Durante el gobierno de Rafael Correa en Ecuador las expresiones en contra del régimen fueron duramente reprendidas. Los manifestantes que se opusieron a las políticas correistas fueron golpeados, encarcelados y perseguidos.
Una de las escenas más bochornosas e insólitas del régimen correista fue la detención de Francisco Sampedro, un chofer que fue contratado para transportar un muñeco de cartón de un borrego durante una protesta y a quien acusaron por tráfico de armas químicas y nucleares.
Durante el gobierno de Rafael Correa, cuando la oposición convocaba a una marcha, el régimen respondía con una contramarcha, a la que asistían funcionarios públicos y militantes que al final del evento recibían sándwiches y bebidas. Por esa dinámica y por el fanatismo exacerbado a favor de Correa, sus seguidores recibieron el apodo de “borregos”, haciendo alusión a que se mueven en masa bajo la orden del Caudillo.
El 26 de noviembre de 2015, Francisco Sampedro fue detenido por miembros de la Policía Nacional horas después de una protesta en contra del gobierno en Guayaquil.
Sampedro transportaba en su vehículo un muñeco en forma de borrego y eso provocó que fuera acusado como autor del delito de tráfico ilícito de armas de fuego, armas químicas, nucleares o biológicas, tipificado en el artículo 362 del Código Orgánico Integral Penal y cuya pena contempla prisión de cinco a siete años.
Según informaron los policías que participaron en la detención, a las 18:40 de ese día, en medio de la protesta incineraron llantas y un muñeco de cartón en forma de borrego en los exteriores de la Gobernación del Guayas. El borrego llevaba un cartel con la leyenda: “Aprobando las enmierdas obtendré pasto para mi estómago”. La manifestación de ese día se oponía a la aprobación de una serie de enmiendas constitucionales que luego fueron derogadas.
Los uniformados identificaron a la camioneta de Sampedro y aseguraron que desde esa se descargaron los neumáticos con “supuesto material explosivo”. Por tal razón, casi dos horas y media después “se procedió a localizar e inmediatamente interceptar este vehículo y su conductor”. Los policías dijeron que en la camioneta de Sampedro encontraron banderas, afiches, palos, tubos y hojas volantes de papel con manuscritos y que el conductor supuestamente tenía aliento a licor, según recoge el especial Sobrevivientes de Plan V.
A Sampedro se lo detuvo en delito flagrante y no se le dio explicación de la falta que cometió.
Los objetos encontrados en el vehículo de Sampedro, como los neumáticos, el papel o la gasolina, no podían ser catalogados como armas de fuego ni como armas químicas ni biológicas ni nucleares, según varios expertos.
Sampedro permaneció 86 días preso en la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más violenta del país, pues se le aplicó la prisión preventiva para investigación. El 20 de febrero de 2016, salió en libertad y pudo defenderse en ese estado hasta que el 30 de junio de 2017, casi dos años después de esa manifestación, fue declarado inocente. La Fiscalía decidió abstenerse de acusar a Sampedro porque no tenían suficientes elementos de convicción para demostrar la culpabilidad del chófer que transportaba un muñeco de borrego en su camioneta.
“Todo lo que me hizo el presidente Correa porque yo estaba inocentemente ahí (en la cárcel), acusado de algo que no había cometido. Por hacer el flete, se ensañó conmigo y me mandó a vivir a la Penitenciaría del Litoral y me hizo fichar. Me afectó bastante. Me quedé sin carro, sin trabajo…” contó Sampedro en una entrevista que se viralizó en redes sociales.
La historia de Sampedro no es la única que demuestra la poca tolerancia del régimen de Rafael Correa ante las manifestaciones de sus opositores. Por ejemplo, el 1 de mayo de 2015, Luis Calderón, un estudiante fue detenido y sentenciado a realizar 20 horas de servicio comunitario por hacerle un gesto obsceno al presidente. Lo mismo vivió el artista Jaime Guevara que también le realizó una seña obscena al mandatario durante una caravana presidencial del 2013. Guevara aseguró que Correa se bajó del auto que lo movilizaba, lo insultó diciéndoles “borracho” y “marihuanero” al artista y lo retó a enfrentarse a golpes.
Asimismo, en el 2011, Correa atacó a Irma Parra, que apoyaba el No a la consulta popular. La mujer también le habría realizado un gesto obsceno.
Uno de los casos emblemáticos sobre la persecución judicial durante el mandato de Rafael Correa fue la acusación de terrorismo en contra de Francisco Endara Daza que fue sentenciado por aplaudir durante las manifestaciones que ocurrieron el 30 de septiembre de 2010, el día que sucedió una revuelta policial en Ecuador.
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