La andanada de acusaciones de corrupción que recibió el presidente Luis Arce de parte del equipo de Evo Morales lo forzaron a tomar decisiones apresuradas sobre el dólar antes de partir a Caracas para asistir a un homenaje a Hugo Chávez.
Desde el bando de Arce surgen réplicas de igualmente duras acusaciones contra el bando de Morales (ambos quieren ser candidatos en las elecciones de 2025. En Caracas se saludaron fríamente.
Las acusaciones más punzantes aluden al hijo de Arce, que estaría haciendo una fortuna, como la hija de Hugo Chávez lo hizo en Venezuela, con las compras de combustibles que hace en el exterior la empresa estatal del petróleo, YPFB, por las que paga a las proveedoras elevadas “comisiones”.
Según la denuncia hecha desde el bando de Morales, YPFB paga ahora 300 o 400 dólares de comisión a las empresas proveedoras por cada metro cúbico de gasolina o diésel importado, a pesar de que en 2021 esa comisión era de solamente 13 dólares.
Es decir que el gobierno de Arce estaría haciendo esas felonías cuando el país padece una grave crisis económica que pone en riesgo, precisamente, la provisión de gasolina y diésel para el mercado.
Las reservas del Banco Central no garantizan las importaciones por más de una semana y el gobierno ha dispuesto que 240 millones de esas reservas sean entregados a la banca privada para que pueda atender la demanda.
El diario El Tribuno de la ciudad argentina de Salta informó que la escasez de dólares en Bolivia estaba impactando también en la región fronteriza de ese país, donde la moneda boliviana, con el cambio fijo desde 2013, había llegado a ser un objetivo ante la inflación que allí se da.
Mientras trata de esquivar las denuncias sobre corrupción, Arce habla de la revolución socialista que se propone aplicar en Bolivia. Habla de las ventajas que tendría Cuba en educación y salud y se niega a aceptar que en ese país hay 1.077 presos políticos y en Bolivia 130.
En reunión con Delcy Rodriguez, “reafirmamos el compromiso de seguir unidos en la lucha contra el imperialismo y el capitalismo, que es la mejor forma de rendir homenaje al legado del comandante Hugo Chávez” dijo Arce.
Arce ha instruido al embajador en las Naciones Unidas que siga apoyando a Rusia en los debates sobre la invasión de Ucrania y se niega a condenar las acciones de la dictadura de Nicaragua, a la que, en cambio, respalda.
Simón Amaru, presidente de la Coordinadora Nacional en Defensa de la Democracia, creada por el MAS, llegó a decir que Nicaragua es “un ejemplo a seguir” porque su justicia decidió encarcelar a los obispos opositores.
Las acusaciones cruzadas sobre narcotráfico que se hacen los bandos opuestos del MAS son también espeluznantes. Los dos bandos se acusan de ser parte de cárteles internacionales.
Ahora que los diputados masistas están enfrentados, la opinión pública se entera de atroces verdades, como la siguiente.
El diputado Renán Cabezas, del frente de Morales, pidió que sea mandado a la cárcel su colega parlamentario José Rengel, del otro frente, a quien acusa de lavar dinero del narcotráfico en montos tan grandes que le permitieron hacer remesas por 51 millones de dólares a Alemania, Turquía, Costa de Marfil y Bélgica en pocos meses.
Desde La Habana, el diputado Leonardo Loza, de la línea de Morales, manda mensajes de homenaje a la dictadura de ese país y al Che Guevara, convertido en héroe por el MAS a pesar de haber sido derrotado por el ejército boliviano en 1967.
Y el cocalero Morales exige en las redes sociales que el gobierno libere las exportaciones para que lleguen dólares, a pesar de que él mismo frenó la salida de productos al exterior con bloqueos de carreteras y luego, ya en el gobierno, con decretos que frenaron las exportaciones originadas en Santa Cruz.
Arce no parece abrumado por estas acusaciones, aunque últimamente se difundió la versión de que llega muy tarde a su oficina de la presidencia y que tiene unas sobremesas con muchos brindis, que le obligan a hacer largas siestas.
Mientras se da este espectáculo de corrupción, la crisis económica se mantiene intacta. Los dólares ofrecidos por el Banco Central no han llegado a los bancos y los ciudadanos que los necesitan se ven obligados a participar en el mercado negro, donde se habla ya del “dólar blue”, como el que rige en Argentina.
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