El litio boliviano interesa a EEUU, pero ya ha sido entregado a China por el gobierno del MAS, cuando las dos superpotencias están a punto de enfrentarse por Taiwán.
Treinta años después del final de la Guerra Fría, la disputa por los recursos naturales enfrenta a las potencias por el control de las nuevas tecnologías, en este caso de las baterías de ión litio para casi todo, comenzando por los autos eléctricos.
En enero, el gobierno boliviano firmó un contrato con las empresas chinas CATL BRUNP & CMOC (CBC), que deben entregar un informe en este mes sobre las condiciones en que ejecutarán la “producción directa del litio” en los gigantescos lagos de sal, o “salares” de Uyuni y Coipasa.
Se calcula que en esos dos lagos de sal que reciben las aguas de la cuenca cerrada del altiplano existen 21 millones de toneladas de litio, lo que las califica como las mayores reservas del mundo.
La señora Laura Richardson, jefa del Comando Sur del ejército de Estados Unidos, dijo la semana pasada que su país mira con preocupación cómo potencias “adversarias” están explotando las reservas del “triángulo del litio” sudamericano: Bolivia, Argentina y Chile.
Los seguidores de Evo Morales, y él mismo, reaccionaron de inmediato con duras críticas a la señora Richardson afirmando que América latina ha dejado de ser una “colonia” de Estados Unidos.
En cambio, el bando del presidente Luis Arce no ha dicho una palabra sobre este tema, con lo que ese bando refuerza la denuncia de que Morales es el principal responsable del contrato con los chinos.
Según las denuncias del bando de Arce, la esposa del ex canciller Fernando Huanacuni, de la gestión Morales, fue empleada de la empresa china que terminó firmando el contrato. Huanacuni lo ha admitido y ahora acompaña a Morales en actos de campaña para las elecciones de 2025.
El tema, aunque con alcances mundiales, ha sido incorporado en las riñas de los masistas. Los seguidores de Morales dicen que uno de los hijos de Arce también estuvo actuando en las negociaciones con los chinos.
Lo cierto es que el proyecto del litio de los lagos de sal bolivianos ha entrado en la disputa de las grandes potencias. La señora Richardson mencionó también a las explotaciones de litio de Argentina y Chile en la Comisión de Defensa de la Cámara de Representantes.
El proyecto boliviano está muy demorado respecto de las explotaciones que hacen Argentina y Chile en sus propios salares. Esos dos países figuran en las estadísticas internacionales de las grande exportaciones de carbonato de litio, materia prima para la elaboración de las baterías para los vehículos eléctricos.
En 1990 Bolivia firmó un contrato con la norteamericana Lithco Corporation para la explotación del litio, pero el gobierno de entonces debió anularlo debido a las protestas de los habitantes del departamento de Potosí.
Los potosinos arguyen que están cansados de que las riquezas mineras sean explotadas y la gente no se beneficie. El Cerro Rico de plata se explota desde 1545, primero por parte de los españoles, pero el departamento sigue siendo el más pobre del país.
El gobierno de Morales se propuso crear una tecnología propia para la explotación del litio, pero el método elegido, de evaporación, resultó siendo un fracaso, en el que el Estado invirtió 930 millones de dólares, según cifras divulgadas por The Economist.
Ahora, el ejecutivo de la empresa Yacimientos de litio Bolivianos (YLB), Carlos Ramos, admite que el método de evaporación, que se aplica con éxito en Argentina y Chile, no es el apropiado para las salmueras bolivianas, porque sólo recupera 30% del litio.
En vista de ello, el gobierno del MAS decidió usar la “explotación directa del litio” y para eso llamó a las empresas interesadas. Se presentaron ocho, entre ellas una de Estados Unidos, pero la elegida fue la de China.
El problema es que los potosinos no están de acuerdo con el contrato. Piden que el departamento tenga una mayor participación en los ingresos que genere la empresa. Pero además no aceptan que sea la empresa elegida por el gobierno. Un desafío que será muy difícil para La Paz.
La señora Richardson también mencionó la explotación del oro por parte de los chinos, que se han asociado con cooperativas de bolivianos para trabajar en ríos de la región amazónica, donde están dañando la tierra y el agua con un excesivo uso de mercurio.
Empresas chinas de la construcción tuvieron millonarios contratos en el gobierno del cocalero Morales.
Y los rusos avanzan en la construcción de un centro nuclear en la ciudad de El Alto.
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