Paraguay celebra este domingo elecciones generales en las que definirá al sucesor del presidente Mario Abdo Benítez, en una ronda única de votación que no tiene un claro favorito entre el candidato del Partido Colorado, Santiago Peña, y el líder de la amplia Concertación Nacional, el liberal Efraín Alegre. Los 4,8 millones de ciudadanos convocados a las urnas también elegirán diputados, senadores, gobernadores e integrantes de las juntas departamentales.
La única encuesta reconocida por analistas locales, de Atlas Intel, reportó el miércoles una distancia de menos de dos puntos de Alegre (abogado, 60 años) por encima de Peña (economista, 44 años), en un cierre de campaña sin mayores sobresaltos, y con mensajes dirigidos al combate de la corrupción y la generación de empleo.
No obstante, aunque la puja es entre los conservadores y la amplia alianza de centroizquierda, ninguno de los favoritos propone un cambio de rumbo significativo en lo económico.
“Paraguay desde comienzos de este siglo, entre los pocos consensos que logró, es que la economía está blindada de la política. Independientemente a quién gane en el poder ejecutivo”, indicó a Infobae el politólogo Marcos Pérez Talia, investigador postdoctoral en la Universidad de Valencia.
Solo un presidente rompió la hegemonía del Partido Colorado en más de 70 años (Fernando Lugo, con un mandato interrumpido por un juicio político exprés), aunque la agrupación de centroderecha ha tenido varios líderes de distintas retóricas que, sin embargo, mantuvieron el mismo norte. La tan mentada alternancia sería aplicada para otros frentes del gobierno.
El clima aparenta ser tranquilo, diferente del calor de otras votaciones. Ni siquiera hubo debate televisado entre los candidatos, principalmente por la negativa de Peña, cuya falta de experiencia política le jugó malas pasadas con declaraciones muy criticadas. Pero la falta de entusiasmo (al menos fuera de las redes sociales) no se explicaría necesariamente en una desafección política. Para Pérez Talia, un factor clave ha sido el poco gasto del oficialismo y sus peleas internas.
“El Partido Colorado está sin recursos. O por lo menos no tienen los recursos de otro tiempo. Y eso se ve impactado cuando uno va por la calle de Asunción, la falta de financiación está afectando al folklore de la campaña”, consideró. Por ello, sostuvo, el frente opositor ha logrado marcar el pulso de la agenda en las últimas semanas.
La crisis interna colorada, marcada por la disputa entre la facción de “Marito” y la de su antecesor, Horacio Cartes, sancionado por Estados Unidos por “corrupción sistémica”, mantuvo abiertas las heridas de las primarias. Las medidas del Departamento del Tesoro sobre el ex mandatario, líder formal del partido, dificultaron la recaudación de fondos, que llegaron recién en la última semana, en un envión ansiado por sus bases para un sprint final. Sobre su estrecho vínculo con el multimillonario Cartes, Peña ha intentado desligarse. “Las responsabilidades son personales”, insistió.
De todas formas, la pugna interna fue tan explícita que hasta el presidente no solo no hizo campaña, sino que hasta dijo que no contaban con el mejor candidato y que habría que votar por Peña cerrando los ojos.
Al clima enrarecido, las encuestas no esclarecen la incertidumbre, con el nefasto antecedente de 2018, cuando las consultoras locales erraron por más de 10 puntos el resultado, que terminó siendo más ajustado de lo previsto, cuando habían asegurado al unísono que la ventaja para los colorados era muy holgada.
“Las encuestadoras paraguayas quedaron totalmente desprestigiadas. Nadie mira y nadie quiere saber nada de ellas. Hay una desconfianza pero absoluta”, señaló Pérez. En la misma línea apuntó la politóloga Luisana Sánchez, investigadora en sistemas políticos y especializada en metodología. “Hay grupos políticos que se dedicaron un tiempo que les funcionó a manipular a la opinión pública mediante encuestas falsas, sólo que hoy día la ciudadanía ya estaba entrenada, ya se da cuenta. Las encuestadoras de Paraguay no gozan de ningún tipo de respeto”, aseveró a Infobae. Por ello, la encuesta más respetada viene de este estilo proviene del exterior, Atlas Intel.
