Los incendios en la Amazonía brasileña consumieron el 19% de su territorio entre 1985 y 2022, según reveló este miércoles un informe de la red MapBiomas basado en imágenes satelitales y divulgado en asociación con la ONG Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).
El estudio MapBiomas Fogo señaló que la superficie quemada en la mayor selva tropical del mundo alcanzó unos 809.500 kilómetros cuadrados en 38 años, y que alrededor del 68% de esta área afectada se quemó más de una vez en ese período.
“La Amazonía es un ecosistema sensible al fuego, lo que significa que el fuego no es parte natural de su proceso de evolución ecológica. Los incendios en la Amazonía son, por completo, resultado de las quemas relacionadas con la deforestación y el manejo de pastizales. Y estas quemas terminan escapando a los bosques, provocando incendios forestales y degradación”, advirtió Ane Alencar, coordinadora del informe de MapBiomas, según un artículo del sitio web del IPAM.
La investigación distinguió que el 44,3% de la superficie total quemada en la Amazonía poseía vegetación nativa y que el 55,7% restante de los incendios se desató en áreas antrópicas, de uso humano, principalmente en pastizales.
“El fuego se utiliza en una fase del proceso de deforestación, como ‘forma rápida y barata de limpiar la tierra’ para la conversión del bosque en zona agrícola o ganadera”, explicó el investigador Felipe Martenexen en una reseña del IPAM sobre el informe. “La práctica en áreas protegidas puede ocurrir por varias razones y, desafortunadamente, muchas de estas áreas en la Amazonía son blanco de crímenes ambientales, en los cuales el fuego es usado para destruir evidencias de deforestación y para la expansión de actividades ilegales”, comentó.
Según el estudio de MapBiomas, el 41,1% de los incendios en la Amazonía ocurrieron en propiedades rurales privadas, el 17,1% en asentamientos, el 16% en tierras públicas, el 7,3% en tierras indígenas, el 7,1% en unidades de conservación y el 6,8% en bosques públicos no designados.
Además, señaló que los incendios destruyeron 1,85 millones de kilómetros cuadrados en todo Brasil -superficie equivalente a Colombia y Chile juntos- en 38 años, y la Amazonía concentró cerca del 43% de ese territorio quemado, siendo los más afectados los estados de Mato Grosso, Pará y Maranhão.
La indiferencia de Bolsonaro y las promesas de Lula
Durante el gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2023), la deforestación anual promedio en la Amazonía aumentó 75,5% con respecto a la década anterior, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estudios Espaciales de Brasil (INPE). Al llegar a la Presidencia, el militar retirado negacionista del cambio climático y aliado de la agroindustria advirtió que la conservación de la selva no era una de sus prioridades y, en cambio, desmanteló los organismos de fiscalización y defendió la minería hasta en las reservas.
Múltiples organizaciones ecologistas responsabilizaron a Bolsonaro por la actual crisis que vive la Amazonía. Y frente a ese contexto, Lula da Silva hizo que una de sus principales promesas de campaña sea la lucha por la deforestación cero y el reinicio de los programas de protección ambiental.
En su primer día de mandato, el 1 de enero de 2023, Lula firmó distintos decretos para la creación de un equipo de trabajo que combata la tala y la minería ilegal y para reactivar el Fondo Amazonía, una iniciativa financiada con donaciones extranjeras que estaba suspendida desde 2019. Sin embargo, en los primeros cien días de gobierno, el mandatario no ha logrado avances importantes para revertir esta crisis ambiental y los informes oficiales siguen revelando que la deforestación en la Amazonía se mantiene en aumento. El pasado 7 de abril, un reporte del INPE señaló que la destrucción del bioma volvió a crecer en marzo y que el dato supone un aumento del 14% respecto al registro de marzo de 2022, último año del gobierno de Bolsonaro.
*El informe de MapBiomas Fogo divulgado este miércoles:
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