Un economista de perfil técnico, con una dilatada carrera en instituciones internacionales y que no representa ninguna ideología o partido político. Con esta presentación, Ilan Goldfajn logró convencer para ser elegido nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Una presentación que no convence a todos en Brasil, aunque él haya asegurado en entrevistas y actos públicos que cuenta con el apoyo de todos en su país. Los miembros de la Asamblea de Gobernadores del BID, formada por los ministros de Economía y autoridades económicas de los 48 países que forman la institución, decidieron confiar en él.
Propuesto por Jair Bolsonaro unos días antes de las elecciones presidenciales (que acabó perdiendo), Goldfajn no ha conseguido ni una palabra de apoyo por parte del electo Luiz Inácio Lula da Silva.
Sí consiguió lo contrario, palabras de desaliento, en boca del ex ministro brasileño Guido Mantega, quien integra el proceso de transición de Lula y calificó la candidatura como “otro golpe” dado por Bolsonaro.
“No estoy diciendo que sea un mal candidato, pero Bolsonaro intentó dar otro golpe, crear un hecho consumado y postular un presidente del BID de forma equivocada. No fueron a negociar con Argentina, Perú, a Colombia o Uruguay. Ellos simplemente lanzaron un candidato”, apuntó.
Haciendo oídos sordos, Goldfajn se empeñó en seguir defendiendo su candidatura como figura imparcial. A tres días de que empezara el mundial de fútbol de Qatar, el pasado jueves hacía en un acto público una analogía futbolística sobre su nominación.
Cuando llega un mundial, el entrenador “decide quiénes son los jugadores (de la selección nacional)” y “el 99 % de la gente entiende que esos son los jugadores, pero siempre hay un 1 % que dice: Bueno, quiero a mi jugador de mi equipo. Pero puedo asegurarles que cuando comience la Copa del Mundo, todos los brasileños apoyarán a su equipo”, apuntaba.
EL NO AMIGO DEL PT
Nacido en Haifa (Israel) en marzo de 1966 (56 años) pero nacionalizado brasileño y criado en Río de Janeiro, tiene una amplia experiencia en el sector bancario, tanto el público como en el privado, ya que fue economista jefe y socio del Itaú, el mayor banco privado de América Latina.
En el sector privado también tuvo experiencia, tanto como economista como en la condición de socio, en entidades como Credit Suisse Brasil, Ciano Investimentos y Gávea Investimentos.
Se desempeñó como presidente del Banco Central brasileño entre 2016 y 2019 tras ser postulado al cargo por el entonces presidente, Michel Temer, quien llegó al poder tras la destitución de Dilma Rousseff.
En esta etapa se granjeó la animadversión del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, que colgó la etiqueta “golpista” a todos los miembros de la administración Temer.
En el Banco Central, Goldfajn se caracterizó por el celo en el control de la inflación y en el cumplimiento del techo de los gastos públicos.
Promovió una de las mayores bajadas de tipos de interés de la historia de Brasil, pasando de 14,25 % al 6,5 % al final de su gestión, mientras se logró mantener una relativa estabilidad en el mercado de cambio.
El economista ya tenía experiencia en el Banco Central, del que fue director de Política Económica entre 2000 y 2003.
Antes de que el Gobierno brasileño lo postulara a la presidencia del BID, Goldfjan se desempeñaba como director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Goldfajn se formó como economista en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y tiene una maestría por la Pontificia Universidad Católica (PUC) de esta misma ciudad y un doctorado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
LOS RETOS MÁS URGENTES
En una reciente entrevista con EFE, Goldfajn contaba que si resultaba elegido iba a poner entre sus prioridades trabajar de forma “transparente” y con una continua rendición de cuentas.
En su opinión, “el BID tiene que volver a ser la institución más importante de América Latina de lejos”, no solo por la cantidad de recursos sino también por su “liderazgo”.
Hay que decidir “a dónde vamos, qué hace la región, dónde nos ponemos en la economía global, hay que tener una visión y una institución que lo lleve”, apuntaba.
Todo en un contexto en el que la situación global, primero la pandemia y después la invasión rusa de Ucrania, han afectado a América Latina, una región en la que ha vuelto a aumentar la pobreza y donde la crisis climática sigue azotando a los más pobres.
Y también en un contexto interno complicado tras la salida del banco del estadounidense de origen cubano, Mauricio Claver-Carone, expulsado tras supuestamente haber mantenido un affaire con una subordinada.
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