El periodista mexicano Otoniel Martínez, de TV Azteca, visitó Nicaragua en julio pasado para realizar de forma clandestina una serie de reportajes sobre la vida en la Nicaragua que gobiernan Daniel Ortega y Rosario Murillo.
A pesar de todas las previsiones que tomó el equipo de la televisora mexicana para conservar el anonimato de sus fuentes, dos de sus entrevistados han salido del país y uno más permanece escondido en una casa de seguridad por temor a las represalias del régimen nicaragüense.
“Tres personas que participaron con declaraciones en este documental sí vivieron en Nicaragua una represión directa”, relata el periodista Martínez. “Una de ellas está en una casa de seguridad, escondida, otra de ellas está exiliada en Costa Rica y una persona más, que es la maestra que yo entrevisto para este documental, semanas después de haber sido publicado, me mandó un mensaje y me dijo: ´Otoniel, ayúdame´”.
El periodista mexicano y su equipo entraron a Nicaragua como turistas vía Costa Rica y permanecieron en el país durante dos semanas para realizar un reportaje que TV Azteca publicó en cinco entregas a partir del 15 de agosto. La serie fue bautizada como “Me duele respirar”, la frase que el adolescente Álvaro Conrado pronunció poco antes de morir a consecuencia del disparo que recibió en la garganta durante las protestas de abril de 2018.
“Yo tenía una idea de Nicaragua en mi cabeza pero me sorprendió completamente lo que encontré”, dice Martínez. “Había leído sobre el país. Alguien me dijo: hazlo, pero con mucho cuidado. El resto me dijo: no lo hagas. Yo sabía que el país al que iba no era normal, no vive una realidad como el resto de Latinoamérica. Llegué a Nicaragua un martes por la noche y el miércoles, a las siete de la mañana, yo ya estaba en la calle para comenzar a documentar esos lugares que fueron importantes en aquel estallido del 2018″.
“Me bastó ese primer día para experimentar la primera detención. Empiezo a confirmar lo que yo había leído y escuchado de Nicaragua y, en algunas ocasiones, hasta peor de lo que me habían contado”, añade.
“Hubo una reacción en cadena en México y Nicaragua y varios países de Latinoamérica. La clave estuvo en eso: que ojos extranjeros pudieran retratar un país a pesar de sus pesares”, dice.
La publicación de este trabajo habría llevado al régimen de Daniel Ortega a aprobar en octubre pasado una reforma la ley 909 (Ley de la Cinemateca) que ahora exige autorización a nacionales y extranjeros para la producción de contenidos audiovisuales.
“La respuesta más dictatorial que pudo haber dado Daniel Ortega fue la reciente ley aprobada que confisca prácticamente cualquier material audiovisual que se produzca en Nicaragua. Con esa ley quizás nosotros no hubiéramos podido realizar el trabajo que realizamos y sí, me parece que es una reacción directa a lo que nosotros presentamos, porque es un esfuerzo más a querer borrar el país fachada que él ha publicado internacionalmente”, señala Martínez.
Relata que tras la publicación recibió una ola de mensajes, tanto de nicaragüenses que sienten que “se ha reactivado la esperanza, en el sentido que la gente piensa que la prensa internacional no está volteando a ver lo que está pasando en este país”, como de “simpatizantes de Daniel Ortega y Rosario Murillo que hasta el día de hoy continúan con una campaña de amenazas directas a través de redes sociales”.
Dice que tomaron medidas de precaución para proteger a sus fuentes anónimas de probables represalias, aunque reconoce que el régimen tiene mecanismos para identificar a las personas. “Nosotros tuvimos y seguimos teniendo todas las medidas de seguridad para que las vidas de las personas que participaron no corran riesgos. Además de guardar el anonimato, guardamos las ubicaciones e incluso comenzamos a entrevistara personas fuera de las ciudades, en un ambiente distintos al de ellos. Tres de ellos están contando una nueva etapa de su vida y el resto de ellos sigue teniendo medidas de seguridad importantes pero hasta ahora ninguna amenaza directa”.
“Dos de ellos salen del país por medidas de seguridad personal, porque habían detectado ya algunos indicios que podría venir una identificación y después un amedrentamiento. Por eso es que esas dos personas deciden salir, y la maestra comienza a experimentar una presencia mucho mayor de policías frente a su casa y pasó a ser vigilada 24 /7″.
La maestra que entrevistó la televisora mexicana le escribió a Otoniel Martínez cuando se encontraba en Honduras, rumbo a Estados Unidos. “Me manda ubicación y estaba en San Pedro Sula, Honduras, y me dice que sigue avanzando hacia México. Llega al Suchiate y se encuentra con una realidad de migrantes pocas veces vista en los últimos años. Doce mil migrantes estaban varados en San Pedro Tapanatepec, en Oaxaca, a la espera de un permiso migratorio que les permita continuar su ruta hacia Estados Unidos”.
“El equipo completo volvimos al sudeste de México para encontrarnos con la maestra, continuar con su historia y eso nos liga con la realidad que el migrante está enfrentado, que es el especial que se está presentando esta semana en las pantallas de Fuerza Informativa Azteca, en México y en las plataformas digitales”, añade.
Dice que quisiera regresar a Nicaragua, pero no cree poder hacerlo con el régimen actual. “Mi instinto periodístico quiere regresar. Sé que lo voy a hacer. No hemos planeado un viaje a corto plazo pero no lo descarto de mi agenda. Mucha gente me dice que no debería hacerlo, al menos mientras Daniel Ortega y Rosario Murillo continúen en el poder”.
“Creo que la próxima vez que regrese a Nicaragua será de una manera oficial, será en un vuelo directo a Managua, será con toda la libertad para realizar un trabajo periodístico en las calles sin temor a ser detenido o a ser deportado. Esa es mi esperanza: regresar para contar una nueva realidad de Nicaragua”.