Entre los 222 presos políticos nicaragüenses que este jueves llegaron desterrados a Estados Unidos, se encuentran varios personajes muy distintos en el grupo. Uno de ellos es Roberto Larios Meléndez, un militante sandinista, periodista y abogado, que desde 2010 se desempeñaba como vocero de la Corte Suprema de Justicia y figuraba como un férreo defensor del régimen, hasta su caída en desgracia en mayo pasado cuando fue encarcelado junto a los mismos opositores que fustigaba.
Otro, y el más conocido es Marlon Sáenz Cruz, alias “El Chino Enoc”, es un personaje muy conocido en Nicaragua. Exguerrillero. Sandinista histórico. Abogado. Pensionado. Youtuber. Paramilitar. Preso político. En abril de 2022 reconoció en una entrevista al diario La Prensa que fue uno de los miles de hombres que armó el régimen de Daniel Ortega para desmontar a balazos las barricadas levantadas en las protestas ciudadanas que exigían la renuncia del dictador en 2018.
El 18 de mayo del año pasado, El Chino Enoc fue enviado a una celda de castigo en la cárcel conocida como El Chipote, a la par de unos 40 líderes de la oposición y críticos del régimen a quienes, igualmente, años atrás persiguió como enemigos. Su caída en desgracia estuvo determinada por las fuertes críticas que hacia contra Rosario Murillo, al tiempo que defendía a Daniel Ortega.
Este personaje fue acusado y condenado por “transporte ilegal de estupefacientes, psicotrópicos y otras sustancias controladas; portación o tenencia ilegal de armas de fuego o municiones y fabricación, tráfico, tenencia y uso de armas restringidas, sustancias o artefactos explosivos”.
“Ahora sí, después de que caí preso pienso que sí es (una dictadura)”, declaró El Chino Enoc al diario La Prensa, tras su llegada al Hotel Westin, en Virginia, cuando se le preguntó si consideraba que el régimen de Daniel Ortega era una dictadura.
Roberto Larios ha evitado dar declaraciones a los periodistas que lo abordan.
La detención de alias El Chino Enoc se produjo la mañana del 18 de mayo de 2022, después de meses de asedio y un mes de cerco policial a su vivienda. “Esto es mantenerme casa por cárcel”, se quejó a través de sus cotidianos videos difundidos por las redes sociales.
Días antes, el 7 de abril de ese año, reveló lo que consideró un plan para asesinarlo. “Es urgente, es urgente. ¡Mi vida corre peligro! Acaban de dar señales de que no son mentiras las amenazas que desde hace tiempo vienen haciendo contra mi integridad física. Acaban de dar señal de que no es falso que pretendan atentar contra mi vida”, denunció.
Según Sáenz, un hombre lo visitó en su vivienda en la norteña ciudad de Condega, para proponerle un plan para derrocar a Daniel Ortega. Era una trampa, dijo, y según investigó a través de sus fuentes de inteligencia, el hombre era un sicario con la misión de asesinarlo, se llama Roberto Calderón, es de nacionalidad hondureña, le apodan “El Chote”, tiene vínculos con el crimen organizado y actúa como agente de la inteligencia policial de Nicaragua y Honduras.
Responsabilizó del plan para asesinarlo a Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y segunda en jerarquía en la dictadura nicaragüense. “Supuestamente me van a matar porque denuncié al hombre y van a salir con el cuento de que se fue a Honduras. Pero les aseguro que si eso pasa hasta ahí llegó la historia de Rosario (Murillo), porque se darán cuenta que es asesina, si eso pasa, Rosario es asesina. Y algunos jefes policiales. Si eso pasa, la Policía queda involucrada por Rosario”, acusó Sáenz.
El Chino Enoc, se declara admirador del Che Guevara y de Daniel Ortega. Comenzó a caer en desgracia cuando su crítica se enfiló hacia Rosario Murillo, a quien acusa de manejar a Ortega y desmoralizar al partido oficialista Frente Sandinista al que pertenece.
También acusa a Murillo de excluir a la vieja guardia sandinista, para fortalecer su proyecto personal de poder con gente joven y manejable que él denomina “el chayotal”, en alusión al hipocorístico “Chayo” con que se llama a la Rosario en Nicaragua. “Rosario saca a los que en realidad podemos enfrentar a los gringos. Para mí, tiene aspiraciones personales. Eso es”, afirma en la entrevista que le hizo La Prensa.
Marlon Gerardo Cruz Sáenz, 63 años, es un personaje anclado en los años 70. Antes de su detención, vestía generalmente una boina a lo Che Guevara, algunas veces portaba uniforme militar, llevaba siempre una pañoleta rojinegra, como la bandera sandinista, en el cuello y se le llama todavía por el alias que usó en el clandestinaje hace más de 40 años.
