Desaparición y muerte en la Escuela de Policía de Quito, el femicidio que conmueve e indigna a Ecuador

María Belen Bernal estuvo desaparecida diez días hasta que su cuerpo fue hallado. Su esposo, el teniente Germán Cáceres, es el principal sospechoso y está prófugo

Guardar
Manifestantes se reúnen a las afueras de la Comandancia de Policía en protesta por el asesinado de María Belén Bernal. (Foto: REUTERS/Karen Toro).
Manifestantes se reúnen a las afueras de la Comandancia de Policía en protesta por el asesinado de María Belén Bernal. (Foto: REUTERS/Karen Toro).

Elizabeth Otavalo sostiene su puño levantado en señal de lucha mientras en su rostro se dibuja una ligera sonrisa en medio del dolor, viste una camiseta blanca con la foto de su hija, la abogada y madre, María Belén Bernal Otavalo, que fue asesinada luego de ingresar a la Escuela Superior de Policía de Quito.

Desde que el gobierno de Ecuador confirmó el femicidio de María Belén Bernal Otavalo, que llevaba desaparecida desde el 11 de septiembre, los cánticos y las proclamas que reclaman al Estado verdad, justicia y reparación no han cesado. La inesperada desaparición y luego el terrible asesinato han conmocionado a la sociedad ecuatoriana y han puesto contra la pared a la Policía Nacional y a las autoridades gubernamentales. Una serie de sucesos que aún no han sido esclarecidos han llevado a que las organizaciones feministas se declaren en movilización permanente en Ecuador y a que Elizabeth Otavalo, la madre de María Belén, en medio del luto, reclame firmemente al Estado y dude de las pericias estatales alrededor del caso de su hija.

Con 34 años, María Belén Bernal Otavalo, era reconocida entre sus colegas abogados por litigar en el derecho penal. Pero Bernal Otavalo también era la madre de Isaac, un niño de 13 años que incluso creó una cuenta de Twitter para pedir que su mamá aparezca: “Buenas noches a todos, ayúdenme a encontrar a mi mamá, la última persona que estuvo con ella fue mi padrastro Germán Cáceres”, escribió.

Germán Cáceres, el principal sospechoso del femicidio de María Belén, estaba casado con ella desde el 2017. Cáceres es teniente de la Policía Nacional del Ecuador y trabajaba como instructor en la Escuela Superior de Policía en Quito. Desde el 13 de septiembre está prófugo y las autoridades ecuatorianas han ofrecido una recompensa de USD 20.000 para quien brinde información que les permita capturarlo: “Lo vamos a encontrar aunque esté debajo de una piedra”, dijo el entonces ministro del Interior, Patricio Carrillo, quien ha sido duramente cuestionado por el manejo del caso de Bernal y al que el presidente Guillermo Lasso pidió la renuncia la noche de este 23 de septiembre.

Las autoridades ecuatorianas ofrecen una recompensa de hasta USD 20.000 para quien dé información sobre el paradero de Germán Cáceres.
Las autoridades ecuatorianas ofrecen una recompensa de hasta USD 20.000 para quien dé información sobre el paradero de Germán Cáceres.

La madrugada del domingo, 11 de septiembre, María Belén Bernal ingresó a la Escuela de Policía General Alberto Enríquez Gallo, ubicada en Pomasqui, al norte de Quito. La abogada acudió al recinto policial para llevarle una hamburguesa a su esposo, el teniente Cáceres, que estaba en funciones dentro de la Escuela. Pero esa noche hubo una fiesta en la dependencia policial en la que habrían participado oficiales y cadetes.

En medio de la fiesta, María Belén ingresó a la Escuela de Policía. Según relatan los testigos que han declarado ante la Fiscalía General del Estado y cuyos testimonios han sido conocidos por la opinión pública a través de los abogados que llevan la investigación, Cáceres estaba esa noche acompañado por la cadete Josselyn Sánchez, que es la única detenida del caso.

El abogado de Josselyn Sánchez ha dicho a los medios de comunicación que su defendida y el teniente Cáceres tenían una “amistad especial” y ha negado una relación sentimental. De acuerdo con el jurista, la tarde del 10 de septiembre, Cáceres se habría insinuado con la cadete Sánchez.

