José Antonio Potes, el joven que fue detenido en El Salvador y acusado de pertenecer a la pandilla de los Mara Salvatrucha, denunció que fue presionando por las autoridades del régimen de Bukele para grabar un video en el que dijera que todo se trató de un malentendido y desmentir las noticias de medios colombianos sobre su encarcelamiento. En su regreso a Colombia, detalló el infierno que vivió en el país centroamericano en donde se enfrentó a una realidad muy distinta a la que muestra en múltiples plataformas la propaganda oficial salvadoreña.
El joven colombiano, quien era admirador del presidente Nayib Bukele y que viajó a El Salvador con la ilusión de conseguir trabajo y ayudar a su familia, dijo que en el país centroamericano las personas son detenidas por su apariencia y que no hay libertad de expresión.
“Si usted usa una camándula, lo tildan de pandillero; si usted usa tenis (zapatillas) Nike, lo tildan de pandillero”, dijo Potes al noticiero colombiano Noticias Uno.
A mediados de abril, su familia denunció en medios colombianos que el joven fue detenido al ingresar al país por tener un tatuaje en el pecho. El encarcelamiento de Potes se dio en el marco del régimen de excepción que fue prolongado por décima tercera ocasión el pasado 13 de abril por el Congreso salvadoreño, que es controlado por Bukele.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha insistido al régimen de Bukele que restablezca los derechos y garantías constitucionales que llevan un año suspendidos por la renovación consecutiva del régimen de excepción que prohíbe la asociación de personas e impide a los detenidos conocer sus cargos y recibir la asistencia de un abogado.
“Si la noticia no sale, yo en este momento estuviera preso”, dijo Potes, que estuvo detenido y aislado tres meses en El Salvador. El joven fue acusado por las autoridades de supuestamente pertenecer a una agrupación ilícita.
Cuando la noticia de la detención fue divulgada por distintos medios colombianos y llegó al país centroamericano, el régimen de Bukele, siempre preocupado por su imagen, sacó al joven del cárcel.
“Por mí fue el viceministro de seguridad de los centros penales, un señor que andaba muy custodiado, el señor Osiris. Y fue con una persona que se llama David Cruz”, dijo Potes a Noticias Uno.
El joven creyó que finalmente lo dejaban en libertad, sin embargo fue trasladado a un hotel en San Salvador donde estuvo bajo permanente vigilancia por funcionarios del régimen de Bukele.
Cuando llegó al hotel, le pidieron que grabara un video (publicado el 18 de abril) para decir que todo se trató de una equivocación, que su detención fue por una cuestión migratoria, porque no tenía permiso para trabajar. No obstante, Potes reitera que la razón por la que fue encarcelado fue porque se lo acusaba de ser un mara.
“Una cosa es lo que se escucha por fuera y otra la que se vive dentro del país”, señaló el joven colombiano.
En un video que muestra que lo muestra en el avión de regreso a Colombia, dice aliviado: “Ya se acabó esta pesadilla”. Potes promete contar más detalles de los duros momentos que vivió dentro de las cárceles de El Salvador, pero por el momento solo quiere disfrutar de su recuentro con su madre, su pareja y su pequeña hija.
Violaciones a los derechos humanos
Amnistía Internacional señala que los principales patrones por los que se detienen a personas en El Salvador incluyen supuestas denuncias anónimas, la tenencia de tatuajes o de antecedentes penales previos de cualquier tipo.
“Por más de un año se han suspendido garantías procesales como la presunción de inocencia y el derecho a la defensa, lo cual ha permitido la detención arbitraria y el encarcelamiento de más de 66 mil personas en tiempo récord. Amnistía Internacional ha documentado alrededor de 50 casos en los que ha podido identificar un patrón de detención y encarcelamiento arbitrario a gran escala”, denuncia Amnistía Internacional.
En abril de 2022, el atleta olímpico de halterofilia Jonathan Francisco Henríquez Serrano fue detenido por la policía cuando se dirigía a su casa en la colonia Espiga de Oro. Su crimen: tener un tatuaje en el brazo con el nombre de su madre y una flor. El deportista podría enfrentar una pena de 20 años de prisión por supuestamente pertenecer a agrupaciones ilícitas.
“Nuestras investigaciones revelan que algunas personas detenidas han sido torturadas, decenas han muerto bajo custodia y miles han sido sometidos a procedimientos penales abusivos sin debido proceso y han permanecido incomunicadas. Las autoridades han provocado un enorme sufrimiento a los familiares de los detenidos al negarles información sobre sus paraderos, lo cual constituye una desaparición forzada conforme al derecho internacional”, señala Human Rights Watch.
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