El sargento Pablo Xavier Cifuentes de la Policía Nacional fue asesinado dentro de una iglesia del cantón La Libertad, provincia de Santa Elena, en la costa ecuatoriana. El uniformado participaba en un acto religioso luego de sus horas de trabajo cuando un sicario ingresó al templo y le disparó. Como parte de las víctimas colaterales una mujer de 41 años falleció y un niño resultó herido.
Cuando sucedió el sicariato en la iglesia había niños y adultos que también participaban de la liturgia:“Con esto ya ni se puede estar tranquilo, ni siquiera la iglesia respetan”, dijo una de las mujeres del lugar a El Universo.
Apenas se dio la alerta, la Policía Nacional arribó al lugar y cerró la iglesia para realizar el levantamiento de los cadáveres y de otros indicios para la investigación pertinente. En la escena se encontraron ocho indicios balísticos.
El comandante de Policía de Santa Elena, Juan Carlos Soria, informó que el sargento Cifuentes, de 38 años, llevaba dos meses trabajando en esa urbe. Antes había servido en Guayaquil. Además, el uniformado iba a participar, este martes, en un allanamiento, según dijo Soria.
La esposa del sargento está colaborando con las investigaciones. La Policía busca determinar si el servidor habría recibido algún tipo de amenazas: “Estamos de luto, por la partida de nuestro compañero, héroe con uniforme que mantenía su espíritu de servir y proteger, brindado la seguridad anhelada por todos los ciudadanos”, publicó la Policía en un comunicado de condolencia por el asesinato del servidor.
Este crimen sucede durante el estado de excepción que incluye a Guayas, Los Ríos y Santa Elena. Además, este lunes por la tarde, apenas horas antes del asesinato del policía, el ministro del Interior, Juan Zapata, informó que se ha registrado un decremento en las muertes violentas, tras nueve días desde la emisión del decreto ejecutivo.
“En Santa Elena de siete muertes violentas se redujeron a tres, es decir, hubo una disminución del 57%; en Los Ríos pasaron de 28 fallecidos a seis, el decremento fue del 79%, y en Guayaquil de 71 muertes pasaron a 58, aquí la reducción fue del 18.3%”, informó el secretario de Estado. Asimismo, anunció que en el distrito Nueva Prosperina la disminución fue del 29%.
El ministro Zapata recalcó que detrás de las muertas violentas hay un enfrentamiento entre bandas por lucha de territorio, economías ilegales, microtráfico, entre otros aspectos. Sin embargo, reconoció que sí existen muertes colaterales, ya que los delincuentes “perdieron los códigos, la muerte ya no es selectiva y disparan a mansalva y hay algunos inocentes que han fallecido”.
Finalmente, sostuvo que también hay menores de edad que son víctimas de muertes violentas porque están relacionados con diversos delitos: “Al momento hay 600 menores detenidos en lo que va del año involucrados en sicariato y microtráfico”, expresó.
Pese a la información oficial, las alertas de muertes violentas continúan generándose. Por ejemplo, el último fin de semana se conoció sobre el femicidio de tres mujeres, de entre 19 y 22 años, que salieron de su casa rumbo a una reunión en la playa con sus amigos, pero aparecieron muertas a las orillas de un río en el norte del país. Las pericias de los agentes de criminalística y de los médicos forenses determinaron que las jóvenes fueron torturadas y degolladas. Incluso, al ser desenterradas, se las encontró maniatadas y con la boca tapada.
También, este lunes por la noche se conoció de otro sicariato en Esmeraldas, al norte del país. Un hombre que caminaba por la calle fue asesinado por dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta. El asesinato sucedió a una cuadra de la iglesia Catedral.
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