Martín Mestre no descansó hasta encontrar a Jaime Saade, el asesinó de su hija. Pasó más de 26 años investigando, intentando encontrar alguna pista que diera con su paradero. Su búsqueda dio frutos y finalmente lo encontró en 2020 en Belo Horizonte, Brasil, donde vivía otra vida con su esposa y dos hijos brasileños bajo el nombre falso de Henrique dos Santos Abdala.
Saade —condenado a 27 años de prisión por un tribunal colombiano en ausencia en 1996 por asesinar y violar a Nancy Mestre— fue arrestado en 2020 por Interpol, pero el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil negó ese mismo año su extradición a Colombia. Mestre no bajó los brazos, apeló la decisión y esperó, aunque el tiempo estaba en su contra porque el crimen, de acuerdo a las leyes de su país, prescribe este año.
El martes, los magistrados del STF volvieron a reunirse y por mayoría de votos aprobaron la extradición de Saade. La decisión fue tomada por la Segunda Sala del alto tribunal brasileño, que volvió a analizar el caso.
“Nancy no es sólo una víctima colombiana, sino que forma parte de los cientos de miles que cada hora corren la misma suerte en todo el continente americano, especialmente en Brasil”, dijo Luiz Edson Fachin, uno de los magistrados de la Segunda Sala del Supremo, que cambió su voto para apoyar la extradición en la audiencia del martes.
De acuerdo con el fallo, Saade será entregado a las autoridades colombianas para que termine de cumplir la pena que le fue impuesta por homicidio. Su extradición por violación ya prescribió. La Justicia de Colombia tendrá que descontar el tiempo que el hombre estuvo preso en Brasil.
“Solo tendré paz cuando el asesino de mi hija esté preso en una penitenciaría colombiana”, dijo en 2022 en una entrevista con BBC Brasil.
El asesinato
Mestre aún tiene fresco el recuerdo de aquella madrugada de 1 de enero de 1994 en Barranquilla, Colombia. En la noche había había brindado por el nuevo año con su esposa, hijo y su hija Nancy, que tenía 18 años.
Poco después de la medianoche, Nancy le pidió a su padre si podía celebrar el Año Nuevo junto a su novio Jaime Saade, quien la había ido a buscar a casa. Martín le dijo que volviera antes de las 3 am y le pidió a Jaime que la cuidara. Era un salida normal entre dos jóvenes novios.
Agitado, Mestre se despertó a las 6 am. Sintió que algo había pasado. En seguida fue a la habitación de su hija pero no la encontró allí. Entonces salió de casa y recorrió varias discotecas de la ciudad caribeña pero no la encontró.
Ansioso, fue hasta la casa de Jaime Saade y encontró a la madre del joven limpiando el departamento, todo el piso estaba mojado.
“Su hija tuvo un accidente, está en la Clínica del Caribe”, le dijo la señora.
Al llegar al hospital, el padre de Jaime le dijo que Nancy había intentado suicidarse y estaba en el quirófano. A la joven, que estaban en coma, la intentaban estabilizar en la sala de emergencias.
A Nancy la habían llevado al hospital Jaime, su padre y una mujer que vivía con ellos en casa. A la joven la envolvieron en una sábana y la subieron en una camioneta.
“Fue poco a poco que empecé a organizar en mi cabeza lo que había pasado. La violaron, la maltrataron y la tiraron en la parte trasera de una camioneta. Yo dije: ‘¡Dios mío, qué le hicieron a mi hija!’”, recuerda Mestre en entrevista con BBC Brasil.
Un bala había atravesado la cabeza de Nancy, quien permaneció en coma los siguientes ochos días en la unidad de cuidados intensivos en la clínica colombiana. El 9 enero la joven falleció. En lo momentos finales su familia le cantaba y tarareaba las canciones que le gustaban a ella cuando era una niña, hasta que finalmente su corazón dejó de latir.
Luego del fallecimiento, la verdad salió a luz: Nancy fue abusada sexualmente y asesinada de un tiro en la cabeza por su novio. El intento de suicidio fue descartado por la justicia. En 1996 un juez condenó a 27 años de prisión por homicidio y violación a Jaime Saade. Sin embargo, toda la verdad aún no se conoce: el día del crimen alguien más estaba en la habitación, en donde los investigadores encontraron un tipo de sangre que no corresponde ni Jaime ni a Nancy.
Investigación y cacería
Mientras Martín y su familia tenían todo su atención en la hospitalización de Nancy, sin cabeza para estar pendientes de otra cosa, el asesino huyó de Colombia.
“Jaime inició su huida el mismo día del asesinato y nunca más se lo volvió a ver en el país”, dijo Mestre.
Martín juró que encontraría al asesino de su hija. Y, aunque las posibilidades parecían remotas, el arquitecto y profesor universitario no desfalleció. Hizo un curso de inteligencia y comenzó a investigar. Sabía que la única posibilidad de encontrar alguna pista era acercándose a la familia del asesino. Para ello creó perfiles falsos en redes sociales de dos hombres y dos mujeres con apellidos árabes que supuestamente vivían en el mismo pueblo colombiano de donde son originalmente los Saade. Pasaron muchos años, casi dos décadas, y no encontraba ningún rastro.
“En el juzgado fueron muy celosos de que la orden de captura se mantuviera vigente. Yo iba muy a menudo. Siempre pensaba que ellos dirían ‘ya vienen el viejo cansón este’, pero no, me colaboraban mucho, se condolían de un padre que sufría la muerte de su hija y querían que se hiciera justicia”, dijo Martín en una entrevista a El País de España en 2021.
Finalmente, gracias a las conversaciones que mantuvo con los familiares de Jaime, encontró un par de pistas clave. Primero, supo que uno de los hermanos de Jaime vive en Brasil y luego en los chats aparecía de manera recurrente una palabra que lo llevó a determinar que el asesino de su hija podría estar en la costera ciudad brasileña de Belo Horizonte.
Martín llevó los hallazgos de su investigación a las autoridades, quienes con las información suministrada pudieron encontrar un perfil similar al de Jaime Saade. La persona se hacía llamar Henrique Dos Santos Abdala, estaba casado y tenía dos hijos. La policía brasileña siguió su pista y gracias a un vaso que bebió en un bar pudieron cotejar su huella: era el asesino de su hija.
Ahora, cuando finalmente se conoció que Jaime Saade será extraditado a Colombia, Martín ve que su lucha de más de décadas años dio fruto. Por fin se hará justicia y Jaime Saade estará tras las rejas.
“Los tiempos de Dios son perfectos. Todo tiene que ser como Él indica que debe ser. En ningún momento yo dudé que lo íbamos a lograr. Le pedí a Dios que me diera tenacidad y tiempo para seguir en esta lucha de manera que el crimen de mi hija no quedara impune. Que el asesino Jaime Saade Cormane pagará por lo que él hizo: la tortura y abuso sexual que le hizo a mi hija para luego asesinarla”, dijo Martín al diario El Heraldo de Colombia.
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