El sacerdote Sebastián López celebró este martes lo que para muchos de sus feligreses sería la más inusual misa de los últimos tiempos en la pequeña localidad nicaragüense de Ciudad Darío, ubicada a 90 kilómetros al norte de Managua.
Desde temprano, agentes y patrullas de la Policía se apostaron en los alrededores de la iglesia Santa Lucía para impedir el ingreso de los fieles que llegarían a participar en la misa matutina.
Los feligreses, sin embargo, se fueron congregando tras de la valla metálica que separa al templo de la calle y el sacerdote López decidió realizar el oficio religioso desde el atrio de la iglesia, mientras los fieles se agrupaban en el parqueo, separados por la valla y bajo la vigilancia de los efectivos policiales.
El régimen de Daniel Ortega ha arreciado su ofensiva contra la iglesia católica de Nicaragua desde el 1 de agosto pasado cuando ordenó el cierre de ocho emisoras católicas de la Diócesis de Matagalpa, y desplegó un cerco policial alrededor de la Curia Episcopal de Matagalpa donde permanecen retenidos desde hace 12 días el obispo, monseñor Rolando Álvarez, y diez religiosos más.
Ortega ordenó una investigación contra monseñor Rolando Álvarez a quien señala en un comunicado policial de intentar “organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y la armonía en la comunidad, con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
Al mismo tiempo, la arquidiócesis de Managua y algunos sacerdotes de otras parroquias informaron haber recibido notificaciones y visitas de la Policía donde se les prohibía la celebración de las tradicionales procesiones religiosas, aduciendo “razones de seguridad interna”.
El domingo pasado, el régimen apresó al sacerdote Oscar Danilo Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo, de Mulukukú, un municipio ubicado en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte.
El hecho se produjo cuando el sacerdote salía de oficiar misa en la capilla La Asunción, a las 5 de la tarde aproximadamente, para dirigirse a la casa cural de la parroquia Espíritu Santo de Mulukukú, Diócesis de Siuna. Su detención ha sido calificada de “secuestro”, en tanto fue realizada por civiles armados y hasta ahora la Policía no ha reconocido tenerlo en su poder ni ha informado el motivo de su captura.
Sin embargo, la abogada del sacerdote, Yonarqui Martínez, informó a través de su cuenta de Twitter que el sacerdote de Mulukukú se encuentra posiblemente en la cárcel El Chipote, donde la dictadura mantiene en régimen de aislamiento y tortura a una buena parte de los más de 180 presos políticos que existen actualmente en el país.
“En la mañana me enteré del traslado a Auxilio Judicial Nacional (El Chipote) del Padre Óscar, es lamentable lo que ocurre en contra de miembros de la Iglesia. El cierre de más medios de comunicación que predicaban la palabra es una persecución real a la iglesia”, dijo la defensora de presos políticos, Yonarqui Martínez.
Este sería el tercer sacerdote capturado por el régimen de Daniel Ortega.
La misa de este martes en Ciudad Darío fue conocida a través de diversos videos y fotografías que circularon por las redes sociales, a pesar que en uno de los videos se escucha cuando una policía se dirige a uno de los asistentes y le ordena: “¡Apágueme ese celular!”.
“Hermanos, vayan a sus casas. Mucha oración, tener mucha fe, pedir paz interior sobre todo al Señor que nos fortalezca y Él sea la solución de nuestra nación y que es el rey de reyes pueda dar buen desarrollo a nuestras vidas y a nuestra estabilidad humana”, se escucha decir al sacerdote Sebastián López al final de la misa.
“No están solos aquí está su pueblo Darío con ustedes”, gritó un feligrés desde el parqueo, mientras los feligreses cantaban a la Virgen María. “Una iglesia sin cruz no es iglesia de Jesús”, proclamó otro.
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