Han pasado 122 años desde que el cine llegó al Ecuador, 117 desde los primeros registros documentales y 99 desde el estreno de la primera película de ficción. Sin embargo, los productores cinematográficos ecuatorianos aún se abren camino en un entorno que consume, mayoritariamente, películas extranjeras y comerciales. En medio de la búsqueda por nuevas audiencias, formatos e historias, en la historia del audiovisual ecuatoriano hay momentos claves que aún no son tan conocidos.
La reconstrucción de la historia cinematográfica ha sido un esfuerzo de la Cinemateca Nacional del Ecuador, fundada hace 40 años. Los expertos Ulises Estrella y Wilma Granda se han encargado de definir la línea cronológica del audiovisual en el país, principalmente a través de recopilaciones hemerográficas y de archivo. A esto se suma el esfuerzo de investigadores independientes que han encontrado en el cine nacional un campo de estudio aún por explorar.
Como sucedió en otros países, los primeros registros audiovisuales de Ecuador son de tipo documental y retrataban momentos cotidianos. Al mismo tiempo, con la posibilidad de proyectar filmes, al país arribaban películas o cortos extranjeros. Luego empezarían las primeras proyecciones de ficción. La llegada del cine sonoro, la consolidación del documental, el reaparecimiento de la ficción y las nuevas plataformas de streaming marcan algunas de las etapas del cine en Ecuador.
Los primeros años
El cine llega al Ecuador en 1901 con las proyecciones del mexicano Julio Quiroz, pero no fue hasta 1906, cuando el italiano Carlo Valenti filmó y exhibió los primeros registros cinematrográficos que se conocen en Ecuador: Amago de incendio, Ejercicio del Cuerpo de Bomberos y Procesión del Corpus en Guayaquil.
Según recogen varias investigaciones sobre el cine nacional, en 1908, la llegada del ferrocarril a Ecuador permitió una mayor difusión de las cintas extranjeras y registros documentales grabados en el país. Para 1910 ya se había instalado la primera productora y distribuidora de cine ecuatoriana: Ambos Mundos. El ferrocarril y la creación de productoras también alentaron la inauguración de salas de proyección.
A dos décadas de las primeras proyecciones, en 1920, algunos diarios ya contaban con secciones de arte y teatro donde comentaban y reseñaban los espectáculos cinematográficos: “Es así como el cine se convirtió en un lugar de reunión y ocio para las clases altas y medias y muy poco para las bajas”, de acuerdo a la investigación académica realizada por el profesor de historia Emiliano Gil y esta periodista.
Augusto San Miguel Reese, el misterioso y excéntrico cineasta guayaquileño, nacido el 2 de diciembre de 1905 y fallecido el 7 de noviembre de 1937, dirigió la primera película ecuatoriana de ficción denominada como El tesoro de Atahualpa, que fue estrenada en los teatros Edén y Colón de Guayaquil el 7 de agosto de 1924. La leyenda alrededor de San Miguel, que fundó la empresa Ecuador Film Company y que produjo varios largometrajes, es que al morir pidió ser enterrado con sus cintas. De todas las producciones de San Miguel no queda más que los registros de prensa que reseñaban las películas y anunciaban sus estrenos.
Mientras eso sucedía en Quito y Guayaquil, en Cuenca, al sur del Ecuador, el sacerdote italiano Carlos Crespi se convertía en uno de los pioneros del cine ecuatoriano. En 1926, el padre Crespi, que desde su llegada al Ecuador realizaba misiones en la selva, dirigió el primer documental etnográfico del país y uno de los primeros de la región: “Los invencibles shuaras del Alto Amazonas”. El documental silente fue estrenado en Guayaquil y es la pieza pionera de no ficción del cine ecuatoriano.
En 1929 se estrenó el informativo Ocaña, una especie de noticiario de cine mudo que inauguró la propaganda gubernamental en Ecuador. La producción estaba a cargo de Manuel Ocaña y fue auspiciada por el entonces presidente Isidro Ayora. En 28 minutos, el informativo muestra imágenes de la asunción de Isidro Ayora como presidente constitucional, el 17 de abril de 1929. También se proyectaban videos de algunas de las obras de Ayora, realizadas durante su mandato como presidente interino.
En esas casi tres décadas de cine en el país, un género que influyó en las producciones y en las audiencias ecuatorianas fue el Western, como se conoce al cine del Viejo Oeste, originario de los Estados Unidos. Su influencia fue tal que, por ejemplo, la primera cinta de San Miguel se trata de un Western invertido, mientras que en piezas como el Informativo Ocaña terminaban con proyecciones de cortometrajes de este género.
El cine sonoro: crisis de la ficción y consolidación del documental
En 1930 llegan las primeras películas sonoras al Ecuador, pero pasarían nueve años para que en el país se intentara producir una pieza con sonido. Ese proyecto fue El pasillo vale un millón dirigido por Alberto Santana. Mientras las carteleras eran ocupadas por películas de la productora Paramount, los cineastas ecuatorianos decidieron realizar coproducciones, principalmente en México. Otros decidieron optar por el género documental.
Desde 1939 hasta 1960 en Ecuador solamente se produjeron filmes documentales. Este periodo sin ficción coincide con la guerra entre Ecuador y Perú, de 1941. Según varios investigadores, ese conflicto bélico convocó a la cohesión interna entre ecuatorianos. Las circunstancias de la coyuntura política nacional junto a la proyección de documentales, reportajes e informativos, y con la falta de películas de ficción, proponían como complementarios al cine y a la difusión del patriotismo. Esto porque según el investigador Daniel Cabrera el imaginario social, entonces, es el espacio preciso para “la construcción de identidades colectivas a la manera de verse, imaginarse y pensarse”.
