Una tormenta de acusaciones contra el presidente Luis Arce, manejada por Evo Morales, estalla al mismo tiempo que Facebook anula 1.600 cuentas de empleados del gobierno, los “guerreros digitales”.
Carlos Romero, que fue ministro de gobierno de Morales, dijo que Marcelo Arce, hijo del presidente, está a cargo del más grande negociado de importación de combustibles de la historia de Bolivia, y que tuvo contactos con la empresa Tesla en relación con el proyecto de explotación de litio. Aseguró que el hijo de Arce tuvo reuniones en 2020 con Vivas Kumar, un colaborador muy cercano de Elon Musk.
Según Romero, la “megacorrupción” del actual gobierno es de una magnitud tan grande que podría ser superior al narcotráfico. Dijo que hay grupos armados que operan en la disputa de rutas de diferentes bandas de narcos.
La guerra entre Arce y Morales, aspirantes a candidatos en las elecciones de 2025, ha llegado a extremos, con acusaciones cruzadas, todas ellas sobre presuntos hechos de corrupción de ambos.
En medio de este enfrentamiento, Meta anuló 1.600 cuentas de Facebook de los “guerreros digitales” del MAS, reclutados por Morales y mantenidos por Arce para lanzar acusaciones contra la oposición y apoyar todas las iniciativas del gobierno en las redes sociales.
La noticia surgió cuando el gobierno de Arce anunciaba el incremento del presupuesto de propaganda y de los medios de comunicación estatales, que para este año supera ahora los 13 millones de dólares.
En estos momentos tan tensos, Morales se metió un autogol al anunciar en público que en 2025 piensa contar en su campaña electoral con la participación de oficiales de las Fuerzas Armadas y de la policía, aunque después, como tiene costumbre, dijo que sus palabras habían sido distorsionadas por el periodismo.
De todos modos, la oposición ha pedido a las Fuerzas Armadas pronunciarse sobre ese anuncio de Morales, que define como un propósito de “seducir” a los militares para su campaña electoral.
La oposición, que todavía no tiene una cabeza visible, no necesitaría hacer nada para desprestigiar a los candidatos del MAS, pero los medios no tienen tiempo para ocuparse de los opositores ante semejante fuego cruzado de acusaciones entre Arce y Morales.
En respuesta a las acusaciones de compras con sobreprecio de gasolina y diésel por parte de la empresa estatal del petróleo, donde el hijo de Arce tendría vara alta, el gobierno difundió informaciones sobre lo que ocurrió con esas importaciones durante el gobierno de Morales.
Estas respuestas no toman en cuenta que la política económica del gobierno de Morales estaba a cargo de Luis Arce, pero en la guerra en que están esos detalles parecen no tener importancia.
Carlos Romero se ha convertido en una fuente que produce denuncias de corrupción a borbotones, a tal punto que los medios apenas pueden reproducir algunos detalles.
Dijo que Bolivia se ha convertido en un espacio donde se enfrentan bandas de narcotraficantes por el control de territorios aptos para el cultivo de coca, su transformación en cocaína y su traslado a países vecinos.
Cuando era ministro llegó a admitir que era imposible controlar el territorio amazónico de Bolivia, dos tercios del país, porque está tomado por el narcotráfico.
Y ahora lo repite, pero acusando al gobierno de Arce de ser el responsable de ese descontrol, con ataques a su sucesor en la cartera de gobierno, Luis Fernando del Castillo, a quien acusa de narcotraficante.
El bullicio de estas denuncias es tan grande que apenas hay tiempo para advertir que ha comenzado una corrida de ahorros en dólares en los bancos en pleno carnaval.
Los informes dicen que muchos ahorristas han decidido retirar sus dólares de los bancos para venderlos al Banco Central o al Banco Unión, que es estatal, pero que las cotizaciones han comenzado a variar hacia arriba.
La estabilidad del tipo de cambio, que duraba desde 2013, está ahora amenazada, pero la guerra interna del MAS y el carnaval dominan las primeras páginas de los periódicos.
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