La Fiscalía de Brasil presentó este lunes cargos contra otros 54 individuos por el asalto (intento de golpe Estado) del pasado 8 de enero a las sedes del Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el palacio presidencial de Brasilia, con lo que suman ya 98 los encausados.
Todos ellos fueron detenidos en el campamento levantado por simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro ante el Cuartel General de las Fuerzas Armadas brasileñas en la capital, informó la cadena brasileña Globo.
Están acusados ante el Tribunal Supremo Federal de los delitos de asociación criminal y de incitación al crimen por animar a las Fuerzas Armadas a actuar contra los poderes constitucionales.
“Había una estructura evidente para garantizar la permanencia y estabilidad” de los manifestantes que pedían un golpe de Estado, explicó el coordinador del Grupo Estratégico para Combatir los Actos Antidemocráticos, el subprocurador Carlos Frederico Santos.
El plenario del Tribunal Supremo Federal decidirá si admite a trámite esta denuncia y si, como solicita la Fiscalía, se sustituyan la prisión preventiva de estas 54 personas por medidas cautelares como la prohibición de acceso a redes sociales, contacto con los demás investigados o distancia mínima de 500 metros a cualquier instalación militar.
Por otra parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acusó este lunes a su predecesor, Jair Bolsonaro, de haberse “insertado” en las Fuerzas Armadas de su país, dos semanas después del levantamiento golpista perpetrado por seguidores radicales del ultraderechista en Brasilia.
“Las Fuerzas Armadas no existen para servir a un político, existen para garantizar la soberanía de nuestro país. Está muy bien escrito en la Constitución. Lo que sucedió es que Bolsonaro no respetó la Constitución y se insertó en las Fuerzas Armadas”, aseveró Lula en una rueda de prensa conjunta con su homólogo argentino, Alberto Fernández, en Buenos Aires.
El jefe de Estado brasileño destituyó este sábado al comandante del Ejército, el general Júlio César de Arruda, en medio del clima de desconfianza entre el mandatario progresista y sectores de las Fuerzas Armadas desde el asalto a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema el pasado 8 de enero.
Escogió como sustituto al general Tomás Paiva, quien defendió de forma enérgica la democracia y el resultado de las elecciones presidenciales de octubre de las que salió vencedor Lula sobre un Bolsonaro que sigue sin reconocer su derrota en las urnas.
“Elegí un comandante del Ejército que no funcionó y tuve que elegir a otro. Tuve una buena charla con él (Paiva) y él piensa exactamente lo mismo que yo he dicho sobre las Fuerzas Armadas”, aseguró Lula desde la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, en donde se reunió este lunes con Fernández.
Durante su intervención, Lula ratificó su confianza en “recomponer las cosas” en el seno de las Fuerzas Armadas de Brasil, que “pertenecen al Estado brasileño” y que, por lo tanto, “deben aprender a convivir democráticamente”.
“Brasil volverá a la normalidad. Las Fuerzas Armadas cumplirán su papel, el Ejecutivo cumplirá su papel, el Legislativo cumplirá su papel y, así, Brasil estará bien”, sentenció el presidente brasileño.
Con información de Europa Press y EFE
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