El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, designó a un nuevo comandante general de la Fuerza Naval, luego de los últimos escándalos que han envuelto a la Armada ecuatoriana: la investigación de ocho de sus miembros por tráfico de droga y el retiro de visas estadounidenses a oficiales de alto rango.
El contralmirante John Merlo León reemplazará a Brumel Vásquez Bermúdez y dirigirá a la Mariana del Ecuador, según se lee en el decreto suscrito por el presidente Lasso. Antes de asumir la comandancia general, Merlo León se desempeñó como comandante de Operaciones Navales.
En un mensaje de despedida, el ex comandante general Vásquez escribió que: “Recuerden que debemos defender a la nación ecuatoriana. No olviden que la historia y los ecuatorianos honestos recordarán mañana el sacrificio de estos momentos como un testimonio de heroicidad que ha permitido que la Patria siga siendo tierra de paz, orden, justicia, dignidad, libertad y soberanía”.
El nuevo comandante de la Armada ha sido edecán naval de la Presidencia de la República, rector del Liceo Naval de Quito, asesor naval en el Ministerio de Defensa, jefe de la XVII Expedición Antártica, secretario General de la Armada, agregado de Defensa del Ecuador en Italia, director de la Escuela Superior Naval, director general de Educación de la Armada, comandante de operaciones Naval Norte, jefe del Mando Único en la Frontera Norte, director general de Intereses Marítimos, director general del Talento Humano de la Armada y finalmente, fue Comandante de Operaciones Navales y Comando de Operaciones 2 “Occidental”.
En el 2018, Melo León fue comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Esmeraldas y tuvo que enfrentar los hechos violentos que sucedieron en la frontera colombo ecuatoriana. Fue bajo su comandancia cuando fueron secuestrados y asesinados tres trabajadores de diario El Comercio, quienes fueron retenidos por alias “Guacho”, del Frente Oliver Sinisterra, conformado por disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La decisión de reemplazar al comandante general de la Armada sucede luego de que el embajador de los Estados Unidos en Ecuador, Michael J. Fitzpatrick declarara en una entrevista que se retiró la visa de 18 miembros de alto rango de las Fuerzas Armadas, principalmente de la Marina. Las declaraciones sucedieron el pasado 15 de agosto. Las Fuerzas Armadas han declarado que no conocen a qué oficiales les revocaron la visa estadounidense.
La misma semana de las declaraciones del embajador Fitzpatrick, se conoció que ocho miembros de la Marina eran investigados por tráfico de drogas. La denuncia la realizó el titular de la Dirección Regional Insular de la Armada. Los marinos procesados habrían intentado comercializar cocaína que había sido incautada en Galápagos en un operativo anterior.
La Policía Nacional junto con otros miembros de la Armada inspeccionaron la embarcación cuando arribó a la isla de San Cristóbal, en el archipiélago de Galápagos. En la lancha, la droga estaba en la bodega de maniobras. Todos los tripulantes fueron detenidos.
La cocaína que intentaban comercializar los marinos fue decomisada en otro operativo el pasado 11 de agosto. En esa ocasión, los miembros de la Armada decomisaron 28 bultos con más de 500 paquetes de droga a 200 millas al sur de las Galápagos. Se presume que el destino de esa cocaína era Centroamérica.
Desde la Armada se informó que “uno de los dos tripulantes presuntos autores fue dado de baja por el mismo tema: tráfico ilícito de sustancias sujetas a fiscalización, pero un juez, luego de tres años de prisión y fuera obviamente de la Armada, ordenó su reincorporación. La Armada ya se deshizo de este mal elemento y la justicia lo devolvió al servicio, con consecuencias desastrosas a la imagen institucional como es este caso”.
Algunos miembros de las Fuerzas Armadas también son reclutados por el narcotráfico. Una fuente reservada que habló con Código Vidrio aseguró que no se puede descartar que los marinos que ahora son investigados por el tráfico de droga pueden haber sido empleados por el crimen organizado hace años, y no se puede descartar la posibilidad de que también se infiltren en barcos de la Armada como en otras compañías.
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