La Iglesia Católica de Nicaragua aseguró que confía en el diálogo pese a los atropellos del régimen de Ortega

Las declaraciones del cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, ocurren horas después de que el Papa Francisco arremetiera en una entrevista con Infobae contra la administración sandinista, a la que calificó de “dictadura grosera”

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La Iglesia Católica de Nicaragua
La Iglesia Católica de Nicaragua aseguró que confía en el diálogo pese a los atropellos del régimen de Ortega. (REUTERS)

La Iglesia Católica de Nicaragua confía en que el diálogo ayude a resolver los problemas del país como ya lo hizo en el pasado, así lo aseguró este viernes el cardenal Leopoldo Brenes, luego de que el papa Francisco criticara duramente al régimen de Daniel Ortega.

“Yo pienso que es muy difícil decir cuando comienza el diálogo, cuando termina. Yo siempre pienso que el diálogo y el trabajo que tenemos que hacer es como esa gotita de agua: la gota de agua, yo siempre digo, no rompe la piedra por la fuerza, sino por la constancia”, dijo a la agencia de noticias AFP el cardenal Brenes, arzobispo de Managua.

Nosotros en Nicaragua hemos tenido situaciones muy difíciles en los años 80 y nadie pensaba que podíamos solucionarlo”, indicó tras la celebración del vía crucis en los predios de la Catedral de Managua.

En la década de 1980, el diálogo ayudó a terminar el conflicto armado que enfrentó al entonces gobierno izquierdista del Frente Sandinista con los rebeldes derechistas de la “contra” que patrocinó Estados Unidos.

Las declaraciones del cardenal nicaragüense ocurren el mismo día en que el papa Francisco arremetió duramente en una entrevista con Infobae contra el régimen de Ortega, al que calificó de “dictadura grosera”.

Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige”, dijo Francisco, refiriéndose a Ortega, en el poder desde 2007 y reelegido sucesivamente en cuestionados comicios.

Las declaraciones del cardenal nicaragüense
Las declaraciones del cardenal nicaragüense ocurren el mismo día en que el papa Francisco arremetió duramente en una entrevista con Infobae contra el régimen de Ortega, al que calificó de “dictadura grosera”.

“Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas (…) Son un tipo de dictaduras groseras”, añadió el santo padre.

Al respecto, el arzobispo de Managua aseguró que: “Él manifestaba los sentimientos de dolor, de tristeza que pueden producirse en situaciones que pueden ir dándose en los países, pero siempre es el mensajero de la paz, mensajero de la reconciliación”.

“Y sobre todo como ya nos decía la vez pasada, tenemos que seguir dialogando. Él dice el diálogo nunca hay que cortarlo porque solamente a través del dialogo se solucionan los problemas”, sostuvo.

La dictadura de Ortega-Murillo impulsa una serie de acciones contra opositores a los que acusa de intentar un golpe de Estado en 2018, cuando se produjo una crisis social y política con multitudinarias manifestaciones y choques entre disidentes y oficialistas que dejaron decenas de víctimas y centenares de detenidos.

El ex guerrillero acusó a los líderes de la Iglesia Católica de cometer “crímenes en el campo financiero” y aseguró que “allí tienen un proceso ahorita en el Vaticano, por cómo han malversado millones, porque han manejado millones ellos siempre”.

La dictadura de Ortega-Murillo impulsa
La dictadura de Ortega-Murillo impulsa una serie de acciones contra opositores a los que acusa de intentar un golpe de Estado en 2018, cuando se produjo una crisis social y política con multitudinarias manifestaciones y choques entre disidentes y oficialistas que dejaron decenas de víctimas y centenares de detenidos.

Desde 2021, Daniel Ortega promovió el endurecimiento de las leyes para castigar el financiamiento externo a los opositores y detuvo a más de 200 líderes políticos, empresarios y religiosos, entre ellos el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.

En febrero, la dictadura sandinista excarceló y expulsó a Estados Unidos a 220 opositores, a quienes despojó de su nacionalidad. El obispo se negó a viajar en el grupo de excarcelados y un tribunal lo condenó a 26 años de prisión por menoscabo a la integridad nacional y otros cargos.

(Con información de AFP y EFE)

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