Chile se prepara para iniciar, este domingo, la última fase del proceso de debate por una nueva Constitución, que lleva ya dos años y medio.
En octubre de 2020, el país realizó un plebiscito en el cual el 80% de la población expresó su voluntad de cambiar el texto original que databa de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet. Si bien sufrió varias reformas a lo largo de los últimos veinte años, aún es señalada por un amplio sector como el origen de la crisis política que atraviesa el país y que hasta ha derivado en masivas protestas.
Sin embargo, la votación de este fin de semana -en la que se definirá a los 50 miembros del Consejo Constitucional que redactará la versión final de la ley fundamental- podría no ser suficiente para solucionar y hacer frente a las carencias.
“La gente tiene que saber que la Constitución no va a resolver directamente los problemas de la delincuencia”, aseguró la presidenta de la Comisión de Expertos a cargo de la producción del anteproyecto, Verónica Undurraga, sobre una de las cuestiones que más aquejan a los chilenos.
La académica puntualizó que, uno de los principales problemas que derivan en esta falsa creencia es la mezcla de “las discusiones de contingencia con las discusiones a más largo plazo”, algo que “no le hace bien al país”. “La Constitución es lo más lejano que hay a una agenda corta”, agregó.
También, se refirió a las campañas impulsadas por las fuerzas políticas que buscan sus escaños en el Consejo, en las cuales se incluyeron múltiples aspectos de la vida diaria -en lugar de destacar el aspecto general y el marco legal de la Carta Magna-, y comentó que “es importante hacer un poco de pedagogía constitucional y no subestimar la inteligencia de las personas, mostrar que una Constitución es el marco que tiene que establecer muy claramente cuál es la cancha en la que las autoridades y los organismos del Estado pueden moverse”.
De todas formas, Undurraga reconoció que el debate en marcha representa un compromiso por “establecer un Estado social y democrático de derechos en el que la provisión de bienes sociales sea mixta, tanto entregada por el Estado como por (agentes) privados”.
“Uno de los desafíos para esta nueva Constitución es realmente recoger las demandas de la población en términos de robustecimiento de los derechos sociales, con una bajada hacia las políticas públicas”, precisó sobre este elemento que no figura en el texto vigente y que -se espera- sea un diferencial de la nueva versión.
Por su parte, el presidente Gabriel Boric se refirió a la convocatoria electoral pero se limitó a centrar sus declaraciones en la sociedad y en su anhelo por transitar una “jornada ejemplar” en los comicios del domingo, que conduzcan a “fortalecer la democracia”.
“Confío profundamente en la sabiduría democrática del pueblo de Chile y no me cabe ninguna duda que vamos a tener una jornada ejemplar en términos tanto de participación como de profundización democrática”, dijo.
“Mi expectativa es fortalecer la democracia. En nuestro país hace mucho tiempo que hay una necesidad de adecuar las normas que nos rigen a los tiempos que vivimos, y creo que el pueblo de Chile mayoritariamente se ha pronunciado en esa dirección”, agregó.
Respaldó la visión del Presidente su ministra vocera, Camila Vallejo, quien remarcó la importancia de participar en las elecciones y de hacerlo de manera responsable.
“Que participen es fundamental, importante e histórico (...) El voto es obligatorio, hay multas asociadas -hay algunas excusas que se pueden aplicar- pero, para la gran mayoría, es una obligación. Es importante que se entienda que cada uno debe estar informado para este proceso”, apuntó.
No obstante, la cita de este fin de semana parece haber suscitado poca exaltación entre la gente, en una mezcla de desconfianza hacia éste último tramo por ineficiencias del pasado y un agotamiento electoral, dijo, por su parte, el politólogo Rodrigo Espinoza.
En ese sentido, una encuesta de la consultora local Criteria expuso que sólo un 31% de los chilenos está interesado en esta reforma, frente al 60% del año pasado aunque, según concluyó el experto, un fracaso este domingo “no es el fin del mundo para la derecha porque ellos se sienten representados por la Constitución de 1980″ sino que “es el mundo de la centro-izquierda el que pierde”.
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