El dictador nicaragüense, Daniel Ortega, aseveró este jueves que no le está pidiendo a Estados Unidos que levante las sanciones a funcionarios de su régimen, tras la excarcelación y expulsión hacia el país norteamericano de 222 presos políticos.
“No estamos pidiendo que nos levanten las sanciones”, aseguró el ex guerrillero sandinista desde el centro de convenciones Olof Palme, en Managua, a donde acudió flanqueado por el alto mando militar y policial, así como de representantes de los demás poderes del Estado.
“No estamos pidiendo nada a cambio”, sostuvo Ortega en el acto transmitido por cadena nacional, y en la que celebró que ahora en Nicaragua no quedan lo que calificó como “golpistas”, “terroristas”, ni “mercenarios”.
Para el régimen de Ortega-Murillo, la excarcelación y expatriación hacia Estados Unidos de los 222 prisioneros fue un hecho “sorprendente”.
Hace unos días, la esposa de Ortega llamó por teléfono al embajador estadounidense en Managua, Kevin Sullivan y le planteó a Washington que acogiera a los presos políticos.
“No se trata de negociar nada”, aclaró Ortega, quien ahora calificó a los prisiones de “víctimas de las políticas imperialistas, que los utilizan, los financian, los arman, y luego los mandan a buscar como destruir la paz de un país, como la que venía gozando Nicaragua hasta abril de 2018″.
Ortega expresó que no esperaba una respuesta positiva de EEUU a la solicitud, la cual, remarcó, se hizo sin pedir nada a cambio.
El embajador Sullivan primero les dijo que iba a consultar con la Casa Blanca y luego les preguntó qué a cuántos iban a excarcelar, y respondió que a todos, incluyendo al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, que al final no aceptó subirse al avión para ser expatriado.
“No queremos que quede ningún rastro de los mercenarios del imperio en nuestro país”, añadió.
Washington pidió una lista de prisioneros y dijo que se llevarían a todos en un solo vuelo este jueves.
“Aquí no ha habido ninguna negociación. Eso debe quedar claro”, insistió.
El dictador sandinista indicó que enviaron a Washington una lista de 228 presos y la Casa Blanca vetó a cuatro de ellos, incluido uno, Eliseo de Jesús Castro Baltodano, quien fue encarcelado en Estados Unidos y luego deportado en febrero de 2006 por violencia contra las mujeres.
Los otros tres vetados fueron Walter Antonio Ruiz Rivera, Jaime Enrique Navarrete Blandón y el abogado José Manuel Urbina Lara.
“Nos dijeron que ellos no podían. No nos dieron razones”, explicó Ortega.
La lista quedó en 224 prisioneros, de ellos viajaron 222, porque dos de ellos no quisieron subir al avión: el obispo Rolando Álvarez y Fanor Alejandro Ramos, éste último condenado también por tráfico de drogas.
Ortega decidió unilateralmente excarcelar a los prisioneros para enviar “un mensaje para la paz, para la estabilidad, para que el pueblo nicaragüense esté convencido de que todo lo que hacemos es para asegurar la paz”, y que a EEUU no le han “pedido absolutamente nada”.
“Esto no es un truque; te doy esto y me das aquello”, sostuvo el dictador, para quien los prisioneros “están regresando a un país donde los han utilizando sus gobernantes”.
“Gracias a Dios se produjo el milagro. Hemos recuperado la paz de la que estamos gozando. Ahora que salieron los golpistas, los mercenarios, respiramos la paz, gracias a Dios”, concluyó.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) exigió este jueves al régimen de Ortega que restituya los derechos de los 222 presos políticos expulsados a Estados Unidos.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con Murillo, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio.
(Con información de EFE)
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