Irina Karamanos y el presidente de Chile, Gabriel Boric, iniciaron su relación amorosa en 2019, el año en que se desbordó un estallido social en el país. Desde esa fecha, ambos consolidaron el vínculo y enfrentaron un hito capaz de transformar la existencia de cualquier pareja: el 2022, él asumió como gobernante y ella comenzó a ejercer el rol protocolar de Primera Dama.
A poco más de un año las cosas han cambiado, pero la pareja sobrevive estoica a las exigencias políticas. Irina, nieta de inmigrantes alemanes y griegos, cientista política y dirigente feminista, renunció a las funciones oficiales del cargo de Primera Dama, mientras Boric ha debido enfrentar duros momentos como gobernante: la propuesta de Constitución con la que alineó fue rechazada y la ultraderecha hoy tiene la primera opción para sucederlo.
Sin embargo, y pese a todo el convulsionado contexto, Irina disfruta de su presente y aprovecha el tiempo para enfocarse en sus proyectos personales y en plasmar parte de su ideario, mientras busca un trabajo estable. Así lo dejó en claro en una entrevista que le concedió a la periodista Carolina Urrejola en revista Velvet y en la que lanzó algunas llamativas reflexiones.
“Ambos tenemos una complicidad apasionada tanto en lo emocional como en lo político. Nos dimos cuenta de ello y lo hemos hecho crecer”, dijo la militante de Convergencia Social, el mismo partido de su pareja presidente y que pertenece al bloque izquierdista del Frente Amplio.
Asimismo, Karamanos fue consultada sobre cómo podía vivir sin ingresos durante su paso por el gobierno y considerando su formación profesional. “Al principio con los ahorros de mi trabajo anterior en la Fundación Pro Cultura. Al final tuvimos que compartir con Gabriel”, introdujo.
“Me parece tremenda la falta de autonomía. Creo que involucrarse en el proyecto del otro dentro de una relación puede implicar algo así por un tiempo, no lo encuentro grave. La diferencia es que en este caso está pensado así de antemano. La gente cree que un Presidente tiene que ser tan masculino que a su pareja sólo le queda suavizar y compensar con buenas noticias para el gobierno”, señaló.
Karamanos -a quien su novio y jefe de Estado le dice “Chofi”, mientras ella lo trata de “Chofo”- también abordó aspectos cotidianos. “Las señoras me dicen que tenga una guagua (un bebé) con el Presidente. Que cuide al Presidente”, comentó, y se refirió al tipo de vínculo que tiene con Boric.
“Me han preguntado mucho por qué no voy a viajes, porque no estoy en tal o cual lugar, lo que es interesante porque nos acompañamos muchísimo. Mi día comienza y termina con un momento para estar juntos”, comentó. “Pienso que existe la idea demasiado forzada de la pareja como complemento binario. Yo creo que nos complementamos mejor siendo ambos toda la gama de géneros incluyendo ser femeninos y masculinos, a la vez”, agregó.
De igual modo, Karamanos lanzó una crítica al matrimonio como institución y su relación con el ámbito político. “Si hablamos de cuánto le ha importado al Estado el matrimonio como institución siendo un político, debemos mencionar el rol de la Primera Dama (...) que, aunque no estaba inscrito en ninguna parte, ha funcionado como una garantía de estabilidad que incluso le permitía tener una oficina en el Palacio de La Moneda, un equipo pagado y seis fundaciones a su cargo”, declaró.
Para finalizar, se refirió a los comentarios críticos que recibió por el hecho de no estar casada: “La ilegitimidad respecto a que la pareja de un Presidente no esté casada evoca muchas cosas (…) de eso salían comentarios como que yo estaba contratada, dudas sobre la orientación sexual del presidente, si yo era mujer u hombre (…) entonces yo era una persona trans contratada y el presidente una persona homosexual usándome como pantalla”.
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