El ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva anunció este lunes que pretende hablar con “todas las fuerzas políticas” para formar un “bloque democrático” contra el actual gobernante, Jair Bolsonaro, con vistas a la segunda vuelta de las elecciones del 30 de octubre.
“En este momento, hay un 60 % del pueblo brasileño que rechaza este Gobierno” y, por eso, “tenemos que cerrar acuerdos y conversar con todos”, afirmó Lula en un pronunciamiento a la prensa, tras reunirse con su comité de campaña, en un hotel de San Pablo.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) reunió a sus principales aliados apenas un día después de ganar la primera vuelta de los comicios con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2 % que obtuvo el líder ultraderechista.
El resultado fue algo agridulce, pues varias encuestas habían pronosticado que Lula sería elegido presidente en primera vuelta, pero Bolsonaro mostró una fortaleza que ningún sondeo reflejó.
Desde la cúpula del PT insisten en reforzar el mensaje de que el resultado fue “una victoria” y sacan pecho de que el partido, que lidera con mano de hierro Lula desde su fundación, en 1980, ha resucitado en apenas cuatro años.
En 2018, Lula estaba en prisión, por condenas por corrupción que se anularon el año pasado, y el bolsonarismo estaba en auge. Pero en 2022 rozaron el triunfo en primera vuelta, resaltan fuentes partidistas.
GIRO AL CENTRO
Para evitar sorpresas en el ballotage, Lula quiere ahora unir en torno a su candidatura a los aspirantes derrotados en primera ronda.
El primer objetivo es buscar el apoyo de la senadora de centroderecha Simone Tebet y del líder laborista Ciro Gomes, tercera y cuarto en la contienda presidencial y que juntos suman poco más de un 7 % de los apoyos, unos 8,5 millones de votos. Por el momento, ambos pidieron tiempo para pronunciarse.
La presidenta del PT y coordinadora de la campaña de Lula, Gleisi Hoffmann, también amplió ese llamado a Soraya Thronicke (0,5 %), aspirante por Unión Brasil (centroderecha), partido con el que también han empezado a hablar.
LOS ALIADOS PIDEN “HUMILDAD”
“Es la hora de que todos los demócratas se unan para que podamos preservar y ampliar nuestra democracia”, dijo a los periodistas la ecologista Marina Silva, elegida diputada federal y que se reconcilió con Lula para estas elecciones.
Silva subrayó que es “responsabilidad de todos” parar “la guerra de Bolsonaro” contra “las políticas e instituciones públicas” del país.
Aunque para ello pidió “tener mucho cuidado” y “no tratar a todas las personas que votaron” por el capitán retirado del Ejército como “fascistas”.
“Necesitamos tener mucha humildad para hacer ese diálogo”, añadió.
Más directo fue el ex gobernador de San Pablo Márcio França, que también se alió con Lula, aunque no consiguió su objetivo de ser elegido senador, siendo derrotado por un ex ministro de Bolsonaro.
En declaraciones a los periodistas instantes antes de la reunión con Lula, França demandó al antiguo tornero mecánico, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, dar un giro más al centro e intentar seducir a reductos a priori bolsonaristas.
En este sentido, llamó a dar atención a los pequeños agricultores, policías militarizados y evangélicos, grupo este último alineado mayoritariamente con Bolsonaro en defender valores ultraconservadores, como el rechazo al aborto.
“Hay que ampliar las conversaciones”, aseveró.
BOLSONARO ANIMA A “MANTENER EL FOCO”
Por su parte, Bolsonaro despachó este lunes desde la sede del Gobierno, en Brasilia, donde recibió a algunos de los candidatos a Gobiernos regionales que también pasaron a una segunda vuelta.
Sobre el resultado electoral, el mandatario se pronunció a través de su medio favorito, las redes sociales, para animar a sus seguidores a continuar movilizados.
“¡Mantengan el foco! Uno de los principales objetivos fue alcanzado”, escribió el líder ultraderechista, en alusión al hecho de avanzar a la segunda vuelta y a los buenos resultados de la derecha en las elecciones legislativas.
Según Bolsonaro, las fuerzas conservadoras lograron en las urnas “lo necesario para liberar a Brasil del autoritarismo, el chantaje y la injusticia que tanto indignan”.
En su opinión, “el cambio más profundo del país ya comenzó” y “no es el pueblo el que debe temer”.
(Por Carlos Meneses - EFE)
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