El sacerdote nicaragüense exiliado Uriel Vallejos denunció este viernes que su colega Enrique Martínez Gamboa fue detenido por la Policía Nacional, con lo que se eleva a nueve el número de presbíteros arrestados en lo que va de año.
En un mensaje en Twitter, Vallejos afirmó que Martínez Gamboa, párroco de la iglesia Santa Martha, en Managua, “fue secuestrado” el jueves a las 17:00 hora local (23:00 GMT).
“Los sacerdotes y la Iglesia Católica exigimos la liberación y el cese de la persecución contra la Iglesia y el clero. Justicia, libertad y democracia”, agregó.
En su denuncia, Vallejos adjuntó un video en el que aparece el sacerdote detenido arengando a un grupo de estudiantes en las afueras de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) tras finalizar la denominada “Madre de Todas las Marchas” contra el régimen, el 30 de mayo de 2018, que fue atacada por policías y civiles armados dejando un saldo de ocho fallecidos.
En el video, Martínez Gamboa pide a los estudiantes que se manifestaron contra el régimen de Daniel Ortega que “no se acobarden” y grita “Viva Nicaragua”, “Viva las madres de los caídos del 19 (de abril de 2018)”, “Vivan los médicos, los periodistas decentes”.
También gritó “fuera la pareja asesina”, “fuera los miserables asesinos”, en alusión a la pareja presidencial nicaragüense, y luego repitió siete veces “fuera”.
La Policía Nacional no ha confirmado ni negado la presunta detención del sacerdote.
El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más tomó nota de la denuncia de la detención del sacerdote Martínez Gamboa, y observó que hasta el momento no se conoce su paradero.
Con ese nuevo arresto, las autoridades elevaron a nueve los religiosos detenidos en los últimos seis meses, incluido a Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí.
Hace dos semanas, Ortega arremetió contra la Iglesia Católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una “dictadura” y una “tiranía perfecta” y de haber utilizado “a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado” a su régimen en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social.
El arresto del obispo Álvarez y los otros ocho sacerdotes, incluido Martínez Gamboa, es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia Católica de Nicaragua con el régimen de Ortega, quien ha tildado de “golpistas” y “terroristas” a los jerarcas.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia Católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
Al menos seis sacerdotes han cruzado la frontera sur nicaragüense, por puntos ciegos, hacia Costa Rica en el último mes, huyendo de la represión que ha desatado en Nicaragua el régimen de Daniel Ortega contra la iglesia Católica. Sin embargo el número de religiosos exiliados podría ser mucho mayor, porque la mayoría sale en silencio.
El éxodo de sacerdotes se ha conocido, sin embargo, a través de las publicaciones que algunos sacerdotes realizan en redes sociales una vez están a salvo. Otros más guardan silencio por obediencia a sus superiores o por temor a represalias contra sus familiares en Nicaragua.
La actual persecución a los religiosos católicos recuerda la represión sandinista de los años 80, cuando el régimen revolucionario asesinó, realizó montajes incriminatorios, expulsó y mandó al exilio a religiosos. Uno de los casos más sonados fue el del obispo de Juigalpa, monseñor Pablo Vega, quien en julio de 1986 fue llevado por la fuerza, en un helicóptero militar, a la frontera de Honduras, donde quedó a su suerte.
El mismo monseñor Rolando Álvarez, hoy preso político del régimen, fue uno de los miles de exiliados nicaragüenses cuando era un joven seminarista en los años 80.
(Con información de EFE)
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