Michelle Bachelet dio a conocer su postura frente al nuevo trámite que busca instalar una nueva Constitución en Chile, donde además se refirió a su primer intento por reformar el texto de la Carta Fundamental de su país.
En medio de la actividad denominada “Mesa de Estrategia y Prospectiva para Chile”, organizada por la Comisión de Desafíos del Futuro en la sede del Congreso Nacional en Santiago, Michelle Bachelet declaró que, pese a que una nueva Constitución debe elaborarse con la intención de ser una “casa común” para los ciudadanos, el texto fundamental indudablemente generará discrepancias. “Yo comparto que una Constitución nueva tiene que ser la casa común; sin embargo, no estoy segura de que pueda ser la casa común de todos, porque no todos queremos lo mismo sobre el modelo de sociedad, el modelo económico”, dijo.
“Creo que hay que hacer el mayor esfuerzo por tener la mayor casa común posible, pero no nos pasemos películas, porque hay diferencias”, enfatizó Bachelet, subrayando que tales desacuerdos son válidos, “porque estamos en una democracia”.
Bachelet destacó también el proceso constitucional que ella llevó adelante durante su segundo gobierno, y lo destacó como un ejemplo de “cómo el país puede lograr innovar para encauzar una discusión clave para el futuro del país”. Durante su participación en la actividad destacó la importancia del protagonismo que el Estado debe tener en un proceso de estas características. “Sin mirada de Estado, sin mirada de largo plazo, estamos destinados a tropezar con obstáculos pequeños”.
Por lo anterior, valoró el debate abierto por la instancia: “Institucionalizar un trabajo reflexivo de anticipación es una necesidad de los estados modernos. Es un paso en la dirección correcta: Hay que maximizar las certezas frente a horizontes cambiantes”. “Es además lo que nos ayudará a crear acuerdos por encima de los tiempos electorales y favorecer pactos nacionales. Ganará la buena política”, agregó.
En referencia al primer intento, en 2015 y que fue negado por la oposición de la época, dijo que fue una oportunidad de apertura a un debate necesario. “Pudimos llevar una discusión extremadamente técnica a las plazas de barrio. Es decir, constatamos que es posible abordar temas complejos con mirada de Estado. Ningún grupo político fue excluido, la institucionalidad no fue quebrantada”, indicó. En esa línea, subrayó que “más allá de los resultados, se puso en movimiento un conjunto de caminos que antes parecían imposibles. Es una discusión que sigue abierta, pero lo importante es que la democracia chilena mostró su enorme potencial”, advirtió la ex jefa de Estado.
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Elegido el comité de expertos
Durante esta semana, el Congreso de Chile culminó el proceso que eligió a los 24 expertos constitucionales, cuya misión será redactar un anteproyecto que será presentado al Consejo Constitucional. Ahora bien, uno de los argumentos que se ha esgrimido especialmente por los analistas y que llevó al país a rechazar la primera aventura constitucionalista se debió a que el proyecto de nueva Constitución presentado, tuvo poca participación de expertos en la redacción. Son 12 hombres y 12 mujeres, cumpliendo una cuota de paridad. Entre ellos, hay 21 abogados, una ingeniera comercial, un sociólogo y una periodista. La mayoría egresó de universidades privadas, nueve de ellos de la Universidad Católica de Chile y sólo cuatro estudiaron fuera de la capital. Uno de los nombres más polémicos es el del ex Ministro de Justicia, Hernán Larraín, por tratarse de un histórico dirigente de la Unión Demócrata Independiente (UDI). Fue, además, senador durante 24 años.
Su llegada al Comité de Expertos generó polémica debido a su vínculo con Colonia Dignidad y su defensa a Paul Schäfer, pese a la red de pederastia que lideró el colono alemán en Villa Baviera y el uso de su enclave como centro de detención y tortura durante la dictadura.
Al margen de la discusión sobre los integrantes que conformarán el comité constitucional, Bachelet valoró el avance desde la experiencia adquirida. “Institucionalizar un trabajo reflexivo de anticipación es una necesidad de los estados modernos. Es un paso en la dirección correcta: Hay que maximizar las certezas frente a horizontes cambiantes”. “Es además lo que nos ayudará a crear acuerdos por encima de los tiempos electorales y favorecer pactos nacionales. Ganará la buena política”, agregó, junto con recordar algunas de sus experiencias sobre la materia.
“Chile tiene actores dispuestos a abordar nuevos retos, con enormes capacidades y una institucionalidad que puede ponerse a tono cuando hay claridad del norte a alcanzar”. “El pesimismo tiene solución: se acaba en el trabajo conjunto. No hay países chicos, hay países con o sin agendas (...) para pensar en el mañana debemos contar con cimientos éticos sólidos”. Finalmente, puso énfasis en recordar que “este año se cumplen 50 años del Golpe de Estado. La profunda división que vivió la sociedad chilena es un enorme lastre para proyectarse a una sociedad más plena. Por eso es tan importante procesar nuestras diferencias en democracia y contar con un acuerdo esencial sobre la cultura de derechos humanos”, recalcó.
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