“Exijo saber dónde y cómo está Rolando (Álvarez), y que sea liberado ya. Ruego a la Iglesia en el mundo entero unirse a esta exigencia”, demandó en Twitter este lunes el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Fonseca, quien se encuentra en el exilio desde abril de 2019.
Dos semanas atrás, el 13 de septiembre, Báez hizo una demanda similar: “Estoy cada día más preocupado por mi hermano obispo, Mons. Rolando José Álvarez. Me uno al pueblo de Dios, exigiendo ver a Mons. Rolando, saber dónde y cómo está, y que la dictadura lo ponga en libertad. ¡Ruego a la Iglesia en el mundo entero unirse a esta exigencia!”
Báez busca respuesta a los que es hoy un misterio nacional en Nicaragua: ¿Dónde está monseñor Rolando Álvarez?
Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, fue arrestado por la Policía nicaragüense el 19 de agosto pasado junto a siete religiosos más que se mantuvieron sitiados por 15 días en el Palacio Episcopal de Matagalpa.
De los otros siete religiosos, entre ellos cuatro sacerdotes, se sabe que fueron llevados a la cárcel El Chipote, donde el régimen de Ortega recluye generalmente a los presos políticos. De Álvarez se dijo inicialmente que fue llevado a la casa de sus padres, en Managua.
Así lo confirmó la Arquidiócesis de Managua, quien a través de un comunicado explicó que, en las primeras horas de cautiverio, el cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, “tuvo la oportunidad de visitar y conversar con monseñor Álvarez en su residencia familiar”, donde se encuentra bajo “resguardo domiciliario”.
“Si bien su condición física está desmejorada, su ánimo y espíritu están fuertes”, afirmó Brenes. Álvarez habría expresado, según la declaración pública, “su confianza en la oración de todos ante esta difícil situación que vivimos en comunión eclesial”.
Cuarenta días después de esa primera visita no se sabe nada de la suerte del obispo Álvarez. Ni el régimen de Daniel Ortega ni el arzobispado de Managua han dado nueva información.
Sin precisar delito, la Fiscalía de Nicaragua acusó hace una semana a los cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo de la Diócesis de Matagalpa que acompañaron a Álvarez durante el sitio a la Curia Episcopal. Contra el obispo apresado no se conoce proceso judicial alguno.
Los sacerdotes acusados son Ramiro Reynaldo Tijerino Chávez, párroco de la iglesia San Juan Bautista; José Luis Díaz Cruz y Sadiel Antonio Eugarrios Cano, vicarios de la catedral Matagalpa de San Pedro; y Raúl Antonio Vega González. También se inició proceso contra los seminaristas Darvin Esteylin Leiva Mendoza y Melkin Antonio Centeno Sequeira y el camarógrafo Sergio José Cárdenas Flores.
La madrugada del viernes 19 de agosto, la Policía asaltó el Palacio Episcopal de Matagalpa después de mantener un sitio de 15 días contra los religiosos que se mantenían en su interior. El régimen de Ortega acusa a monseñor Álvarez de “incitar al odio” con su prédica religiosa.
“Durante varios días se esperó con mucha paciencia, prudencia, y sentido de responsabilidad una comunicación positiva del Obispado de Matagalpa, que nunca llegó a darse y que, al persistir las actividades desestabilizadoras y provocadoras, hizo necesario el citado operativo de orden público”, señaló un comunicado policial hecho ese mismo día.
El arresto de Báez y el grupo que lo acompañaba es parte de una ofensiva que el régimen de Daniel Ortega mantiene desde 2018 contra la Iglesia Católica, y que se recrudeció a partir del 1 de agosto pasado. Desde entonces al menos 10 sacerdotes han abandonado el país para proteger su libertad y dos más han sido impedidos de ingresar a Nicaragua a pesar de su nacionalidad nicaragüense.
Una fuente cercana a la iglesia Católica de Nicaragua afirma que monseñor Rolando Álvarez se encuentra en una casa de Managua, custodiado por policías, sin comunicación de ningún tipo más que alguna visita familiar. Los familiares, según esta fuente, no se atreven a comentar estas visitas por temor a que las condiciones de reclusión empeoren por represalia.
“Todos pensamos que está bien, en el sentido que se esté salvaguardando su integridad física. Emocionalmente difícil porque el hecho de que esté incomunicado, ya es una presión psicológica muy fuerte”, dice monseñor José Antonio Canales, obispo de Danlí, Honduras, quien afirma ser amigo personal de monseñor Rolando Álvarez.
“Quien tiene contacto con él es el cardenal Brenes que ya lo visitó al inicio de su cautiverio. Noticias oficiales de cómo está él no hemos tenido. Solo la versión del cardenal Brenes que está bien, y aunque no tengo conocimiento de que haya habido más visitas, supongo que habrá habido nuevos contactos de la Arquidiócesis de Managua”, añadió monseñor Canales.
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