Modernas maquinarias avanzan destruyendo los bosques de la región amazónica de Bolivia habilitando nuevas tierras para el cultivo de la coca, admiten policías bolivianos, en coincidencia con las denuncias de los aborígenes de la zona.
Agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) aseguran que equipos pesados del narcotráfico hacen el trabajo de derribar los árboles que quedan en pie después de los incendios provocados por los seguidores de Evo Morales.
La prestigiosa Fundación Tierra confirma estas denuncias y asegura que en este momento no hay una política de protección de la naturaleza y ni siquiera de los pueblos originarios, a pesar de que el gobierno se define como indígena.
La deforestación creció un 57% entre 2016 y 2021, pero el ritmo de la depredación de esos bosques se aceleró en los últimos 24 meses, señala un estudio de la Fundación Tierra.
Y dice que en las tierras habilitadas con incendios y maquinarias se asientan personas que se declaran campesinos dispuestos a iniciar una actividad agrícola.
Según Gonzalo Colque, investigador de la fundación, entrevistado por el diario El Deber: “Sabemos que hay comunidades que se crean como zonas de protección y de alerta para personas ajenas y que entran a territorios controlados por el narcotráfico.”
Y añadió: “Se debe investigar las razones por las que se emplean muchos recursos económicos en los nuevos asentamientos humanos que, se entiende, están destinados a personas pobres que necesitan acceder a tierras fiscales”.
Asegura este experto que “se están desmontando, de un día para otro, miles de hectáreas y eso significa una gran inversión de capital; inversión en maquinaria mecanizada. Significa movilizar muchos recursos a zonas que no tienen caminos vecinales y que se están abriendo rápidamente con recursos privados”.
El avance es muy fuerte. Oficiales de la FELCN dicen que “de a poco” se están formando “enclaves territoriales” que controlan “áreas estratégicas, pero sometidas al narcotráfico”. Un agente de esta fuerza policial señaló que intereses del narcotráfico lograron interactuar con “interculturales”, “especialmente en Guarayos”, donde se hacen “inversiones importantes” para celebrar ampliados y asambleas “con las que esconden sus actividades”.
En este momento hay 18 incendios en el departamento de Santa Cruz cubriendo un corredor que comunica al Chapare de Morales con la frontera sur con Brasil, donde predomina el narcotráfico.
Bomberos voluntarios llegados desde las ciudades del país denuncian que cuando han logrado controlar un foco de calor, llegan los “interculturales” de Morales para reavivar el fuego.
Los pueblos originarios del Amazonas se reunieron en Lima en el mes de agosto y permitieron conocer cómo 90% de los incendios y deforestaciones de la región que abarca a nueve países son provocados solamente por Bolivia y Brasil.
El peor incendio de este momento se da en el parque nacional Noel Kempff, casi en la frontera sur con Brasil, donde se han encontrado plantaciones de coca y fábricas de cocaína, una de ellas con capacidad para producir 100 toneladas por semana.
La industria más pujante de Bolivia sabe que en Brasil está el mercado de consumo de cocaína más grande de las Américas y por ello lleva sus fábricas muy cerca de ese país.
Además, se sabe que desde territorio brasileño parte la droga que el Primer Comando da Capital (PCC)envía a Italia, en contacto con la mafia calabresa, para cubrir gran parte de la demanda europea.
Por el momento, la coca y la “pasta base” (sulfato de cocaína) de Perú llega a Bolivia y se vende en los mercados ilegales que son promovidos por el propio gobierno de Luis Arce.
Bolivia se está convirtiendo en el “hub” de la cocaína en la región por su frontera tan amplia con Brasil próxima a las grandes ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, dice el experto Franklin Alcaraz.
El gobierno de Arce ha optado por dejar hacer a los avasalladores de tierras y a los incendiarios, mientras cierra los ojos para no observar el uso de maquinaria pesada, de propiedad del narcotráfico en la destrucción de la selva amazónica.
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