Defensores de DDHH exigieron a la dictadura de Ortega una prueba de vida del Monseñor Álvarez

El obispo fue condenado a más de 26 años de cárcel por el régimen de Nicaragua luego de que se negara a ser desterrado con el grupo de presos políticos enviados al extranjero. Desde entonces, no hay información sobre su estado de salud

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Imagen de archivo. Rolando Álvarez,
Imagen de archivo. Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Estelí y crítico del presidente nicaragüense Daniel Ortega, posa para una foto en una iglesia católica en Managua, Nicaragua. 20 de mayo de 2022. REUTERS/Maynor Valenzuela

El Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh) envió un nuevo mensaje de alerta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la desaparición de Monseñor Rolando Álvarez, preso de la dictadura nicaragüense.

“¿DÓNDE ESTÁ MONSEÑOR  ÁLVAREZ? El Estado de Nicaragua lo secuestró y está desaparecido. ¿Está comiendo regularmente, recibiendo atención médica oportuna ¿Por qué no quieren que sepamos de él?  MUÉSTRENLO”, exige el centro en su campaña por la libertad del religioso.

Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue condenado a más de 26 años de prisión por delitos considerados “traición a la patria” un día después de negarse a ser desterrado por el Gobierno de Ortega a territorio estadounidense. Además, un tribunal sandinista lo despojó de la nacionalidad nicaragüense, la misma medida a la que fueron sometidos los 222 presos políticos que fueron liberados en Managua y enviados a Estados Unidos.

El obispo rechazó subirse al avión que lo llevaría, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, todos opositores, hacia Estados Unidos, lo que provocó la furia de Ortega, que lo tachó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.

El último viernes, en una entrevista exclusiva con Infobae, el papa Francisco habló del caso de Álvarez y denunció la brutalidad del régimen de los Ortega.

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“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”, aseveró Francisco desde su residencia de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano, con motivo del décimo aniversario de su papado.

En su análisis, Francisco agregó: “Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas... Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas”.

Sus declaraciones, muy esperadas entre religiosos y activistas, recibieron numerosas muestras de respaldo.

El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Báez Ortega, celebró los dichos del Papa. “Hoy él es ha dicho lo que son: una dictadura de desequilibrados, vulgar y anacrónica, al estilo hitleriano y comunista”, afirmó en Twitter el influyente obispo, que se encuentra fuera de Nicaragua desde hace cuatro años por decisión del papa Francisco por motivos de seguridad.

“Creo que no es la primera vez que el Papa los ve así (al régimen de Ortega) y no es tarde para decirlo”, agregó el religioso, quien el 15 de febrero pasado se convirtió en el segundo miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua a quien las autoridades judiciales de su país le retiraron la nacionalidad y ahora reside en Estados Unidos.

Por su parte, Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), escribió en su cuenta de Twitter que el Papa Francisco “habló sin miedo y sin filtro” al referirse a la situación que vive la Iglesia Católica en Nicaragua.

“El Papa Francisco habló sin miedo y sin filtros. Se sumó a las voces mundiales que llaman a Ortega un dictador al estilo Hitler. Destacó nuevamente la valentía y gallardía de Monseñor Rolando Álvarez ante una dictadura desquiciada que no respeta las leyes de Dios ni de los hombres”, escribió el ex diplomático.

Tanto Daniel Ortega como Rosario Murillo acusan a la Iglesia Católica de Nicaragua de apoyar la rebelión ciudadana que comenzó en abril de 2018, la que califican de “intento de golpe de Estado”, y mantienen un asedio constante contra algunos sacerdotes y obispos. Álvarez es uno de los rostros más visibles. Y perseguidos.

Según un recuento de la investigadora nicaragüense, la abogada Martha Patricia Molina, la Iglesia Católica de Nicaragua ha sufrido más de 250 agresiones de parte del régimen de Daniel Ortega y sus simpatizantes, entre las que cuentan golpizas a sacerdotes, profanaciones a templos, ataques armados, quemas y asedio, entre otras.

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