El medio salvadoreño El Faro tuvo que emigrar para poder seguir informando lo que sucede en su país

Carlos Dada, cofundador y director del diario, denunció que los periodistas son víctimas de acoso judicial y espionaje por parte del gobierno de Nayib Bukele. Ahora reside en Costa Rica

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El director del periódico salvadoreño
El director del periódico salvadoreño El Faro, Carlos Dada. EFE/MAURICIO DUEÑAS CASTAÑEDA/Archivo

El Salvador vive un momento complejo en su historia democrática, y como es bien sabido, la democracia no se puede ejercer si no hay libertad de expresión. El ataque a la prensa es un rasgo característico de los gobiernos autoritarios y El Faro, uno de los medios salvadoreños más importantes de Centroamérica, no está exento a esa persecución.

Carlos Dada, cofundador y director de El Faro, denunció en una conversación con el medio LatAm Journalism Review (LJR), que el periódico ha estado bajo acoso judicial por parte del gobierno de Nayib Bukele y que sus periodistas han sido espiados electrónicamente por el Estado.

Esta presión empujó a que tras 25 años de ejercicio periodístico dentro del país, El Faro haya tenido que mudar su sede a Costa Rica, para evitar que que la persecución política pusiera en riesgo su servicio de informar a los salvadoreños.

“Es una paradoja. Salimos de El Salvador para poder continuar en El Salvador”, dijo Dada, quien agregó: “Hemos sacado la estructura del periódico para poder seguir haciendo periodismo en El Salvador mientras se pueda. Mientras no empiecen también a criminalizar periodistas como ya hemos visto en Guatemala y por supuesto en Nicaragua. Esto va a pasar también en El Salvador”.

La guerra de Bukele contra El Faro se remonta a septiembre de 2020, cuando el medio publicó una nota en la que denunciaba que “el gobierno estaba negociando con las pandillas para reducir los homicidios a cambio de beneficios dentro y fuera de las cárceles”.

Menos de un mes después Bukele anunció a través de una cadena de radio y televisión que El Faro era objeto de una investigación por supuesta “evasión fiscal y lavado de dinero”.

“Algunos periodistas dicen que este gobierno ataca a la prensa; nosotros estamos comprometidos con la libertad de expresión, pero algunos pasan publicando una sarta de mentiras y lo que nosotros hacemos es desmentirlos. Eso no es violar la libertad”, dijo Bukele en medio del anuncio.

El presidente de El Salvador,
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele (Archivo DEF)

Al año siguiente, el Parlamento salvadoreño aprobó una “ley mordaza” que prevé hasta 15 años de cárcel para quienes “reproduzcan mensajes presuntamente originarios o provenientes de pandillas”.

En 2022, se dio a conocer la información de que los celulares de al menos 22 trabajores de El Faro, desde periodistas a miembros del consejo de administración y personal administrativo, estaban siendo espiados desde junio de 2020.

Cuando en 2021 el Parlamento, controlado abrumadoramente por el partido de Bukele, destituyó a jueces de la Corte Suprema de El Salvador poniendo en su reemplazo a varios aliados, llevó a que el equipo de El Faro decidiera que su permanencia física en el país era insostenible.

“No hubo una sola causa. (Fue) el acoso judicial, el espionaje. Sobre todo, y esta es la principal razón, el darnos cuenta que en El Salvador ya no hay acceso a la Justicia, y que por tanto, si el gobierno nos acusa de lo que le da la gana, no tenemos cómo defendernos”, dijo Dada a LJR.

“Porque, incluso probando que no es cierto la acusación, él tiene el control de la Fiscalía, del sistema de jueces, del Ministerio de Hacienda, de la policía. Controla todo el aparato judicial, entonces ya no teníamos derecho a la legítima defensa”, agregó.

Desde abril de este año El Faro opera desde San José, la capital de Costa Rica, uno de los países con la democracia más sólida de Centroamérica y la región. Sin embargo, el equipo de periodistas del medio siguen ejerciendo su labor profesional de informar desde El Salvador.

“Me gusta mucho la (frase) del redactor jefe Óscar Martínez. Él dice que lo que hacemos contribuye a hacerles la vida más difícil a los corruptos, a los ladrones y a los asesinos”, dijo Dada.

“Hay periodistas que han estado saliendo durante algún tiempo, y regresan. Mientras podamos, seguiremos en El Salvador”, le dijo Dada a LJR. “No es que el periodista no esté en riesgo, pero mientras no den un paso más, que lo pueden dar en cualquier momento, nuestra intención es que la redacción siga estando en San Salvador”, agregó.

En esta foto difundida por
En esta foto difundida por la oficina de prensa presidencial de El Salvador, reclusos considerados por las autoridades como miembros de pandillas son trasladados a la mega prisión del Centro de Confinamiento del Terrorismo, en Tecoluca, El Salvador, el miércoles 15 de marzo de 2023. (Oficina de prensa presidencial de El Salvador via AP)

Dada conversó con LJR desde los Países Bajos, donde se encontraba para recibier el premio World Press Freedom Hero en 2022. Desde allí no se me mostró muy optimista con rspecto al futuro político de su país. Cree que el autoritarismo en su país es cada vez más poderoso y que aún “está lejos de alcanzar su punto álgido”.

“Para nosotros es muy complicado. Tal vez debería empezar por decirte que nosotros nunca hemos entrado en un concurso de popularidad con ningún presidente, porque los perderíamos todos. Los presidentes llegan a esos cargos por elección popular, porque la mayoría de la gente les vota. Nuestro papel siempre será ser impopulares”, dijo.

Bukele cuanta, según varias encuenstas, con el apoyo de la población por su autoproclamada “guerra contra las pandillas”, que incluyó la inauguración de un megacentro de detención, hizo que su índice de popularidad rondara el 90%.

Sin embargo, durante este proceso de intentar acabar con las pandillas, varias organizaciones independientes y otros medios, que también están bajo la mira del gobierno, han denunciado abuso de poder por parte de las autoridades, así como desapariciones, detenciones arbitrarias hasta campañas coordinadas de difamación y hostigamiento contra opositores y voces independientes.

Sin embargo, Dada aseguró que en su país no cuentan actualmente con instituciones independientes que se encarguen de velar por estas denuncias, por eso se hacen desde el periodismo libre lo cual les ha traido un costo.

“Contra nosotros, ha sido más obsesivo el acoso. Es decir, silenciarnos a nosotros sería una lección mayúscula para todos los demás medios que no tienen nuestra, digamos, proyección o nuestra reputación”, aseguró.

El cofundador y director de El Faro dijo que el gobierno salvadoreño podía, si quería, “embargar el periódico, congelar nuestras cuentas, quitarnos el periódico y paralizarnos”.

“Creo que nosotros estamos dejando testimonio de la pérdida de nuestra democracia, la pérdida de nuestro Estado de Derecho y la consolidación de un régimen, que ahora es autoritario y que se encamina pronto a una dictadura”, concluyó Dada.

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