Cómo Rusia desmantela democracias y promueve el autoritarismo militarizado en América Latina

El Kremlin es uno de los principales proveedores de armas y equipamiento bélico en Venezuela, Nicaragua y Cuba. A cambio, les exige su apoyo en conflictos como la invasión a Ucrania

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El presidente ruso, Vladímir Putin,
El presidente ruso, Vladímir Putin, se reúne con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, en el Kremlin en Moscú, Rusia, el 25 de septiembre de 2019. Sputnik/Alexei Druzhinin/Kremlin vía REUTERS/Archivo

En enero, Rusia amenazó con enviar activos militares a Cuba y Venezuela si fracasaban las conversaciones con Occidente para evitar una guerra en Ucrania. Aunque puede no ser creíble, es una amenaza estratégica real para el hemisferio occidental. El Kremlin desde hace tiempo apoya regímenes autoritarios mientras desmantela democracias y promueve el autoritarismo militarizado. El apoyo de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela a la invasión rusa de Ucrania contribuye a la inestabilidad en América Latina.

Un artículo de la autora Caroline C. Cowen en National Interest describe como las dictaduras de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, deseosas por conseguir dinero y crédito, necesitan de Rusia y Cuba para la asistencia militar. De hecho, señala, Vladímir Putin es uno de los principales proveedores de armas en Venezuela y Nicaragua.

Al apoyo de Rusia de la región se sumó China, que en las últimas dos décadas jugó un papel muy importante proporcionando préstamos, invirtiendo y comprando productos básicos. El régimen de Beijing concedió 62.200 millones de dólares en préstamos a Venezuela entre 2007 y 2016. La financiación de China ha permitido a estos regímenes mantenerse lo suficientemente estables económica y políticamente como para participar en formas provocativas de cooperación con Rusia, detalla la revista estadounidense.

En 2005, se incrementó la cooperación militar de Rusia con Venezuela, al tiempo que Cuba y Nicaragua recibieron visitas de oficiales militares de Moscú en momentos de tensión con Occidente. Durante la guerra ruso-georgiana de 2008, Cuba, Venezuela y Nicaragua defendieron las acciones del Kremlin. Luego, en 2014, los tres países y Rusia votaron en contra de la Resolución 68/262 de la ONU, que expresaba su apoyo a la integridad territorial de Ucrania.

El presidente de Nicaragua, Daniel
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (d), recibe a su homólogo de Rusia, Vladimir Putin (i), en el Aeropuerto internacional de Managua (Nicaragua) hoy, viernes 11 de julio de 2014. EFE/Cesar Pérez/Presidencia de Nicaragua/Archivo

Así, Nicaragua, Cuba y Venezuela firmaron acuerdos militares secretos entre ellos y crearon un nuevo triángulo de seguridad regional, rompiendo sus compromisos con el régimen de seguridad interamericano, incluida la Iniciativa Regional de Seguridad de Centroamérica.

El artículo de National Interest señala que los militares nicaragüenses, cubanos y venezolanos dependen de sus dictadores, que militarizan los regímenes autoritarios y les permiten actuar con impunidad y cometer violaciones a los derechos humanos.

Por otra parte, Rusia y China llevan adelante una guerra híbrida mediante el uso de sistemas y equipos de inteligencia militar de alta gama, a veces cediéndolos a contratistas privados. En Venezuela, el Kremlin ayuda a financiar grupos semiestatales para mantener una negación plausible. En 2019, el Grupo Wagner, una compañía militar privada con capacidad de desplegar miles de mercenarios, arribó a Venezuela para proporcionar seguridad al dictador Maduro.

Cuba

En 2008, Cuba y Venezuela firmaron quince acuerdos secretos para transformar el ejército de Caracas. Tres de ellos incluían el fortalecimiento de la cooperación en materia de defensa, el desarrollo y el intercambio de inteligencia y la prestación de apoyo técnico a los militares venezolanos. El plan también incluía el entrenamiento especializado de tropas venezolanas en Cuba, así como la creación de una unidad militar cubana con base en Venezuela, según National Interest.

Miguel Díaz-Canel junto a Vladimir
Miguel Díaz-Canel junto a Vladimir Putin (Archivo, AFP)

Venezuela

Entre 2010 y 2019, las empresas estatales rusas se comprometieron con 9.000 millones de dólares para hacer crecer a la petrolera estatal venezolana PDVSA y así diluir el impacto de las sanciones de Estados Unidos.

Además, Hugo Chávez ofreció a Rusia el uso de una base militar venezolana en La Orchila, una isla del Caribe. El Kremlin vendió a Venezuela miles de millones en equipamiento militar, incluyendo tanques, aviones de combate y armas pequeñas. Caracas todavía debe a Moscú al menos 10.000 millones de dólares por aviones de combate que compró entre 2009 y 2014. Asimismo, los dos países también habrían establecido una fábrica en Venezuela para producir rifles Kalashnikov.

En 2018, Rusia envió dos bombarderos TU-160. Cuando el régimen de Maduro se debilitó en 2019, Putin proporcionó sistemas S-300 para ayudar a disuadir la intervención militar de Estados Unidos en nombre de Juan Guaidó. Además, los S-300 llegaron con “expertos” rusos, que podrían proporcionar seguridad a Maduro, de acuerdo a National Interest.

El presidente de Nicaragua, Daniel
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (d), y su vicepresidenta, Rosario Murillo (i), en una fotografía de archivo. EFE/Jorge Torres/Archivo

Nicaragua

El régimen de Ortega autorizó la entrada de personal, barcos y aviones rusos en el país centroamericano desde el 1 de julio hasta el 31 de diciembre de 2022, y la participación en ejercicios y operaciones humanitarias y militares en el Mar Caribe y el Océano Pacífico.

Nicaragua ha sido uno de los socios clave de Rusia en la región desde el regreso de Ortega en 2007. El apoyo del Kremlin al régimen incluyó helicópteros Mi-17, entrenadores de combate Yak-130, aviones de transporte medio An-26, carros blindados TIGR, tanques T-72, cañones antiaéreos ZU-23, entre otros.

Recientemente, el régimen de Nicaragua informó que comprará un nuevo lote de autobuses y trigo de Rusia, luego de renovar un convenio de cooperación entre ambos países. También se anunció que ambos países trabajan una nueva compra de trigo ruso, como parte de un convenio anual vigente desde hace varios años.

National Interest concluye que, como América Latina experimenta un giro a la izquierda, esa situación abre la puerta a que Rusia ofrezca una alternativa, al tiempo que limita la influencia de Estados Unidos en la cooperación bilateral sobre seguridad.

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