El volcán Cotopaxi, ubicado a 45 km al sur de Quito, ha vuelto a arrojar gases y ceniza que llovieron levemente en varias localidades rurales aledañas al macizo, en especial en los lugares que se han hecho comunes como parte del actual proceso eruptivo iniciado a fines de octubre de 2022.
La ceniza comenzó a caer el miércoles en la de la tarde alrededor de las 20:00 hora local (1:00 GMT del jueves) y continuó durante las siguientes horas, acompañada de nuevas alertas de señales sísmicas detectadas por las estaciones del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador. El IG indica que la amplitud de la señal es baja en comparación con otros pulsos con mayor actividad, registrados durante la fase de erupción actual.
Un informe del Instituto confirmó una disminución de material volcánico en las zonas de Mulaló, San Antonio, San Ramón, Ticatilin y MAE Norte. En la madrugada del 11 de enero de 2023 hubo un nuevo reporte de caída de ceniza del volcán Cotopaxi. El confirmó que estas cinco comunidades localizadas en la provincia de Latacunga constituían el principal perímetro de afectación.
En un tuit publicado por el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, entidad adscrita al gobierno del Ecuador, se aseguró el registro de una “caída de ceniza leve por actividad del volcán Cotopaxi, en la parroquia Mulaló en los sectores: San Ramón, Ticantilín, Macaló Grande, Mae Norte y San Antonio”. El mensaje también informa que el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y el Instituto Geofísico realizan un monitoreo permanente del volcán.
Según las imágenes de satélite, la nube de ceniza se mueve hacia el suroeste. Este fenómeno se ha repetido a lo largo del actual período de erupción. Por lo tanto, el IG recomienda informarse por las fuentes oficiales. El olor a azufre también se reportó en las localidades de Ticatilín y en el llamado control de Caspi en el Parque Nacional Cotopaxi, cuyo volcán es el segundo pico más alto de Ecuador con 5.897 metros sobre el nivel del mar.
Actualmente, la columna de ceniza del Cotopaxi alcanza una altura de 500 metros sobre el nivel del cráter y el viento la sopla en dirección de las provincias de Tungurahua, Bolívar, Los Ríos y Guayas. Mientras tanto, a 90 kilómetros al este de Quito, el volcán Reventador, que está en erupción desde 2002 y se encuentra a 3.560 metros sobre el nivel del mar, ha arrojado una nube de ceniza que ha alcanzado los 800 metros sobre el nivel del cráter y se desplaza en dirección suroeste.
Casi al mismo tiempo en la sureña provincia amazónica de Morona Santiago, el volcán Sangay, que se encuentra en erupción desde 2019 y tiene una altura de 5.260 metros, hizo lo propio con una columna de ceniza que alcanzó los 1.000 metros de altura y fue movida por un viento del noreste.
El desarrollo de estas emisiones de ceniza y la actividad correspondiente de estos volcanes están siendo monitoreados continuamente por las autoridades y un simulacro de evacuación está programado para el 27 de enero en Quito ante la posibilidad de una escalada de la erupción del Cotopaxi.
En la sesión del Concejo Municipal de Quito del martes 10 de enero de 2023, Hugo Yepes, vulcanólogo y asesor técnico del cabildo, explicó que los períodos de erupción durante el 2022 representan un período de actividad no explosiva con emisiones moderadas y vapor con pequeñas cantidades de ceniza, pero con un componente de fuego. Agregó que en el corto plazo se espera que la actividad continúe durante semanas o meses hasta que se agote la energía contenida en los macizos, pero cualquier cambio podría generar nuevos escenarios.
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