A casi un año de la invasión de las tropas de Vladimir Putin a Ucrania no son pocos los que deciden huir de las bombardeos para buscar un lugar que les garantice la paz y la tranquilidad que necesitan.
Los constantes enfrentamientos, las pocas libertades y las sanciones de la comunidad internacional que cada día aíslan más a Rusia del panorama mundial, ha desatado en Moscú el llamado “turismo de nacimiento” o “birth tourism”, es decir, el traslado a otro país con el fin de dar a luz, obtener la nacionalidad de la nación que se visita, la residencia permanente y un nuevo pasaporte para los padres.
Uno de esos países que ha recibido a decenas de mujeres embarazadas de nacionalidad rusa es Argentina que, además de no requerir visa para los ciudadanos de ese país, ofrece otras facilidades migratorias a todo aquel que la visite con planes de permanencia a largo plazo.
El pasado mes de enero, el diario británico The Guardian alertó sobre la llegada a la nación suramericana de decenas de mujeres que eligieron Argentina por su pasaporte, pues les permite realizar viajes de corta duración a 171 países sin visado, incluidos los de la Unión Europea, el Reino Unido y Japón. A diferencia del documento ruso, con el que sus ciudadanos solo pueden ingresar a 80 países.
En su nota sobre el turismo de nacimiento hacia Argentina, el citado medio contó la historia de Polina Cherepovitskaya, una mujer rusa que junto con su esposo, abandonaron su tierra apenas se inició la invasión a Ucrania, en vista de la cantidad de puertas que se estaban cerrando para los ciudadanos de su país.
“Descubrí que estaba embarazada poco después de que comenzara la guerra en Ucrania”, expresó Cherepovitskaya. “Cuando vimos que las fronteras comenzaron a cerrarse rápidamente a nuestro alrededor, supimos que teníamos que encontrar un lugar al que pudiéramos viajar fácilmente. Un pasaporte argentino le abrirá muchas puertas a mi hijo”, declaró la mujer al diario The Guardian.
En su extenso reportaje, el diario británico cita datos de la embajada rusa para afirmar que en 2022, unos 2.500 rusos se mudaron a la Argentina. Muchos de ellos fueron mujeres embarazadas que eligieron ese país para el nacimiento de sus hijos. Las estimaciones de la embajada indican que en 2023 podrían ser 10.000 los que lleguen al país, principalmente por turismo de nacimiento.
La directora de la oficina de inmigración de Argentina, Florencia Carignano, aseguró este viernes que se inició una investigación judicial para acabar con lo que calificó como “un negocio lucrativo que promete pasaportes argentinos para los padres rusos”.
De acuerdo con la información de The Guardian, una decena de mujeres con entre 32 y 34 semanas de embarazo, llegaron a Buenos Aires el jueves por la noche. Varias de ellas fueron rechazadas en el control de pasaportes, pero finalmente se les permitió el ingreso al país.
Carignano indicó que en el último año llegaron a la Argentina aproximadamente 10.500 ciudadanos rusos, y en los últimos meses, 5819 mujeres embarazas, de las cuales 7.000 ya no están en el país, dejando a los abogados argentinos a cargo de solicitar la ciudadanía para sus respectivos bebés.
“El problema es que llegan, tienen a sus hijos y luego se van de Argentina para no volver jamás”, expresó la funcionaria argentina a medios locales. “No podemos permitir que nos mientan descaradamente diciendo que son turistas cuando no lo son”, sentenció.
“En el régimen de Putin, no estar de acuerdo con la guerra es suficiente para que uno vaya a la cárcel o para que miembros de su familia sean enviados al frente de batalla”, expresó Christian Rubilar, abogado que representa a una de las mujeres rusas retenidas en Ezeiza, el principal aeropuerto internacional de Argentina.
Este viernes, según pudo conocer The Guardian, dos de las mujeres rusas permanecían en el aeropuerto de Buenos Aires, sin poder pasar por el control migratorio.
“No están bajo arresto”, dijo un portavoz de Migraciones Argentinas según declaraciones recogidas por el diario británico. “Se están llevando a cabo negociaciones para enviarlas de regreso a su punto de partida, un esfuerzo complicado por el hecho de que las mujeres llegaron solas, con poco dinero, sin boletos de regreso y más de 30 semanas de embarazo”, agregó.
(Con información de The Guardian)
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