La provincia de Esmeraldas registra hasta el momento 416 muertes violentas en 2022, 179% más que los 149 homicidios en 2021. De esta manera, Esmeraldas se convirtió en la provincia con mayor número de muertes violentas en el Ecuador con un 63% en comparación el 36% que ocurren en la región de Guayaquil, Samborondón y Durán, la segunda más violenta del país.
En este momento Esmeraldas tiene una tasa de 64 homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que constituye la tasa más alta en la historia del país y en una de las diez tasas por ciudad más altas del mundo, junto con las mexicanas Tijuana y Acapulco o las venezolanas Caracas y Ciudad Guayana.
Estos números se correlacionan con lo que se vive cotidianamente en las calles de Esmeraldas, que sufre las consecuencias del crimen organizado. Por ejemplo, la noche del lunes 17 de octubre de 2022, tres personas fueron asesinadas por sicarios en las céntricas calles de la ciudad de Esmeraldas. El crimen se habría cometido por la rivalidad que existe entre dos pandillas carcelarias, Los Tiguerones y Los Gangsters.
Según testigos, la víctima conducía un automóvil con dirección a una licorera cuando al aparcarse fue abordado por dos sujetos armados que dispararon a quemarropa y huyeron del lugar. En el vehículo estaban dos acompañantes que también fueron alcanzados por la balacera y murieron en el acto. La policía dijo que se ha confirmado que uno de los acompañantes pertenecía a Los Tiguerones.
Al día siguiente, durante el sepelio, se divulgaron videos en las redes sociales que mostraban asistentes que portaban armas largas y que, en medio de cantos, anunciaban la decisión de buscar de venganza para los próximos días. Uno de los abatidos fue identificado como Juan Carlos Orellana Morán, alias Rabito, líder en la banda de Los Tiguerones.
A la misma hora, los dueños de los establecimientos comerciales de las calles céntricas de Esmeraldas recibieron una hoja volante con un texto que amenazaba a quienes tuvieran la intención de abrir sus negocios durante el traslado del féretro al cementerio.
Las actividades para enterrar a los abatidos en esta semana, así como las amenazas difundidas en las hojas volantes y en las redes sociales, obligó no solamente a suspender las actividades comerciales, sino a cerrar instituciones públicas, bancos, escuelas, colegios, universidades y todo tipo de almacenes, para que, durante la tarde del miércoles 19 de octubre, el féretro que llevaba a alias Rabito pudiera recorrer las calles de Esmeraldas.
Incluso el transporte público tuvo restricciones en algunas calles mientras los agentes de policía patrullaban la zona. A las 3 de la tarde, el coche fúnebre fue escoltado por policías, militares y patrullas desde la avenida Cristóbal Colón hasta la avenida Juan Montalvo. Unos minutos más tarde, otro funeral pasó por esta intersección, lo que puso a la gente y a los empleados de los comercios extremadamente nerviosos y preocupados. En uno de los cementerios, el entierro no duró más de veinte minutos. En otro se usaron fuegos artificiales para despedir al fallecido.
En la noche del entierro, el sector de La Floresta de Guayaquil se llenó de horror cuando frente a todos, hombres armados se despidieron de Orellana Morán, alias Rabito, disparando incesantemente ráfagas de balas con armas largas, mientras entonaban cánticos y juraban venganza.
Debido a la muerte de Orellana Morán, uno de los líderes de esta pandilla, las autoridades policiales aumentaron la seguridad ante un posible enfrentamiento entre bandas. Los vecinos de La Floresta también compartieron videos que muestra la presencia de militares en la zona en los últimos días.
Hólguer Cortez, comandante de la Zona 1 especial en Esmeraldas aseguró a El Universo que la “La Policía Nacional no se va a dejar amedrentar. Estoy convencido de que poco a poco logramos esa fórmula, no veo perdida esta batalla. Si nosotros nos rendimos o decimos ‘esto nos superó’, lo siguiente es un Estado fallido. Hago un llamado a la justicia. Si no lo hacemos, esto se volverá tierra de nadie”.
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