La banda del ex custodio de Lacalle Pou había ofrecido a un magnate ruso muy cercano a Putin para que invirtiera en Uruguay

El escribano que participó de la red de falsificación de ciudadanías declaró en la Justicia que sugirió contactos con el ex dueño del Chelsea, Roman Abramovich

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El ex custodio de Lacalle Pou se habría mostrado dubitativo respecto a la posibilidad de que Abramóvich estuviera interesado en invertir en Uruguay   REUTERS/Suzanne Plunkett /File Photo
El ex custodio de Lacalle Pou se habría mostrado dubitativo respecto a la posibilidad de que Abramóvich estuviera interesado en invertir en Uruguay REUTERS/Suzanne Plunkett /File Photo

Durante los intentos del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou de conseguir inversores extranjeros, dos integrantes de la red de falsificación de documentos que involucra al ex jefe de seguridad presidencial ofrecieron el contacto del magnate ruso Roman Abramóvich. Así fue declarado por el escribano Álvaro Fernández -implicado en la maniobra- ante la fiscal Gabriela Fossati y divulgado por El País. Este jueves volverá a declarar ante Fiscalía.

Entre otros detalles, el escribano confesó que se reunían en la sede de Gobierno con Alejandro Astesiano, específicamente en su despacho ubicado en el cuarto piso de Torre Ejecutiva. En uno de esos encuentros habría sido que le ofreció la posibilidad de acercar a Abramóvich a Uruguay.

Según declaró Fernández, Astesiano se mostró dubitativo respecto a la posibilidad planteada, sobre todo por el enorme poder adquisitivo del oligarca ruso. Por lo tanto, en la siguiente reunión también estuvo presente el gestor ruso, Alexey Slivaev. “Le dijo como pudo que iba a venir un inversor muy fuerte y le mostró fotos del empresario. Le mostró los barcos, les mostró las fotos. Y le dijo que era uno muy importante, muy importante”, expresó el escribano en su declaración.

Abramóvich es un multimillonario ruso vinculado a la industria petrolera y conocido por haber comprado al equipo Chelsea Football Club. Su nombre también tomó relevancia en la esfera pública cuando, en febrero de este año -tras el estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia-, se desvinculó del club por su relación cercana a Vladimir Putin. En ese contexto, la Unión Europea había congelado los activos de varios empresarios.

También se refirió al rol de Astesiano en la organización. “Hablaba mucho, pero cuando (uno) tenía el cliente, te daba mucha vuelta”, expresó el escribano. “Cuando nosotros llevábamos un inversor no nos daba pelota. Nunca entendí por qué no nos daba bolilla. No estamos hablando de un inversor cualquiera, es un inversor gigantesco. No sé si usted conoce quién es Abramóvich”, dijo Fernández a la fiscal.

Según informó El País, Astesiano dudaba de sus cómplices y eso era recriminado por la banda, justificando que por ese motivo perdían clientes.

El gestor ruso Alexey Slivaev también declaró este miércoles y dijo que solo vió tres veces a Astesiano. Además, aseguró que los contactos que el habría ofrecido nunca fueron concretados, informó La Diaria. En ese sentido, señaló que el no estuvo implicado en ninguna falsificación y que no tenía forma de comprobar la autenticidad de las partidas de nacimiento que le llegaban.

Abramóvich: la “razón por la que Putin sigue en el poder”

Según expresó en marzo de este año Maria Konstantinovna Pevchikh, jefa de la unidad de investigación de la Fundación Anticorrupción (FBK, por sus siglas en inglés), el oligarca ruso “es la razón por la que Putin sigue en el poder”, en medio de la invasión rusa a Ucrania.

Además de integrar la larga lista de oligarcas sancionados por Occidente, Abramovich tuvo relevancia en el comienzo de la guerra por su participación en las negociaciones -sin éxito- entre Rusia y Ucrania. Además, es acusado de haber estafado al Estado en casi 3.000 millones de dólares.

A fines de marzo, Abramóvich sufrió síntomas de un posible envenenamiento, los mismos que afectaron a dos negociadores de Kiev. “No tenían la intención de matar, solo era una advertencia”, informó el periodista Christo Grozev, del portal alemán Bellingcat.

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