Por qué medio millón de fieles peregrinan cada año 75 kilómetros en Ecuador para venerar a una virgen

La advocación mariana de la Virgen de El Cisne es una de las más adoradas en Ecuador. La romería más antigua del país, convoca por tres días a miles de devotos que piden favores y agradecen milagros

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Medio millón de fieles peregrinan cada año para acompañar a la imagen mariana. (El Mercurio)
Medio millón de fieles peregrinan cada año para acompañar a la imagen mariana. (El Mercurio)

Cada año la Romería de la Virgen de El Cisne convoca a más de 500.000 devotos que caminan 75 kilómetros en una expresión de fe viva. En el trayecto algunos piden y otros agradecen, sin importar su edad, estatus social o procedencia, los fieles no pierden la oportunidad de acompañar a la imagen que reposa en un santuario en El Cisne, una parroquia rural de 1.500 habitantes ubicada en Loja, en el sur del Ecuador.

Como en el caso de otras advocaciones marianas, la veneración se origina en una promesa, en un milagro. El prodigio de la Virgen de El Cisne data de 1594, según reposa en los archivos municipales del cabildo lojano.

En esa época, cuando el Ecuador era la Real Audiencia de Quito, los habitantes de ese pequeño poblado, ubicado a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar, sufrían de una terrible hambruna. No llovía, los sembríos se secaban y había plagas que infestaban lo poco que se cosechaba. Estaban desesperados.

En medio de ese escenario, una señora se les apareció a los indígenas del lugar y les hizo una promesa: “Confiad en mí, porque os voy a ayudar y a proteger para que nunca más volváis a tener hambre”. A cambio, deberían construirle un templo para venerarla. Los indígenas que ya habían sido catolizados identificaron a la mujer como la Virgen María.

La imagen de la Virgen de El Cisne mide 65 centímetros y se transporta en una urna blindada. (Ecuador Travel)
La imagen de la Virgen de El Cisne mide 65 centímetros y se transporta en una urna blindada. (Ecuador Travel)

Confiando en la promesa, enseguida empezaron con la construcción del templo. Mientras algunos se encargaban de la edificación, otros viajaban a la capital de la Audiencia de Quito, para pedirle al escultor Diego de Robles que tallara una imagen que mostrara la divinidad que se les había aparecido. El artista elaboró la imagen original y se inspiró en otra advocación mariana: la Virgen de Guadalupe.

La escultura mide 65 centímetros. La imagen tiene un rostro ovalado con facciones delicadas y grandes ojos.

Una vez que la imagen y el templo estaban listos, la promesa se cumplió, la lluvia cayó sobre los campos, las plagas se fueron y el hambre se acabó.

La denominación de “El Cisne” procede de la Orden de los Caballeros de El Cisne, de los frailes franciscanos. Los miembros de esa orden llegaron a Ecuador junto al capitán español Alonso de Mercadillo, fundador de Loja. Según se relata, el fraile López de Solís, entonces obispo de Quito y miembro de la orden de caballeros, visitó a la imagen y al poblado donde se la veneraba. López de Solís se encariñó con el lugar pues le recordaba a su hogar natal y denominó a la imagen con el nombre de Virgen de El Cisne, también en referencia a la orden de caballeros.

El Santuario de El Cisne es la casa de la advocación mariana. (Municipio de Loja)
El Santuario de El Cisne es la casa de la advocación mariana. (Municipio de Loja)

La orden de caballeros de El Cisne es la más antigua de la casa prusiana y fue fundada el 29 de septiembre de 1440 por Federico II el Grande, el tercer rey de Prusia.

Simón Bolívar y las fiestas en honor a la Virgen

La romería de la Virgen de El Cisne es una de las más grandes y más antiguas de Sudamérica. Durante 428 años se ha celebrado la procesión que inicia cada 17 de agosto, cuando la imagen sale del Santuario de El Cisne y se dirige a Loja. En su trayecto, hay algunas paradas, pero las principales son en San Pedro de la Bendita y en Catamayo, finalmente, el 20 de agosto, arriba a Loja, donde es recibida con una gran fiesta religiosa, turística y comercial.