La línea de tiempo sobre los sucesos del 11 de septiembre aún no se construye con certeza, pero según han declarado los testigos, esa madrugada Cáceres y Bernal discutieron. La pelea que se dio en el dormitorio del teniente se volvió violenta. Según contó la cadete Sánchez, el teniente Cáceres golpeó por al menos 20 minutos a María Belén Bernal Otavalo, que gritaba por ayuda. Las últimas palabras atribuidas a la abogada son un pedido desgarrador: “Auxilio, me matan”.

Un cadete habría alertado a uno de sus superiores sobre la pelea, pero este le dispuso que no se meta “en líos de marido y mujer”. Al menos 20 miembros de la Policía habrían escuchado los golpes, pero nadie intervino.

Sánchez declaró que luego de los gritos de Bernal todo se volvió silencio y escuchó a Cáceres salir del dormitorio. Según la cadete, se escuchaba que Cáceres arrastraba un bulto que golpeaba contra las escaleras de la residencia policial.

De acuerdo con el abogado Galo Quiñónez, que representa a la familia de María Belén Bernal y que trabajaba con ella en una firma jurídica, las cámaras de seguridad de la Escuela de Policía muestran que Cáceres salió la noche del 11 de septiembre en dos ocasiones. En la primera se demoró 15 minutos, pero en la segunda se demoró al menos cuatro horas en regresar.

La Policía ha revelado que en ese intervalo, Cáceres se comunicó en varias ocasiones con la cadete Nadesha M., amiga de Josselyn Sánchez, cuya casa fue allanada por las autoridades el 22 de septiembre, donde “se levantaron indicios para su posterior análisis”.

Aunque el centinela de la Escuela Superior de Policía registró el ingreso de María Belén Bernal Otavalo, nunca se inscribió su salida.

Elizabeth Otavalo, la madre de María Belén Bernal, no ha dejado de reclamar justicia por su hija. (Foto: El Comercio).
Elizabeth Otavalo, la madre de María Belén Bernal, no ha dejado de reclamar justicia por su hija. (Foto: El Comercio).

El lunes, 12 de septiembre, Elizabeth Otavalo, la madre de Bernal, recibió una llamada que cambiaría su vida por completo. Alrededor de las 14h00, Cáceres la había contactado para preguntarle si María Belén estaba con ella. Según el teniente su esposa no había vuelto a casa luego de una pelea que habían tenido mientras se dirigían a su domicilio. En esa versión, Cáceres decía que María Belén se bajó del auto en el que se movilizaban y tomó un taxi.

Otavalo presionó a Cáceres para que acuda a la Fiscalía y denuncie la desaparición de María Belén, pero el teniente se excusó diciendo que sus superiores no le permitirían salir de su trabajo para cumplir con esa diligencia. Elizabeth Otavalo, según ha contado a los medios de comunicación, pidió a uno de los superiores de Cáceres que le permitiera ingresar la denuncia. Otavalo contó que ese día Cáceres le dijo “no vaya a pensar que yo la desaparecí”.

Esa misma tarde, sobre las 17h30, la desaparición de María Belén Bernal Otavalo se volvía oficial.

A la mañana siguiente, Cáceres rindió su versión y estuvo detenido por ocho horas con fines investigativos, pero luego fue puesto en libertad porque el fiscal no encontró los elementos suficientes para pedir la prisión preventiva. Entre las 22h40 del 13 de septiembre y las 04h00 del 14, Cáceres huyó. La Fiscalía responsabilizó a la Policía de no haberle dado vigilancia al teniente, pero la institución señaló que la orden de vigilancia llegó cuando Cáceres ya se había fugado.

En una entrevista con el medio digital La Posta, apenas unas horas antes de que se encontrara el cuerpo de María Belén Bernal, Elizabeth Otavalo contó que cuando se denunció la desaparición, hubo agentes policiales que ingresaron al dormitorio de Cáceres y encontraron una mancha de sangre. Cuando los agentes se preparaban para tomar una muestra, el teniente Cáceres se opuso y dijo que necesitaban una orden de allanamiento.

Fue en ese momento cuando Otavalo pidió a la Policía que lo detengan. El mismo pedido hizo a la Fiscalía luego de que el teniente diera su versión: “Entre la Policía y la Fiscalía permitieron que se fugue”, aseguró Elizabeth Otavalo.

