El ruso Vladimir Putin le tendió una mano a la dictadura cubana y al mismo tiempo logró ubicar productos rechazados por Occidente. El buque cisterna que transportaba fuel oil ruso llegó el último jueves a Cuba, transportando suministros para las centrales eléctricas de la nación caribeña y dando a Rusia una salida para sus productos rechazados por Occidente.
El petrolero Aframax Suvorovsky Prospect, con bandera de Liberia, llegó al puerto cubano de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana, con unos 700.000 barriles de fuel oil, cargados en el puerto ruso de Ust-Luga.
El cargamento tiene un valor de unos 70 millones de dólares a precios de mercado.
El buque es propiedad de una unidad del principal conglomerado naviero ruso Sovcomflot, según la base de datos marítima Equasis. Sovcomflot está bajo sanciones británicas, canadienses y estadounidenses, y ha perdido el seguro de las empresas occidentales para su flota. Estados Unidos y Canadá impusieron sanciones al petróleo y el combustible rusos por su invasión militar a Ucrania, mientras que Europa y el Reino Unido avanzan hacia un embargo a fin de año sobre las importaciones del crudo ruso.
Cuba, que depende de Venezuela como principal fuente de importaciones de energía, se ha visto obligada a realizar costosas compras puntuales de combustible mientras su aliado político lucha por satisfacer su propia demanda interna.
Algunos cargamentos han llegado desde Rusia, lo que convierte a la nación en uno de los mayores importadores de combustible ruso de América Latina este año, según datos del seguimiento de las embarcaciones.
Venezuela ha enviado a Cuba unos 56.610 barriles por día (bpd) de crudo, gasolina, diésel, turbosina y fuel oil en lo que va del año, levemente por debajo de los niveles de 2021, según documentos y datos de la estatal pretrolera PDVSA.
En las últimas semanas los cubanos están viviendo grandes apagones, que generaron tanta crispación en la población, que el dictador Miguel Díaz-Canel debió salir a explicar la situación en la televisión e inició un recorrido por las principales termoeléctricas. El año pasado estos cortes de luz fueron una de las causas de unas inusuales revueltas populares.
Según los expertos, el problema está lejos de resolverse pues requiere de una recapitalización y modernización radical de las vulnerables termoeléctricas, algo impensable en el actual contexto de crisis.
La situación eleva la tensión por lo que el régimen cubano desplegó miles de policías y agentes de civil por todo el país por temor a que se repita una revuelta como la que ocurrió el 11 de julio del año pasado. Ese día, sucedió lo que parecía imposible en una isla controlada férreamente por el aparato represivo de la dictadura: miles de cubanos salieron espontáneamente a reclamar por un costo de vida ya insostenible, además de la constante persecución política a todo aquel que disienta contra el modelo comunista implementado por los Castro desde hace más de 60 años y la carencia de libertades individuales de las personas. Comenzó de a poco. Pero, de pronto, estalló.
El reporte Un año sin justicia: patrones de violencia estatal contra manifestantes del 11J, hecho por las oenegés Cubalex y Justicia 11J, refleja que en total fueron arrestadas 1.484 personas, de las que 701, con edades comprendidas entre los 12 y 68 años, aún permanecen entre rejas.
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