en el poder, usando todos los mecanismo del terror posible”, dijo Enríquez.
Por último, Vera también contó las complicaciones de trabajar como periodista en Venezuela. “Hay un poco de temor, miedo. Es mucho el trabajo por hacer con pocos recursos y poco impacto. La situación es frustrante, vivimos en una sociedad polarizada y desinformada”, dijo.
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