San Pablo es el estado más rico de Brasil y puede decidir quién será el próximo presidente: Lula da Silva o Jair Bolsonaro

La primera vuelta fue una sorpresa que se reflejó también en la elección a la alcaldía, donde el candidato oficialista superó a los postulantes del Partido de los Trabajadores y de la Social Democracia Brasileña

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Jair Bolsonaro y Lula da
Jair Bolsonaro y Lula da Silva

El estado de San Pablo será decisivo para la victoria presidencial del 30 de octubre, junto con Río de Janeiro y Minas Gerais. La primera vuelta, de hecho, revirtió todos los pronósticos y la circunscripción electoral paulista, la mayor del país con unos 44,14 millones de habitantes y 34,6 millones de votos, el 22,15% del total, podría inclinar la balanza hacia Luiz Inácio Lula da Silva o Jair Messias Bolsonaro.

De los dos principales candidatos a la gobernación de San Pablo, el gran favorito en los sondeos antes de la primera vuelta era Fernando Haddad, ex alcalde de la capital paulista y candidato por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, pero se encontró claramente por detrás de su contrincante Tarcísio Gomes de Freitas alias Tarcísio, ex ministro de Infraestructuras del gobierno de Bolsonaro y candidato por el Partido Republicano Brasileño (PRB). En la primera vuelta Tarcísio obtuvo el 42,32% de los votos, mientras que Haddad se llevó el 35,7%.

De hecho, este resultado marcó un punto de inflexión histórico para el estado más rico de Brasil. Después de 28 años de gobierno el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) perdió por primera vez en su historia las elecciones en San Pablo, con la estrepitosa derrota de su candidato Rodrigo García.

Nos ha engullido la tentación del poder”, había dicho en 2019 uno de los senadores del PSDB, Tasso Jereissati, presagiando el declive de su partido, y nunca palabras fueron tan proféticas. Con el apoyo a Tarcísio del PSDB y, por tanto, indirectamente a Bolsonaro, que es su padrino político, se cierra definitivamente una época que ha visto a muchos ex gobernantes de San Pablo entre los tucanos (llamados así por el tucán que siempre ha simbolizado el PSDB). Desde José Serra, João Doria hasta el actual candidato a vicepresidente de Lula, Gerardo Alckmin que, sin embargo, dejó el partido a finales de 2021, tras 33 años de militancia, para seguir el proyecto electoral del ex presidente.

Por lo tanto, Haddad y Tarcísio son una novedad pero no una sorpresa. Haddad fue ministro de Educación en los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff de 2005 a 2012. También desafió a Bolsonaro en las elecciones presidenciales de 2018. Profesor universitario de ciencias políticas, es muy conocido en la capital paulista por haber sido alcalde entre 2013 y 2016, el peor alcalde de la historia de San Pablo según datos de Datafolha de 2016. Su gestión sólo gustó al 14% de los encuestados, mientras que el 48% la consideró mala.

El asunto está siendo ahora ampliamente explotado por la propaganda bolsonarista, que el Tribunal Superior Electoral, no obstante el pedido del PT, no retiró por no considerarlo una “fake news”. También fue acusado de corrupción y blanqueo de dinero por la Lava Jato, pero la denuncia fue posteriormente archivada.

Tarcísio Gomes de Freitas (REUTERS/Amanda
Tarcísio Gomes de Freitas (REUTERS/Amanda Perobelli)

En cuanto a Tarcísio, carioca de nacimiento, tiene una formación militar. Como Ministro de Infraestructuras, promovió una serie de concesiones al sector privado y realizó 83 subastas públicas. Nunca estuvo afiliado a un partido hasta su candidatura al gobierno de San Pablo. Muchos se preguntan cómo será su gobierno ya que nunca ha vivido en San Pablo a pesar de una prueba de residencia en la ciudad de Sao José dos Campos, considerada un fraude por sus opositores.

Haddad y Tarcísio se enfrentaron el lunes por la noche en el primer debate televisado después de la primera vuelta y fueron elogiados por la prensa brasileña por la tranquilidad de su discusión, tras los fuertes cruces entre Lula y Bolsonaro de las semanas pasadas. Sin embargo, ambos limitaron el debate a cuestiones nacionales, eludiendo la verdadera agenda de un posible gobierno paulista. Haddad atacó a Tarcísio por las políticas de Bolsonaro, desde la deforestación de la selva amazónica al presupuesto secreto, es decir un mecanismo legal pero turbio para transferir fondos del ejecutivo a los legisladores.

