Nelva Ismarays Ortega Tamayo, esposa del preso político José Daniel Ferrer, volvió a denunciar que el servicio penitenciario del régimen castrista le negó la visita a su marido. Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) lleva detenido 15 meses en la prisión de Mar Verde, tras participar de las protestas del 11 de julio de 2021.
El pasado lunes 14 de noviembre, Ortega Tamayo se dirigió al centro penitenciario acompañada de un amigo de la familia, sólo para que le fuera rechazado un encuentro con su marido. Permaneció en el centro penitenciario desde las 11 de la mañana hasta cerca de las siete de la tarde, en un intento de conseguir algún contacto con Ferrer.
A diferencia de meses anteriores, cuando también se había dado una situación similar, en esta oportunidad, Ortega Tamayo tenía cierta esperanza de poder reencontrarse con Ferrer -a quien no ve desde el 27 de mayo- ya que el 9 de este mes había recibido en casa de sus padres la visita de un “sicario castrista venido de La Habana” que se hace llamar “El Polaco” que había autorizado la visita.
Hace exactamente una semana, “El Polaco” hizo entrega a la familia de un escrito de Ferrer en el que detallaba algunas necesidades que tenía. Sin embargo, su esposa lamentó que “sólo pude realizar el depósito y recibir la negativa de parte de la jefatura de la prisión de que no se permitiría la visita alegando que mi esposo se resiste a utilizar el uniforme de preso común”.
Sin embargo, horas antes, otro oficial le había enviado una nota en la que le comunicaban que cuatro de los reclamos que Ferrer lleva haciendo desde el 4 de junio le habían sido concedidos. En este caso, se trata de las visitas familiares cada 25 días, las matrimoniales cada 30, 10 minutos de llamadas telefónicas cada viernes y hojas blancas y bolígrafos.
Es por ello que, en este contexto, “sin derecho a visitas normales que supuestamente fueron aprobadas, ¿qué podemos esperar sobre los otros tres puntos supuestamente aprobados?”.
Tras haber recibido estas supuestas garantías, Ortega Tamayo lamentó profundamente que, nuevamente, le fuera negado el ingreso a Mar Verde. El último encuentro del matrimonio se produjo el 30 de abril, a pesar de que la ley establece un lapso de dos meses entre visitas; en tanto, la última vez que se dio un contacto con sus hijos fue el 27 de mayo y la más reciente llamada telefónica data del 4 de julio. Todo esto en más de un año de detención.
“A pesar de esto, y al haberse cumplido cinco meses y doce días, mi esposo continúa semidesnudo en la misma celda de castigo”, donde asegura, buscan “torturarle”.
Sin embargo, no son sólo las visitas que el régimen incumple sobre la detención de Ferrer. Según denunció su esposa, “se cumplen 15 meses de que está confinado en esa mazmorra, donde está aislado totalmente del mundo exterior y del resto de la población penal, sometido a torturas físicas y psicológicas constantes y permanentes, bajo condiciones degradantes, crueles e infrahumanas de salubridad, sin comer nada de la prisión y exigiendo asistencia médica para sus patologías de base y las provocadas allí”.
“Mi esposo no tiene por qué estar preso. Le tienen de forma injusta y arbitraria siendo inocente”, denunció nuevamente su mujer, a la par que exigió el respeto por los derechos y las libertades de Ferrer junto con el cese de las acciones con las que “torturan y asesinan a la persona de manera inmediata o de manera lenta”.
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