El Interamerican Institute for Democracy realizó este martes en Miami, Estados Unidos, el coloquio Quo Vadis Brasil, que ofreció diferentes perspectivas de la democracia en Brasil, y se transmitió en vivo por Youtube.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Tomás Regalado, presidente del Interamerican Institute for Democracy, y participaron Ernesto Araújo, ex ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, el politólogo, activista, empresario brasileño Luiz Philippe de Orléans e Bragança y la economista Zelia Cardoso, ex ministra de Hacienda en Brasil. El evento fue moderado por Beatrice Rangel, integrante del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.
“Me gusta ver la democracia como un instrumento para la libertad. Y el cristianismo también es sobre la libertad. Entonces un mundo que ya no quiere creer en Dios es un mundo que ya no quiere creer en la libertad y la democracia”, declaró Ernesto Araújo, quien fue canciller del gobierno de Jair Bolsonaro entre 2019 y 2021. “El mundo actual ya no cree en la libertad. Es un mundo que ya no cree en sí mismo ni en que el hombre puede crear soluciones. Es un mundo que no cree que el hombre pueda identificar la verdad y la mentira. Y que no cree que el hombre pueda ser libre”, afirmó.
“El mundo estaba avanzando con la libertad y en un punto de los años 90 decidieron que estaba avanzando demasiado y crearon ‘el tercer camino’, que traía al capitalismo más cerca del socialismo. Y eso fue el arte de la globalización, que reinstaló el control sobre la sociedad”, advirtió Araújo.
“En Brasil vemos la alianza de la izquierda con la derecha generando una nueva manera de democracia. El problema es que decidieron darle este nuevo régimen a la democracia y decidieron llamarlo democracia. Convencer al pueblo de que este es el camino fue ponerle el nombre de democracia. Llamaron Ferrari al Twingo que ahora está en Brasil”, dijo el ex ministro de Relaciones Exteriores brasileño.
El politólogo Luiz Philippe de Orléans e Bragança advirtió que “la democracia requiere de la opinión pública” y señaló que la población debe mejorar y no puede delegar sus derechos a los parlamentarios para que luchen por ella. “La sociedad debe luchar por sus derechos”, afirmó.
“¿Entonces deberíamos quedarnos a ver lo inevitable del derrumbe de la sociedad brasileña? No, necesitamos una fuerte oposición que determine quien está al mando de Brasil y de Latinoamérica. Porque, por ahora, el rol de la sociedad está perdiendo. Entonces necesitamos una verdadera oposición con un verdadero compromiso”, afirmó Luiz Philippe de Orléans e Bragança.
Zelia Cardoso señaló que el fallido intento de Golpe de Estado el pasado 8 de enero en Brasil “fue una prueba y el resultado fue bueno”, ya que los manifestantes no lograron su cometido gracias a la rápida reacción del gobierno de Lula da Silva. “Los militares y los policías actuaron bien e hicieron su trabajo. Al día siguiente todos los gobernantes y la mayoría de la población opinaron que estuvo mal lo que hicieron los manifestantes. Porque no fue ‘libertad de expresión’ lo que hicieron los manifestantes”, dijo.
“Ahora el Congreso de Brasil tiene la obligación de hacer su parte y definir con acciones si estuvo bien o no lo que ocurrió”, concluyó Cardoso.
Por su parte, Beatrice Rangel advirtió que en Brasil “hay una profunda desconfianza de un segmento de la población respecto a las instituciones” y que el nuevo problema a la vista del gobierno del segundo país más grande del hemisferio es “si decidirá hacer cambios en sus instituciones para satisfacer la necesidad de una mejor democracia”.
Los coloquios del Instituto Interamericano para la Democracia no pretenden ofrecer conclusiones, sino que son escenarios de debate.
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