Cinco días después de la desaparición de María Belén Bernal Otavalo, el gobierno nacional ofreció una recompensa de USD 20.000 para capturar a Cáceres. Para ese momento, el secretario de Seguridad, Diego Ordóñez y el ex ministro del Interior, Patricio Carrillo, ya estaban en el ojo de la opinión pública por el manejo del caso. Ordónez se refirió a la importancia de salvaguardar el prestigio institucional de la Policía Nacional. Mientras que se conoció que Carrillo había dejado el país para viajar a Estados Unidos a la boda de su hija, todo en medio de la conmoción por la desaparición de María Belén Bernal.

En los días posteriores, el entonces ministro Carrillo dijo que el caso avergonzaba a la Policía Nacional y prometió encontrar a María Belén Bernal Otavalo y a Germán Cáceres. Carrillo dijo que “rodarían cabezas” y anunció que la Escuela Superior de Policía ahora estará dirigida por mujeres. El comandante general de la Policía, Fausto Salinas, anunció el inicio de procesos administrativos en contra de 12 miembros de la institución con rangos entre Coronel y Sargento.

La mañana del 21 de septiembre, Elizabeth Otavalo, que no ha dejado de reclamar por María Belén, escribió en Twitter: “11 días. Policía Nacional devuelvan a mi hija”. Al mismo tiempo, el ex ministro Carrillo anunciaba en una entrevista con Teleamazonas que si en 30 días no encontraba a María Belén Bernal, dejaría su cargo.

Unas horas después de esas declaraciones, Otavalo apareció en la entrevista de La Posta y contó el calvario que debía vivir: “Yo he tocado las puertas. No me siento conforme con las búsquedas”, dijo.

Con la presión de la opinión pública sobre el caso, la Policía desplegó un contingente de centenares de uniformados para buscar a María Belén Bernal. En los barridos que la Policía realizó en las zonas aledañas a la Escuela Superior también participó Elizabeth Otavalo, que reclamó que los agentes no estaban buscando eficientemente a su hija. La mañana del 21 de septiembre Otavalo dio un testimonio desgarrador: “Me atreví a buscarla (a María Belén) en los basureros, en las quebradas (de Pomasqui)”.

La madre de María Belén Bernal participó en las labores de búsqueda. (Foto: Giovanna Tassi).
La madre de María Belén Bernal participó en las labores de búsqueda. (Foto: Giovanna Tassi).

Ese mismo día, la Fiscalía anunció que en el cerro Casitagua, a 10 minutos de la Escuela de Superior de Policía se encontraron unos restos humanos. Sobre las 14h00, la noticia del femicidio de María Belén Bernal Otavalo se conoció por dos tuits. El primero fue del presidente Guillermo Lasso que escribió: “Con profundo dolor e indignación lamento informar que María Belén fue encontrada. Su femicidio no quedará impune y todos los responsables serán sometidos a la ley. Mi solidaridad con su madre Elizabeth y su pequeño hijo”.

Elizabeth Otavalo respondió a Lasso y escribió: “Presidente, exijo justicia. Esto es un crimen que pasó en la Escuela Superior de la Policía. Me arrebataron a mi hija, a manos de un servidor de la Policía prófugo. Ruego a las universidades apoyo en los exámenes médicos legales. Necesito saber la verdad”.

La segunda publicación sobre la muerte de la abogada fue de autoría de Carrillo, quien escribió que “la Policía Nacional hizo su trabajo” al encontrar a María Belén Bernal. En el tuit aseguró que encontrarán a Germán Cáceres y pidió perdón a la madre y al hijo de Bernal: “Pido perdón y ofrezco una disculpa a Elizabeth Otavalo y a su nieto”. Esa tarde, Carrillo volvió a disculparse con la familia de María Belén Bernal: “De rodillas pedimos perdón”, dijo en una rueda de prensa.

Mientras Carrillo hablaba con los medios, en el centro norte de Quito, centenares de ciudadanos se congregaron para exigir al Estado que no dejen el femicidio de María Belén Bernal en la impunidad y para mostrarle a Elizabeth Otavalo que no está sola. La marcha, que recorrió una de las principales avenidas de la ciudad y que llegó a la sede de la Comandancia de la Policía, estuvo liderada por organizaciones feministas y acompañada por las familias de los miles de desaparecidos en Ecuador.

