Un perro mató o hirió a cerca de 100 ovejas en el departamento de Artigas (a 600 kilómetros de Montevideo) y continúa sin ser encontrado. En caso de encontrarlo, los tres productores afectados podrían matarlo amparándose en el Código Rural.
El valor de cada ovino ronda los USD 100, pero la pérdida económica se suma a otras consencuencias como son los corderos que dejan de nacer debido a estos ataques. “Para peor, ahora hay majadas en plena parición y un ataque de un perro genera tal desesperación entre las ovejas que muchas disparan, entonces el cordero pierde el vínculo con la madre y si son noches de temporal eso se traducen en 10 o 20 corderos que mueren”, dijo a El Observador uno de los productores.
Además de las pérdidas económicas se suma el estrés generado, tanto en el productor como en los animales, que tienen que estar constantemente pendientes del perro y sus consecuencias.
En caso de hallarlo, los productores pueden matarlo amparados en el Código Rural: “Los propietarios u ocupantes tienen el derecho de matar a los perros ajenos que encuentren en sus poblaciones o cerca de sus ganados, cuando aquellos no acompañen o sigan a sus dueños o cuando, acompañándolos, se les separen para hacer daño o mezclarse con los ganados y molestarlos”, indica el artículo 125.
“Uno a un perro no lo mata por gusto, ojalá no tuviéramos que hacerlo, pero uno tiene que defender a sus propios animales y no queda otra que hacer rondas, vigilar y actuar de esa manera”, añadió uno de los productores.
El perro recorre el entorno de 2.000 hectáereas con gran inteligencia. “Sabe lo que hace, no ladra cuando ataca”, lo hace de noche y cambia de lugar entre ataque y ataque, señaló el hombre. A pesar de dedicar varias horas en el día, en la noche y en la madrugada, solo una vez pudieron verlo.
Años atrás paso algo similar en el norte uruguayo, cuando durante mucho tiempo un perro llegó a atacar a más de 670 ovejas hasta ser encontrado y asesinado. A partir de ese caso, hubo un chipeado de los perros de la zona para así poder identificarlos tanto con sus datos como con sus responsables. Sin embargo, se ha descubierto que varios perros asesinados mientras atacaban a otros animales no tenían un chip colocado.
En Uruguay es obligatorio colocar el chip en todos los animales de compañía: se pone una vez en la vida y asigna un código único de 23 dígitos a cada animal.
Respecto al perro que mantiene en vilo a los productores actualmente no se tiene más información, pero piensan que se trata de un animal que fue soltado en la zona y no tiene dueño. La Policía “no puede hacer mucho y no tiene la culpa de la falta de soluciones”, declaró uno de los productores. “No hay que enojarse con la Policía, lo que se precisa en realidad es que la parte política haga los cambios necesarios en las leyes”.
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