Dos niños tuvieron que ser internados en distintos centros de salud de Montevideo debido a lesiones autoinflingidas a raíz de un juego que incentivaba a ello; otros cinco alumnos de sexto año de escuela debieron recibir atención médica por heridas causadas con el filo de un sacapuntas.
Ocurrió en Barros Blancos, una ciudad del departamento de Canelones a 23 kilometros de Montevideo. Según informó El Observador y confrimó la directora general de Primaria, Graciela Fabeyro, los niños se encontraban jugando en el centro escolar cuando intentaron cortarse la piel con el filo de un sacapuntas. Al parecer, un contenido del videojuego Poppy Playtime los incentivaba a desarmar los sacapuntas y cortarse con las hojillas.
“Poppy Playtime” es el nombre del juego que tiene como protagonista a Huggy Wuggy, un monstruo azul de dientes afilados. La consigna propuesta por sus creadores es sobrevivir escapando de monstruos como el mencionado anteriormente, que abraza al personaje hasta matarlo por asfixia.
Aunque la dinámica lúdica no hace referencia de manera explícita a la autolesión, existen distintos spin-offs que sí incitan a hacerlo, además de todo el contenido publicado por usuarios en Youtube que proponen retos de todo tipo.
El primer capítulo de Poppy Playtime se encuentra disponible sin costo y online, pero para acceder a la segunda parte hay que pagar cerca de USD 5,6. También se encuentra disponible en la tienda de Android por USD 2,99.
Inmediatamente después de estos incidentes, Escuelas Disfrtuables -programa de Primaria compuesto por psicólogos y asistentes sociales- se hizo presente en la escuela con un operativo de respuesta que incluyó charlas en todos los grupos.
El presidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Pablo Abdala, dijo estar preocupado por la existencia de este juego y agregó que “vivimos en una sociedad más violenta, particularmente con relación a los más chicos y creo que este episodio, que a todos nos sorprende y nos impacta mucho, debe ayudarnos a reflexionar”, consignó Telenoche.
En ese sentido, recalcó la importancia de “extremar los esfuerzos por cuidar” a los niños, sobre todo en un momento en el que las personas tienen acceso a la tecnología desde muy pequeñas: “En sí mismo es un avance de la modernidad, pero al mismo tiempo entraña un riesgo muy severo”.
El psicólogo Roberto Balaguer, por su parte, dijo a Telenoche que, aunque “a uno le gustaría decirle a los padres que esto es controlable”, la exposición por parte de los menores a estos juegos va a existir “en mayor o menor medida”: “Cada vez es más difícil postular un control que sea efectivo, porque esto comienza como un videojuego y después se viraliza y se empiezan a generar contenidos a partir de eso”, agregó Balaguer.
De todos modos, destacó la necesidad de ser consciente de las vulnerabilidades de cada menor: “Para que alguien acceda a estos desafíos seguramente estamos hablando de chicos que tengan algunas necesidades u otros elementos de angustia y estos juegos lo que hacen es catalizar”, dijo el psicólogo.
Este videojuego no es el primero que deriva en actividades lúdicas sumamente peligrosas para los niños: hace pocos años estuvo el caso de Ballena Azul, un juego que escandalizó a distintas autoridades de todo el mundo y el caso de Momo.
Uno de los creadores del juego, Zazh Belanger, declaró a Forbes que las controversias generadas en las escuelas a raíz de Poppy Playtime son “completamente falsas o groseramente exageradas”:”Una de las cosas que hemos leído es que Huggy Wuggy susurra cosas tétricas en el oído del jugador, pero cualquier persona que haya jugado sabría que Huggy Wuggy ni siquiera tiene voz en el capítulo 1, así que es imposible que lo haya hecho”.
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