La capilla de Nuestra Señora de los Rayos, perteneciente a la Iglesia Católica, entre Victoria y Curacautín, en la región chilena de La Auraucanía, ha quedado totalmente destruida y reducida a cenizas en un nuevo ataque incendiario de grupos mapuches.
Al menos ocho personas participaron en el ataque, según los datos preliminares recopilados por la Policía. Éstos rociaron la estructura con líquido inflamable y posteriormente le prendieron fuego. Después escaparon del lugar, informa la emisora Radio Biobío.
Vecinos de la zona dieron el aviso a Bomberos y Carabineros, quienes tuvieron dificultades para acceder debido a que se produjeron disparos en las inmediaciones del lugar. Una pancarta reivindicaba el ataque en nombre del grupo Resistencia Mapuche Malleco.
Este es el segundo ataque incendiario adjudicado por la Resistencia Mapuche Malleco tras el que se registró el 20 de febrero en la localidad de Traiguén, también en La Araucanía, donde un grupo de alrededor de seis encapuchados quemaron tres vehículos forestales.
La Araucanía es la región chilena con mayor concentración de indígenas mapuches, que desde hace años exigen la devolución de sus tierras ancestrales y denuncian un hostigamiento por parte del Ejecutivo. Las autoridades han negado en repetidas ocasiones estas acusaciones y, por el contrario, han apuntado a los nativos como los responsables de numerosos incidentes violentos en la zona, como ataques a fincas y a sus propietarios.
En febrero, la Ministra del Interior chilena, Carolina Tohá, anunció que el Gobierno de Gabriel Boric presentará acciones legales en contra de la organización mapuche y quienes resulten responsables por los ataques tendrán querellas, en todos los casos que los antecedentes apunten a la intencionalidad al momento de provocar siniestros forestales.
“No sé en qué agenda de reivindicación indígena eso puede tener justificación”, sentenció la ministra Tohá, junto con explicar que está tipificado en el ordenamiento jurídico que “prender incendios cuando hay condiciones como las actuales es un delito de riesgo que pone en peligro a la población”.
Un incendio en estas condiciones, no es “controlable”, por lo tanto, “desde el momento en que se decide una acción de ese tipo, se está poniendo en riesgo la vida de personas”, manifestó la ministra.
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