Simón Bolívar en 1822 decretó que cada 15 de agosto se celebre una fiesta de veneración de la Virgen de El Cisne, luego de la festividad se realiza la romería para que la imagen llegue a Loja, donde preside los actos religiosos, comerciales y agrícolas que tienen su celebración máxima cada 8 de septiembre.

La imagen de la Virgen de El Cisne en la Puerta de la Ciudad de Loja, durante su celebración de bienvenida. (El Comercio)
La imagen de la Virgen de El Cisne en la Puerta de la Ciudad de Loja, durante su celebración de bienvenida. (El Comercio)

La imagen mariana regresa a su santuario el 1 de noviembre de cada año y la procesión de regreso también es multitudinaria.

Leyendas, milagros y agradecimientos

Desde hace cuatro siglos y tres décadas se han tejido cientos de historias alrededor de los prodigios de esta advocación. Una de las más antiguos cuenta que la imagen fue robada. Era tan conocido que el símbolo religioso cumplía los milagros de sus devotos que un grupo decidió sacarla del Santuario en El Cisne y trasladarla a otro lugar en Ecuador.

Unos días después, misteriosamente apareció la imagen en su urna dentro de la iglesia. Los fieles de El Cisne corrieron a verla y se percataron que el vestido estaba mojado y percudido de verde. La leyenda cuenta que la advocación caminó varios kilómetros por el campo para volver a su santuario.

Durante la peregrinación la imagen está acompañada por un anillo de seguridad. (Complice FM)
Durante la peregrinación la imagen está acompañada por un anillo de seguridad. (Complice FM)

A estas historias increíbles se suman los milagros que cuentan los devotos: sanaciones, favores para obtener trabajo, para que algún proyecto sea exitoso, para que un matrimonio se salve, entre otros.

En el trayecto por carretera, se observan distintas dinámicas de los devotos que llegan desde distintas partes de Ecuador, del norte del Perú y de otros países, como Colombia. Hay fieles que rezan el rosario u otras oraciones, otros caminan en silencio pidiendo o agradeciendo por sus favores, hay algunos que van descalzos, otros van de rodillas o en sus sillas de ruedas o con muletas. Unos devotos van solos, otros caminan junto a familiares y amigos. Algunos cantan y otros conversan.

En medio del camino se reparten alimentos y agua para los romeriantes. Quienes lo hacen están, generalmente, acompañados por algún cartel con el apellido de la familia o el nombre del negocio que provee la alimentación y la leyenda: “en agradecimiento a los favores recibidos de la Virgen de El Cisne”.

La imagen es custodiada por los gancheros, encargados de dirigir el orden y el custodio de la corona y vestuario de la imagen. A los gancheros les acompañan un anillo de seguridad de policías y militares. Ese cerco de seguridad se forma por devoción, porque la imagen nunca ha sufrido ningún atentado. Sin embargo, la urna en la que se transporta es de vidrio blindado.

Los gancheros son los civiles encargados del cuidado y de los cambios de vestuario de la imagen. (Ecuador Travel)
Los gancheros son los civiles encargados del cuidado y de los cambios de vestuario de la imagen. (Ecuador Travel)

A su arribo a la ciudad de Loja, se celebra una misa con miles de participantes en la zona militar de la ciudad. Durante las festividades, los priostes, civiles que organizan las actividades y donan lo necesario para las celebraciones, se encargan de las noches en la plaza central de Loja. Allí se realiza un show de luces con fuegos artificiales y quema de castillos.

La advocación mariana de El Cisne ha sido declarada “generalísima” de las Fuerzas Armadas. El Ministerio de Turismo, también la nombró como “Patrona Nacional del Turismo”.

La imagen de la Virgen de El Cisne es un símbolo religioso y social que abarca todo en Loja, al sur del país. La veneración por esta advocación, las fiestas que atraen a turistas y que dinamizan el comercio se han convertido en una de las tradiciones ecuatorianas más antiguas y multitudinarias que sobreviven al paso del tiempo.

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