Han sido diversos los artistas que recrearon el rostro de José Gervasio Artigas: desde la famosa obra “Artigas en la puerta de la Ciudadela”, de Juan Manuel Blanes, hasta el retrato realizado por el francés Demersay con la intención de retratar la época en la que Artigas transitaba su vejez. Sin embargo, cada obra fue realizada con intenciones distintas, entre ellas la de fortalecer su imagen como prócer de la patria, atravesados por la necesidad de asentar la figura del héroe.
Por ese motivo es que son decenas las interpretaciones de Artigas que, bajo la premisa de retratar a la misma persona, han logrado imágenes con más diferencias que similitudes entre ellas: desde un Artigas rubio, hasta uno pelado; desde un Artigas intimidante de mirada dura, hasta uno débil y entregado.
Este jueves se presentará en la Feria del Libro uruguaya la primera versión realista del rostro de Artigas que tiene validez científica, según informó El País. Se trata de un retrato incluido en el libro “Artigas cara a cara” -de la editorial Tres Marías- y realizado por Marciano Durán Rivero y Marciano Durán Laxague.
Según explicaron los autores, a través de herramientas de inteligencia artificial y software para la edición de fotografías, consiguieron la regresión en su edad y un acabado “hiperrealista”. “Es una foto que impacta. Es emocionante verlo y saber que pudo haber sido así”, dijo Durán Rivero sobre el retrato que muestra a un Artigas que ronda los 60 años, vestido con su uniforme de blandengue.
Esta representación comenzó a partir del dibujo de Demersay -único de Artigas al natural-, luego puesto de frente en 2012 por el estadounidense Stephen Mancusi, retratista forense que trabajó en grandes casos como en el atentado del 11-S. A través de testimonios de la época, fotografías de descendientes y la litografía de Demersay, Mancusi logró una recreación con detalle del rostro que luego fue convertida a la tridimensionalidad por Fernando Foglino, responsable del Archivo Nacional del Patrimonio 3D uruguayo. Posteriormente, la fundación chilena Progreso hizo dos piezas materiales del busto.
“De esto se trata: de reducir al prócer más grande del mundo de Minas y darle estatura humana. Se trata de transformar el bronce en carne, de bajarlo por un rato del altar. Se trata de desarmar los marcos y sacarlo de los cuadros; de sacarlo de la solemnidad de los himnos y de la muerte de los mausoleos; de invitarlo a bajar de esa meseta tan alta que pueda mojarse los pies en el Uruguay. Se trata de extenderle la mano para que baje de los pedestales de mármol de las plazas y se siente a conversar con la gente”, dice un fragmento del libro difundido por El País.