El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su contrincante, el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, protagonizaron el último cara a cara antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.
El debate entre Bolsonaro y Lula fue transmitido por la cadena Globo, la de mayor audiencia en el país, y fue una de las últimas oportunidades de ambos candidatos para convencer a los indecisos antes de los comicios más reñidos de los últimos tiempos.
En el comienzo del debate, Lula dijo: “Quiero dar las gracias a los brasileños que me votaron en la primera vuelta. No estoy aquí representando sólo a mí. Estoy aquí en nombre de 10 partidos políticos y de toda la sociedad brasileña que defiende la democracia. En nombre de los trabajadores y estudiantes”.
En tanto, el ex mandatario centró su discurso en el salario mínimo y acusó a Bolsonaro de no haberlo aumentado lo suficiente en su mandato. Además, aseguró que “todo el sistema está en mi contra, incluido este canal”, en referencia a la cadena Globo.
Por su parte, Bolsonaro centró su exposición inicial en rechazar estos argumentos de Lula, al que calificó de mentiroso en varias oportunidades, al tiempo que lo acusó de corrupto repetidamente.
Al mismo tiempo, Bolsonaro aseguró que durante su gobierno se redujeron varios impuestos, incluido uno al combustible que contribuyó a frenar el impulso inflacionario.
El candidato del Partido de los Trabajadores enfrentó a Bolsonaro y sentenció: “El que miente en este país usted sabe quién es, entonces cada vez que mientas voy a pedir derecho de respuesta. Hay 33 millones de personas que pasan hambre en este país. ¿Cuándo se va a solucionar esto?”
Ambos candidatos coincidieron en el rechazo al aborto.
Lula, favorito para los comicios, sacó el tema a colación al leer un discurso pronunciado por el líder de la ultraderecha brasileña en 1992, cuando en su época de diputado defendió la distribución de “píldoras abortistas”.
Bolsonaro, quien se ha alzado como adalid de los valores cristianos, rebatió al líder del progresista Partido de los Trabajadores (PT), quitó hierro a sus declaraciones al argumentar que tenían tres décadas y acusó a su rival de ser “un abortista convencido”.
“Usted es abortista. Siempre trabajó con eso. Asuma que es abortista, que no tiene respeto por la vida humana”, espetó el capitán de la reserva del Ejército.
El presidente brasileño también rescató unas declaraciones recientes de Lula, en las que el ex mandatario defendía el aborto en Brasil como una cuestión de salud pública, especialmente para las mujeres más pobres que no tienen recursos para interrumpir el embarazo en otro país.
El antiguo sindicalista, sin embargo, reiteró este viernes que personalmente es “contrario al aborto”, como ya recalcó en una carta de compromisos divulgada la semana pasada entre el electorado evangélico, un poderoso e influyente grupo en el que enfrenta una gran resistencia.
Luiz Inácio Lula da Silva aprovechó el último debate entre candidatos antes de las elecciones presidenciales del domingo para acusar al actual mandatario, Jair Bolsonaro, de haber adoptado una política externa que aisló a Brasil de todo el mundo.
”Brasil era un gran protagonista internacional durante mi gestión y en su gobierno se convirtió en un paria. Nadie quiere conversar con Brasil y ningún país quiere recibir a Bolsonaro”, afirmó el líder progresista.
Según el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), al adoptar una política en la que se niega a dialogar con los países que no concuerdan con su ideario ultraderechista, Bolsonaro dejó a Brasil “más aislado que Cuba”.
”Estamos más aislados que Cuba. Ningún país quiere recibirlo. Ningún presidente de ningún país quiere venir aquí”, afirmó el candidato opositor al recordar las disputas que el jefe de Estado de Brasil ha tenido con varios líderes mundiales, principalmente europeos, por sus cuestionadas políticas ambientales y climáticas.
En un debate que en sus primeros minutos ambos se acusaron de mentirosos en repetidas oportunidades, Bolsonaro respondió que su política externa le permite a Brasil tener actualmente relaciones con 190 países y una balanza comercial con valores récords.
“Estamos avanzando en el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. El mundo árabe nos recibe de brazos abiertos. Conversé recientemente con el presidente (de Estados Unidos, Joe) Biden. Estamos muy bien en el mundo. Afuera del país están apoyando mi elección”, dijo el mandatario.
Según Bolsonaro, la política externa de Lula se limitó a ofrecerle dinero a los países gobernados por presidentes con afinidad ideológica, como los de Cuba, Venezuela y Argentina.
El líder ultraderechista recordó los millonarios préstamos ofrecidos por el banco de fomento al desarrollo brasileño para la construcción del metro de Caracas y de un puerto en La Habana que hasta ahora no han sido pagados.
“El contrato con Cuba dice que la garantía de ese préstamo era tabacos cubanos. Es una vergüenza”, dijo.
El líder de la ultraderecha brasileña, quien aspira a un nuevo mandato de cuatro años, ha intentado en la recta final de la campaña atajar la distancia que le separa de Lula, al que la última encuesta publicada la víspera otorga un 49% de intención de voto, frente al 44% del capitán de la reserva del Ejército.
El mandatario ha intensificado el ataque a las instituciones al sembrar dudas sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas, utilizadas en el país desde 1996, y a la propia corte electoral, a la que acusa de favorecer a su contrincante.
Bolsonaro dio un paso más esta semana y presentó una denuncia ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) alegando que un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de su campaña, pero fue desestimada por la corte.
La campaña de Lula, por su parte, considera la maniobra de Bolsonaro una “táctica” para impugnar una eventual victoria del líder del Partido de los Trabajadores, quien busca su tercer mandato tras gobernar Brasil entre 2002 y 2003.
Lula ganó la primera vuelta de las elecciones del 2 octubre con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2% que obtuvo Bolsonaro, que aspira a un nuevo mandato de cuatro años. Como ninguno de los candidatos obtuvo más de un 50 % de los votos, ambos candidatos se medirán en una segunda vuelta.
Posterior a los resultados de la primera vuelta, la cadena de televisión organizó un encuentro sólo entre los dos líderes políticos en el que ambos aprovecharon para acusarse mutuamente frente a frente. Al tercer debate pautado para el pasado 24 de septiembre el ex mandatario decidió no asistir a última hora argumentando problemas de agenda.
(Con información de EFE)
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