“Los votos de Santiago Peña provienen de votos duros dentro del Partido Colorado. Alegre logró ese empate técnico con votos blandos y con votos posibles. Todavía hay un 9% que no decide por quién va a votar”, analizó Sánchez en base a ese sondeo y a estudios propios.
Si bien entre los dos favoritos no figuran outsiders que amenacen al sistema democrático, como los surgidos en otros países, la última encuesta mostró el rápido crecimiento del polémico Paraguayo Cubas (23%), que saltó ocho puntos en tres semanas. No lograron avanzar Euclides Acevedo, ni el ex arquero José Luis Chilavert: el ex capitán de la Selección tiene menor porcentaje que el voto en blanco.
“‘Payo’ Cubas es una figura controversial por muchas razones. Está arengando sentimientos radicales en la población, que se pueden traducir en muchas cosas en el futuro. Creció y con discursos antagónicos, con discursos de pena de muerte, de Estado de sitio. Un 23% no es para subestimar”, advirtió Sánchez.
Por su parte, Pérez Talia apuntó que es difícil que se construyan liderazgos por fuera de los partidos tradicionales, que datan del siglo XIX. El espacio fluctuante parece estar hoy por la centroderecha, pero sigue pareciendo imposible escalar a un primer puesto sin, al menos, una alianza con colorados o liberales.
Bajo ese bipartidismo es que cobra fuerza la idea de alternancia en un país tan poco acostumbrado a ella, solo lograda -a medias- por Lugo. Desde 1947, los colorados solo han perdido esa elección de 2012. La encuesta de Atlas Intel consignó que más de la mitad de la población (53%) quiere que gobierne un partido de la oposición.
Pero lo que más quiere la población, según el estudio, es un presidente que no robe. De hecho, “honestidad” (72%) tiene casi el doble que la siguiente característica considera más importante por los votantes, “inteligencia” (37%). Y aún después de la pandemia, que resaltó los problemas de informalidad y del sistema sanitario, el 64% respondió que la corrupción está entre los principales problemas del país, la opción más elegida.
“Entonces las sanciones de Estados Unidos, que pueden parecer un tema lejano, sí son un asunto de campaña. No es poca cosa que un país aliado venga a decir que este y este son corruptos. Están diciendo que esas personas te están afectando la institucionalidad de tu país”, indicó Sánchez. Pérez agregó: ”Es una denuncia muy fuerte de que las instituciones paraguayas están totalmente copadas por la mafia”.
Otro tema internacional que se metió en la campaña es la relación con China, un importante socio comercial que presiona para que Asunción rompa los lazos con Taiwán. Paraguay es el único país sudamericano que mantiene relaciones diplomáticas y uno de los 13 en el mundo, pero sectores como el ganadero también buscan mayor apertura hacia Beijing. Alegre abrió la discusión mostrándose dispuesto a aumentar los vínculos con el gigante asiático, mientras que Peña ha manifestado que respetará la tradición del Coloradismo. En tanto, Taipéi advirtió contra las “promesas superficiales” del régimen de Xi Jinping.
En cuanto al escenario para el eventual ganador, ninguno tendría una gobernabilidad asegurada, más allá de la cuestión de la legitimidad de una elección en primera vuelta con un posible margen estrecho. Aún si el Partido Colorado consigue las ambas cámaras (un escenario no descartado), Peña debería trabajar para unir a la bancada, o en su defecto Alegre para mantener la amplia coalición, pero ello será difícil por el estreno del sistema de listas cerradas desbloqueadas, que permite la conformación del Congreso a partir de los candidatos más votados por cada partido y no según su ubicación en las listas de candidatos. Ello ha dado lugar a candidaturas más personalistas y alejadas de los partidos, con mayores intereses propios que entrarán en juego desde el próximo agosto.
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