Entre los sesenta y los ochenta se registran 22 producciones entre cortometrajes, documentales y dramas. Sin embargo, no sería hasta 1990 cuando una película nacional atraería masivamente a los ecuatorianos a los cines.
De La Tigra a Enchufe TV
El cineasta Camilo Luzuriaga estrenó en 1990 la adaptación cinematográfica de La Tigra, una novela del ecuatoriano José de la Cuadra. Esta película tuvo una audiencia de 250.000 espectadores y, actualmente, es la tercera película ecuatoriana más vista de la historia. En este largometraje se observó el primer desnudo de una actriz ecuatoriana en pantalla.
A partir del estreno de La Tigra reaparecen las producciones de ficción. En 1999, Sebastián Cordero estrena Ratas, Ratones y Rateros. La película, entre las más recordadas del cine nacional, llegó a 180.000 espectadores y es la sexta más vista en el país.
En la primera década del 2000 se estrenaron 38 producciones entre documentales y de ficción. La directora Tania Hermida apareció en el 2006 con Qué tan lejos, una road movie o película de carretera que presentaba a dos personajes femeninos que realizaban un viaje por los Andes ecuatorianos. La película de Hermida, además, marcaba el estilo de la directora: protagonistas mujeres de carácter fuerte y disruptivo, vestidas con color rojo, en situaciones que permiten la rápida identificación del espectador. Qué tan lejos es la cuarta película más vista de Ecuador con 220.000 observadores, permaneció en cartelera por más de 24 semanas.
En adelante, las producciones nacionales continuaron. En el 2011 se fundó Touché Films, la casa de Enchufe TV, el canal de YouTube con más de 26 millones de suscriptores. Enchufe TV es una serie de sketches (escenas cómicas) que conquistó Latinoamérica. La productora inició como un proyecto de Leonardo Robalino, Christian Moya, Martín Domínguez y Jorge Ulloa, quienes estudiaron en el Tecnológico Universitario de Cine y Actuación (Incine), dirigido por Camilo Luzuriaga.
Los productos realizados por Touché Films, a través de Enchufe TV, saltaron de la web a la televisión y se transmiten en cadenas ecuatorianas, estadounidenses, mexicanas y panameñas, además de TNT. Las creaciones de Touché Films son las producciones nacionales más vistas dentro y fuera del país.
Según el cineasta Camilo Luzuriaga, el éxito de los jóvenes de Enchufe TV se encuentra en “la transculturación entre formas esteriotipadas de la industria del cine de Hollywood y aquello que los creadores de la serie llaman “idiosincracia ecuatoriana”, en un osado gesto de antropofagia cultural y artística en mitad del océano internaútico”. Es decir que los creadores de Enchufe TV ocuparon aquellos elementos hollywoodenses a los que la audiencia ya está acostumbrada y los mezclaron con situaciones propias de Ecuador y Latinoamérica.
En una entrevista del 2021 en Revista Líderes, Jorge Ulloa, el director de Touché Films, admitió que apostaron por “hacer un contenido para grandes audiencias regionales, no solo nacionales, porque de lo contrario no se sostiene”.
Los jóvenes cineastas han sido los artífices de películas como Dedicada a mi Ex, en colaboración con la productora Dínamo de Colombia, y Sony Pictures, que se estrenó en el 2019. Este filme se convirtió en la cinta más vista del cine nacional con un total de 834.758 espectadores: 522.000 en Latinoamérica y 312.758 en Ecuador. Para el 2021, estrenarían su segunda película: Misfit, que está disponible en HBO+.
Desde el 2007 la producción de cine de ficción ha sido constante. Fue hasta el 2013 cuando por primera vez una película nacional aparecía entre las pre-seleccionadas para los premios Oscar en la categoría de Mejor Película Extrajera, se trató de Mejor no hablar de ciertas cosas, de Javier Andrade.
Un año después, en el 2014, Tito Molina y Silencio en la Tierra de los Sueños representarían al Ecuador en la misma pre-selección. Las películas Alba (2016) de Ana Cristina Barragan, A Son of Man - La maldición del tesoro de Atahualpa (2019) de Luis Felipe Fernández, La mala noche (2019) de Gabriela Calvache, Vacío (2020) de Paúl Venegas han sido las seleccionadas del Ecuador para la representación del país ante la Academia.
En cambio, en el género documental resalta el filme La Muerte de Jaime Roldós de Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera, estrenado en el 2013. Así como Con mi corazón en Yambo (2011) de Fernanda Restrepo, que narra la desaparición extrajudicial de sus hermanos. Ambas son la onceava y la séptima película más vistas del cine nacional, respectivamente.
También, el género del falso documental, como una antesala al cine de ficción, ha sido experimentado en el país por Javier Izquierdo. El cineasta estrenó Un secreto en la caja en el 2016, una docuficción que ha engañado a más de un espectador al contar la vida de Marcelo Chiriboga, un personaje de ficción que nació como una broma de los escritores del boom latinoamericano: el chileno José Donoso y del mexicano Carlos Fuentes.
Entre el reclamo de la necesidad de más políticas de apoyo para el cine ecuatoriano y ante el auge de nuevos contenidos, los productores nacionales no se cansan en su intento de constituir una industria audiovisual en Ecuador.
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