Antes de visitar a su esposo, Margin Pozo memoriza cada palabra que su hija Alejandra le dedica, y se graba cada uno de los muchos dibujos que la niña de ocho años le hace, para luego recitárselos a Miguel Mendoza, un periodista recluido por la dictadura de Daniel Ortega en la cárcel conocida como El Chipote.
Son muy pocas las visitas permitidas en estos 15 meses de cautiverio. Solo 10. Y difíciles. “Cuando llegamos a recepción nos revisan, me hacen desnudarme, que me quite la ropa”, relata Margin Pozo. “Para mí eso es agresión sexual. Lo hacen para evitar que uno lleve mensajes de los niños marcados en el cuerpo”.
Los carceleros impiden que las visitas que aprueban porten teléfonos móviles o cámaras, que lleven comidas, bebidas, libros, cartas o cualquier documento a los presos que ahí se mantienen aislados. Tampoco han permitido, salvo un caso, la visita de los hijos menores de edad de los reos.
Miguel Mendoza, 52 años, es un conocido periodista deportivo de Nicaragua que fue apresado por el régimen de Daniel Ortega el 21 de junio de 2021 por los mensajes críticos que cada cierto tiempo publicaba en su cuenta de Twitter.
El régimen de Ortega mantienen a más de 200 presos políticos en sus cárceles, entre quienes se cuentan periodistas, líderes opositores, empresarios, defensores de derechos humanos, estudiantes y religiosos, entre otros.
En febrero de este año, Mendoza fue condenado a nueve años de prisión por los delitos de “traición a la patria” y “divulgación de notician falsas”, dos de los cargos más comunes que el régimen nicaragüense endilga a los presos políticos.
Durante el juicio, realizado a puertas cerradas, se presentaron como pruebas incriminatorias 30 mensajes de Twitter y varias publicaciones de Facebook de las cuentas personales de Mendoza.
En las dos oportunidades en que ha sido presentado ante el juez, el periodista ha solicitado se le permita ver a su hija, tal como la ley lo contempla. La ley 473 de “Régimen Penitenciario” en su artículo 71 ordena a las autoridades de los centros penitenciarios “facilitar las posibilidades a los privados de libertad para que éstos se puedan comunicar con sus familiares, personas allegadas al núcleo familiar y representantes legales acreditados de forma oral, escrita o telefónica”.
“La ley penitenciaria les da a los reos el derecho a ver a sus hijos, y el Código de la Niñez les da a los hijos el derecho a ver a sus padres”, dice Maynor Curtis, abogado defensor de Mendoza.
La defensa de Miguel Mendoza ha realizado 11 solicitudes ante el juez para que se le permita a la niña Alejandra visitar a su padre. Ninguna ha sido contestada.
“¡Papi! Hoy desperté buscándote y no te encontré. He llorado mucho porque no me dejan verte, por favor vuelve a casa pronto”, dice uno de los muchos mensajes que Alejandra ha elaborado para su padre.
“¡Hola papi! He grabado videos, he realizado dibujos con la esperanza que alguien te los pueda mostrar. Mi corazón sufre porque tengo más de un año de no abrazarte”, reza otro, ilustrado siempre con un corazón llorando.
En la última visita, el 27 de agosto pasado, Margin Pozo le contó a su esposo que la niña tuvo una crisis por la ausencia de su padre y debió ser tratada con psicólogos. Mendoza tomó ese día la decisión de iniciar una huelga de hambre para que le permitan ver a su hija.
“Si de ahora al 19 de septiembre no me dejan ver a la niña comenzaré una huelga de hambre”, le dijo a Pozo y pidió que memorizara el siguiente mensaje para su hija: “Te amo hija, no hay un solo día que no imagine tu carita, tu sonrisa y lo linda que debes de estar. La fe en Dios y recordarte es lo que me mantiene vivo”.
A través de otros familiares, Mendoza le confirmó a su esposa que comenzaría la huelga el 19 de septiembre.
Se usa el condicional “comenzaría” porque en la cárcel El Chipote se vive un hermetismo total sobre lo que sucede ahí dentro. Lo poco que se sabe es a través de lo que relatan los familiares durante sus vistas. Muchos de los reos políticos están aislados en celdas de castigo y ni siquiera saben lo que sucede en otras celdas.
Según el organismo Sé Humano, actualmente hay cuatro presos políticos en huelga de hambre en El Chipote: Dora María Téllez, Roger Reyes, Irving Larios y Miguel Mendoza. Las demandas son que cese el aislamiento para Téllez, ver a los hijos menores y que mejoren las condiciones médicas y carcelarias.
“La huelga de hambre”, dice la doctora Vilma Núñez, experta en derechos humanos, “es la medida más extrema de protesta y de reclamo de personas que en diferentes circunstancias se ven gravemente afectadas en el ejercicio pleno de sus derechos humanos. Es el último recurso desesperado al que la gente recurre para presionar”.
Añade que, en el caso de los presos políticos de El Chipote, se han debilitado por el régimen carcelario al que están sometidos y en una reciente y única audiencia en que han sido mostrados “se les vio escuálidos, ojerosos, transparentes y temblorosos”.
“Una persona que en esas condiciones físicas se somete a una huelga de hambre está prácticamente arriesgando su vida”, señala. “La huelga de hambre deja en evidencia que la gravedad de la situación carcelaria es extrema y que los reos están ya en una situación de desesperación”.
“El Estado, y las autoridades bajo cuyo resguardo están, son directamente responsables de los que les ocurra porque son ellos quienes los han llevado a esas situaciones”, afirma.
Miguel Mendoza ha perdido unas 30 libras (15 kilos) de peso en 15 meses de cautiverio. “Está en condiciones inhumanas. Pasaron 10 meses para que permitieran que se le llevara una frazada. ¿Te imaginas lo que es dormir 10 meses en una cama de concreto, sin almohada y sin frazada?”, pregunta su esposa, Margin Pozo.
“Está muy delgadito. Es diabético e hipertenso. Me gusta de él que mantiene la fe y el ánimo. Tiene la dignidad bien firme. Siempre con esa sonrisa, con esa picardía que tiene, siempre haciendo bromas a pesar de la situación difícil que vive”, relata.
“Tengo miedo por su salud y por su vida”, dice Pozo. “Para mí lo que está haciendo Miguel es la muestra de amor más grande que un padre puede tener hacia una hija”.
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