Nicolás Centurión, analista de crimen en Uruguay para el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE), indicó, en diálogo con InSight Crime, que “la atención de los narcos se focalizó en Uruguay, sobre todo en el puerto de Montevideo, por su posición geográfica y por los controles de los que son objeto los países productores. Los narcos buscan alternativas porque el negocio tiene que seguir funcionando”.
Luego explicó: “Para entender la situación que atraviesa Uruguay, hay que abordarla desde distintas perspectivas. Primero, el país se ubica en un enclave fundamental para el narcotráfico internacional, pues es puerto de entrada para el continente y de salida hacia África y Europa. En el puerto de Nueva Palmira, en el departamento de Soriano, al suroeste de Uruguay, se encuentra el kilómetro 0 de la hidrovía Paraná-Paraguay”.
“Segundo, en 2019, el Primer Comando de la Capital (PCC) quiso extender sus tentáculos al país. Esto indica que Uruguay ha aumentado su atractivo para la organización criminal más grande de Sudamérica, ya no solo para lavar dinero, sino para querer instalarse aquí”, consignó el experto.
Y siguió: “Tercero, la violencia en aumento, tanto en cantidad de homicidios, sumado al bajísimo porcentaje de esclarecimiento, como en la cualidad, es decir, la mayor violencia a la hora de asesinar, sicariato, ajuste de cuentas, disputa de territorios, sobre todo en barrios periféricos de la capital Montevideo”.
“Si bien los países productores están siendo muy controlados, su producción sigue a tope. Eso hace que Uruguay sea un destino elegido por dichas organizaciones. Allí observamos la verdadera teoría del derrame, pero hablando de narcotráfico, el derrame es la violencia”, analizó Centurión.
Los datos son contundentes. De acuerdo a InSight Crime, los homicidios crecieron casi 40 por ciento este año en relación con 2021. “Los decomisos de cocaína, pasta base de coca y marihuana van en aumento (...). Las organizaciones narcotraficantes del país se están sofisticando”, publicó el portal.
Consultado por el medio citado, Centurión manifestó, con respecto a las fuerzas de seguridad, que “hay varios temas que apuntar. Primero, la capacidad logística. En 2018 se detectaron entre 700 y 800 pistas irregulares de aterrizaje; esto es un gran número para un territorio pequeño como el uruguayo. Además, el país no presenta obstáculos geográficos como montañas u otras formaciones de gran altura, lo que permite que las avionetas vuelen a menor altura, de manera que pueden dejar caer los alijos de cocaína y seguir su vuelo”, describió.
Luego, comentó: “Otro punto ciego de la seguridad uruguaya son los escáneres en los puertos. El principal puerto, el de Montevideo, un día sí y otro también se queda sin escáner o falla. El puerto de Nueva Palmira carece de escáner y, para sumar una cuestión más, la DEA le ha retirado la confianza a la Prefectura de Uruguay y tampoco tiene las mejores referencias de la Aduana”.
Respecto al sistema penitenciario, el experto le dijo a InSight Crime: “Uruguay tiene 14.302 presos en una población que apenas rebasa los 3 millones. Estamos hablando de que cuatro de cada 1.000 habitantes están presos y coloca a Uruguay en el puesto número 12 del mundo. En el informe anual del comisionado parlamentario (Juan Miguel Petit) de 2021, se resalta que la densidad carcelaria es heterogénea y que hay lugares que llegan a duplicar o triplicar la cantidad máxima de alojamiento”.
Centurión también fue consultado en relación a Sebastián Marset y el Primer Cartel Uruguayo. Preguntado por InSight Crime sobre si observa a este grupo como la banda criminal más sofisticada de Uruguay, el especialista en seguridad respondió: “La pregunta (...) engancha muy bien con lo que venimos hablando en cuanto a todas las dificultades a las que se enfrenta Uruguay y cómo el narcotráfico está mutando a nivel regional. Centrarse solo en Marset es un error, aunque es tentador y la historia es atractiva, pero bucear en sus conexiones es donde está el mayor tesoro”.
“Marset se hizo tristemente célebre por lo que hizo en el exterior. Aunque no lo han confirmado las autoridades colombianas y paraguayas, pero (se dice que está) vinculado al asesinato del fiscal Marcelo Pecci, así como al PCC y a toda su impronta de empresario que forjó en Paraguay”, recordó.
Y concluyó: “Hasta el momento no se tienen elementos para afirmar que existe algo llamado el Primer Cartel Uruguayo. Primero porque no tendría las condiciones de un cartel, porque no hay información de que Marset tenga a cargo la producción de cocaína en países productores. Más bien, es conocido como ‘El Facilitador’ y un nexo entre el PCC y su organización en Paraguay, que tiene muchas aristas. Lo importante en este momento es lograr que este tipo de organizaciones regionales no se instalen en Uruguay, porque luego para sacarlas tendría un costo terrible para la población en todos los ámbitos”.
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