También Tarcísio al atacar a Haddad en realidad golpeó a Lula. En el tema de la seguridad, por ejemplo, citó la desafortunada frase del ex presidente de que “Bolsonaro no ama a la gente, ama a los policías”. Precisamente el tema de la seguridad parecía uno de los más débiles para ambos candidatos. Sin embargo, el estado de San Pablo se enfrenta a una emergencia sin precedentes. Desde 2015, el poder y el volumen de negocio del Primer Comando Capital (PCC), el principal grupo criminal nacido en las cárceles paulistas en 1993, han crecido exponencialmente. El resultado es que todo el estado, especialmente el puerto de Santos, se ha convertido en el principal centro de tráfico de cocaína hacia Europa.

Además, las principales ciudades, empezando por San Pablo, tras la epidemia de crack se han visto invadidas por nuevas drogas sintéticas que asolan a la generación de adolescentes. Los distintos tipos de marihuana sintética, desde la K2 hasta la K4 y la Spice, se han convertido en un problema de salud y seguridad pública. Sin embargo, los candidatos no han hecho ninguna mención al respecto.

Fernando Haddad junto a Lula
Fernando Haddad junto a Lula da Silva en un acto en San Pablo (REUTERS/Mariana Greif)

Para Tarcísio es necesario “invertir en el papel de la iniciativa privada”, especialmente en la autoridad portuaria de Santos. “Dé un ejemplo en el mundo en el que esta privatización haya funcionado”, le replicó Haddad. Sin embargo, el ex alcalde no mencionó los problemas de seguridad y las garantías de cumplimiento de este tipo de privatizaciones, que podrían facilitar la infiltración del PCC en la gestión, como ocurrió en el pasado con la ‘ndrangheta (la más poderosa mafia italiana), que participó en la construcción de parte del puerto calabrés de Gioia Tauro.

Tarcísio, además de hacer hincapié en el puerto de armas civiles como elemento disuasorio de la violencia, también insistió en la retirada de las cámaras que llevan los policías militares. En realidad se trata de una cuestión muy delicada porque podría facilitar la formación, incluso en San Pablo, de milicias compuestas por policías o ex policías que ya controlan parte de Río de Janeiro y la vecina Baixada Fluminense y que están presentes también en la Amazonía.

En relación con el otro gran tema, la economía, el debate prefirió centrarse en las respectivas políticas de Lula o Bolsonaro más que en una agenda específica para el estado de San Pablo. “La mano del Gobierno salvó a miles de empresas durante la pandemia”, replicó Tarcísio ante las críticas de Haddad. Sin embargo, hubo pocas propuestas para el futuro paulista, aparte de mantener la reducción del impuesto especial sobre la gasolina, ampliar los plazos de pago para los pequeños empresarios y reducir los impuestos sobre la adquisición de bienes de capital. En cuanto a Haddad, prometió mantener el precio de la gasolina tan bajo como Tarcísio y unirse a los demás gobernadores, si es elegido, para anular el veto de Bolsonaro a compensar a los estados por el dinero perdido con la reducción de los impuestos especiales.

Pero se ha dejado de lado el importante escenario económico que representa el estado paulista y, en conjunto, una posible estrategia para protegerlo e impulsarlo. Según los últimos datos del Instituto Brasileño de Geografía Económica (IBG) y de la Fundação Sistema Estadual de Análise de Dados (Seade), que datan de 2020, el estado de San Pablo concentra el 31,2% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, y en los últimos tres años su actividad económica ha crecido un 7,5%, frente al 1,5% de Brasil en el mismo periodo. Sin embargo, el fantasma de la deslocalización ha comenzado a hacerse sentir con el cierre de varias fábricas internacionales en los suburbios industriales de la metrópoli, la llamada Gran San Pablo.

Fue, en todo caso, un primer debate entre los dos aspirantes, al que seguirán otros, el último el 27 de octubre en la TV Globo. De momento, los sondeos para la segunda vuelta dan como favorito a Tarcísio, según Ipec, con el 53% de los votos frente al 47% de Haddad. Pero en un escenario tan variable como el de estas elecciones brasileñas, todavía puede pasar cualquier cosa.

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