Se integró a la guerrilla sandinista cuando tenía 16 años de edad, en 1976 y en los años ochenta sirvió a la revolución en la Seguridad de Estado, el órgano de espionaje y control político del régimen, que con mano de hierro dirigieron los comandantes sandinistas Lenin Cerna y Tomás Borge.
Una vez que el Frente Sandinista perdió el poder en 1990, como muchos de sus compañeros de armas, estudió leyes y se hizo abogado. Aquejado por enfermedades, vivía con su familia en Condega, una pequeña ciudad a 180 kilómetros al norte de Managua.
Pero el Chino Enoc no se hizo popular por sus andanzas de guerrillero ni por su desempeño en la Seguridad del Estado, sino por sus rudimentarios videos que casi a diario difundía con voz gangosa a través de las redes sociales. Los videos de Sáenz criticaban con dureza la conducción del régimen y partido sandinista, particularmente la actuación de Rosario Murillo. Era la única voz crítica a lo interno del Frente Sandinista, un partido en el que se considera tabú criticar a los dirigentes.
“No se confunda, yo no soy opositor, yo soy sandinista”, ha aclarado.
Marlos Saénz pertenece a la vieja guardia sandinista, que se hacen llamar oficialmente “sandinistas históricos”. “Se le denomina sandinismo histórico a todos aquellos sandinistas que vienen de la guerrilla contra Somoza o que estuvieron en la guerra de los años 80, tanto en el Ejército como en el Ministerio del Interior, también en las estructuras políticas y del Estado o el gobierno, muchos de ellos con grados militares u honoríficos. La mayoría ha estado al lado de Daniel Ortega”, explicó a Infobae el mayor en retiro del Ejército de Nicaragua, Roberto Samcam.
Esta vieja guardia fue relegada por Rosario Murillo tras el regreso de Daniel Ortega al poder en 2007. Sin embargo, cuando las protestas de 2018 rebasaron la capacidad de respuesta de la Policía y los grupos de choque sandinistas, Ortega llamó a estos exguerrilleros, muchos de ellos de la tercera edad, pero con experiencia militar, para engrosar el ejército paramilitar que con armas de guerra y apoyo de la Policía ejecutó la llamada “Operación limpieza” para desmontar las barricadas que tenían casi paralizado el país.
“No nos dejamos utilizar. Fuimos conscientes. Pasamos casi tres meses diciéndole, comandante, denos la orden y los descachimbamos (desbaratamos). Nosotros mismos se lo pedimos, no nos utilizaron”, confesó El Chino Enoc en la entrevista al diario La Prensa.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 355 personas fueron asesinadas durante estas jornadas de protesta y represión, la mayoría de ellos durante la ejecución de la Operación Limpieza.
“No todos llevaban armas”, explicó Sáenz. “Y los que llevaban no todos llevaban armas de guerra. Una foto famosa, en la que tengo un arma, esa es una escopeta 16. La mayoría de la gente llevaba escopetas. Había un 40 por ciento de jóvenes junto con los viejos. Había lisiados, panzones, que ni correr podían, lo único que con experiencia”.
La vieja guardia sandinista comenzó a ser relegada de nuevo el año pasado. Un memorándum firmado el 28 de marzo de 2022 por Leopoldo Rivas Alfaro, coordinador nacional de atención al “sandinismo histórico”, ordena la “desactivación” de las estructuras de la vieja guardia.
“El sandinismo histórico reclamaba el lugar que tuvieron en los años 80: un lugar de dirección, cargos en el gobierno, mando, manejo de recursos, pero Rosario no los contemplaba, porque ella tenía en sus planes la creación de una falange juvenil que la pudiera controlar perfectamente donde no hubiera viejos”, afirma el mayor en retiro Roberto Samcam.
El Chino Enoc reaccionó inconforme ante el memorando y desconoció la orden. “Ni Daniel Ortega puede desactivar al sandinismo histórico”, dijo.
De esta forma llegó a ser asediado, perseguido como los mismos opositores que, irónicamente, el persiguió, y encarcelado. Ahora mismo comparte hotel con los opositores nicaragüenses desterrados, atendido por el que hasta hace poco llamaba “imperialismo norteamericano”.
“Estados Unidos ha incrementado su actividad contra nosotros, porque todo esto responde a un plan de Estados Unidos”, declaró en una entrevista con La Prensa poco antes de ser detenido. “¿Quién es el enemigo? El mismo imperio. Aparte de lo militar, ¿qué nos hacían en aquellos años de los ochenta. El embargo económico, las sanciones económicas, el aislamiento económico. ¿No es lo mismo que están haciendo ahora? Cortan la relación comercial de las empresas tales y tales, de los fulanos, de los funcionarios. Te hacen todo un boicot económico, un aislamiento, es lo mismo que nos hicieron”.
Cuando los periodistas le preguntan si no es una contradicción que haya decidido tomar un avión hacia el país que antes consideraba su enemigo, él responde: “Yo siempre hago una distinción, una cosa es el país y otra el gobierno. Yo ahora estoy en el país Estados Unidos”.
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