Como un castigo divino, el pésimo manejo de la economía durante el gobierno de Evo Morales estalla ahora en una crisis incontrolable cuando está de presidente quien fue ministro de economía en ese momento.
Sin percatarse de que se está criticándose a sí mismo, porque mantuvo a Luis Arce como ministro durante trece años, el cocalero le lanza ahora duras críticas, lo llama mal economista y le aconseja tomar medidas suicidas.
Le ha pasado una soga para que se ahorque al proponerle que elimine los subsidios al precio de los combustibles, algo que él mismo intentó hacer en su gobierno en 2010, pero una gigantesca protesta le hizo retroceder.
Y ha llegado a la ironía: En radio Kausachum Coca dijo que el presidente Arce “es conocido como el ideólogo económico”, pero “ahora no puede resolver los problemas de la economía.”
En efecto, Arce llegó a impulsar, cuando estaba en el cargo de ministro de economía, una iniciativa para que se le otorgue el premio nobel de Economía, sólo porque los ingresos de las exportaciones habían crecido cinco veces gracias, exclusivamente, al boom mundial de las materias primas.
Las críticas de Morales tienen alcances ideológicos: dice que ahora 80% de las exportaciones están en manos de empresas privadas y sólo el resto a empresas del Estado, al revés de lo que habría ocurrido durante su gobierno.
Con esos datos, dice que Luis Arce “volvió al modelo económico neoliberal”, lo que el presidente niega con los hechos, manteniendo la prohibición de exportaciones de algunos productos del agro, incluso cuando necesita desesperadamente alentar el ingreso de dólares al país.
En contra de lo que dice Morales y los empresarios, Arce lanza mensajes optimistas, que incluyen su presagio de que el dólar norteamericano, que ahora escasea en Bolivia y provoca problemas al comercio exterior y a operaciones internas, es una moneda que pronto perderá su importancia en el mundo, como ocurrió en su momento con la libra Esterlina.
Asegura que el dólar, ahora usado para 88% de las operaciones económicas del mundo, será reemplazado por el yuan chino, que en este momento apenas sirve para 7% de los negocios, según cifras que maneja Tyler Cowen, columnista de Bloomberg.
Dice que ha logrado que las exportaciones crezcan en los últimos dos años, pero en realidad lo único que creció entre los envíos al exterior, además de la droga, fue el oro, un negocio de empresarios chinos.
Se proclama socialista, le hace homenajes a Carlos Marx, a Vladimir Putín, a Fidel Castro y Hugo Chávez y asegura que la economía boliviana no necesitará dólares cuando se concrete su política de sustitución de importaciones.
El economista Gonzalo Chávez recuerda en una columna de prensa al presidente Arce que esas recetas de la CEPAL no funcionaron por muchas razones, comenzando porque es muy difícil producir localmente cuando es mucho más barato importar, en especial si el tipo de cambio favorece las importaciones.
Recuerda que Arce, en su época de ministro de Economía acuñó la frase de que la economía boliviana estaba “blindada” frente a los problemas externos. Y concluye que, al parecer, “el Presidente está blindado frente a la realidad de hechos económicos”.
Además, el presidente dice que las importaciones de gasolina y diésel oil serán innecesarias cuando el país produzca biodiesel, algo que los expertos no recomiendan porque en su elaboración consume más energía de la que puede reemplazar.
Los empresarios privados han tenido que decirle que si desea contar con más dólares debería haber comenzado por suspender las prohibiciones a las exportaciones del agro, y no incrementarlas, como ha hecho su gobierno.
Mientras tanto, el FMI dice que el crecimiento del PIB en 2023 será de solamente 1,8% y no de 4,8% como preveía el gobierno, aunque Arce responde diciendo que lo lamenta mucho decepcionar nuevamente a los organismos internacionales, pero que el crecimiento de la economía será este año superior a lo que ellos pronostican.
Además, JP Morgan dice que el riesgo país de Bolivia creció este año de 564 a más de 1.000, mientras Venezuela está con 332.000, Argentina 2.383, y Ecuador 1.933.
En medio de esta crisis, Arce sabe que debe pedir ayuda al FMI, además de repetir por quinta vez su pedido de una condonación de la deuda externa. Sabe que el organismo internacional le repetirá que debe reducir el gasto público, cuando el presupuesto para los salarios de la administración pública es el doble de hace diez años debido a que en el gobierno del MAS la planilla de empleados del Estado creció de 200.000 a 530.000, casualmente cuando Arce era ministro de economía.
Una tormenta perfecta se desata en la economía Bolivia, con la falta de dólares, la creación de un mercado paralelo que el gobierno quiere frenar con la policía, escasez de combustibles, caída de las exportaciones de gas natural, una burbuja inmobiliaria creada por el propio gobierno y el predominio de la economía del narcotráfico.
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