En Quito se desarrolló una marcha luego de conocerse sobre la muerte de María Belén Bernal. Las manifestantes entonaron Canción Sin Miedo, un himno feminista. (Video: Karol Noroña/ GK).

Entre gritos de ira, indignación y dolor, en medio de carteles y fotografías de María Belén Bernal Otavalo, las manifestantes entonaron Canción sin miedo, de la compositora mexicana Vivir Quintana, que se ha convertido en un himno del movimiento feminista de la región. Con adaptaciones para el caso ecuatoriano, las marchantes cantaron una y otra vez: “A cada minuto, de cada semana/ Nos roban amigas, nos matan hermanas/ Destrozan sus cuerpos, los desaparecen/ No olvide sus nombres, por favor, señor presidente”. Y en medio de las lágrimas y de los cánticos, los versos también mostraban un ápice de esperanza: “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas… Ya nada me calla, ya todo me sobra/ Si tocan a una, respondemos todas”.

La activista feminista Juzz Pincay, que ha seguido el caso de María Belén Bernal y que se ha pronunciado públicamente sobre la actuación de la policía y las vocerías gubernamentales, habló con Infobae y aseguró que la presencia de cientos de mujeres en las calles se da porque “nos sentimos burladas y vulnerables, pero sobre todo hartas”. Sin embargo, aseguró que la marcha fue un mensaje para el gobierno de “mira por lo menos nos tenemos a nosotras”.

En un comunicado, 29 organizaciones feministas se declararon en movilización permanente hasta que se conozca “toda la verdad” sobre la desaparición y femicidio de María Belén Bernal y rechazaron la versión del ministro Carrillo, que aseguró que el caso corresponde a un “crimen pasional”.

El viernes, 22 de septiembre, el Teatro de la Universidad Central del Ecuador, el alma mater donde María Belén Bernal obtuvo su título de abogada, se llenó de familiares, amigos, activistas, periodistas y ciudadanos que acudieron a la capilla ardiente instalada en su honor. Alrededor del mediodía, arribó al lugar Elizabeth Otavalo que llevaba consigo el ataúd de su hija. A su llegada, las personas presentes gritaban la consigna “Vivas nos queremos” y nuevamente se entonó la Canción sin Miedo. Otavalo, que ha tenido que vivir el luto en medio de los flashes y los micrófonos de los medios, pidió la intervención de expertos independientes en la investigación del caso de su hija y reclamó conocer la verdad. El hijo de María Belén Bernal también acudió a la capilla ardiente en honor a su mamá.

El viernes, 23 de septiembre, María Belén fue sepultada.

La Policía encontró restos humanos en un cerro de Quito. Luego las autoridades confirmaron el hallazgo de María Belén Bernal. (Foto: Fiscalía General del Estado).
La Policía encontró restos humanos en un cerro de Quito. Luego las autoridades confirmaron el hallazgo de María Belén Bernal. (Foto: Fiscalía General del Estado).

La desaparición y asesinato de María Belén Bernal Otavalo ha cuestionado la formación de la Policía y ha levantado sospechas sobre el posible encubrimiento de oficiales y subalternos de Cáceres en el delito. El caso también ha abierto un debate sobre si el femicidio de Bernal debe considerarse un crimen de Estado. Además, desde que se encontró el cuerpo de la abogada, las suspicacias comenzaron, pues la Policía asegura que los restos de Bernal estaban envueltos en una manta y que fueron enterrados en el empinado cerro Casitagua, sin embargo, las fotografías del hallazgo muestran una frazada en perfectas condiciones, aunque siguiendo la versión oficial esta tuvo que estar enterrada durante al menos 10 días con un cuerpo en descomposición.

Mientras la Policía tiene como prioridad encontrar a Germán Cáceres y mientras se debate la responsabilidad estatal y se espera la llegada de expertos internacionales y la supervisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en las investigaciones del caso; la familia de Bernal está rota. Elizabeth Otavalo ha asegurado que María Belén no puede ser un número más dentro de esos 206 feminicidios registrados en el país hasta el 3 de septiembre de este año: “Mi hija ya es un ángel. Esto no termina aquí: esto va a terminar cuando los malhechores hayan pagado esa culpa”.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar